Por Gustavo Munckel
En 15 [cuentos reunidos] (Editorial El Cuervo, 2021), Rodrigo Hasbún presenta una selección de relatos que toma de sus libros Cinco (2006), Los días más felices (2011) y Cuatro (2014), además de otros que no se habían incluido hasta ahora en un libro.
Es una antología personal que reúne quince años de trabajo de escritura minuciosa. Quince años en los que Hasbún se ha convertido, por mérito propio, en un autor de renombre en la literatura no sólo boliviana, sino también hispanoamericana. Quince años en los que su obra se ha traducido a más de diez idiomas e incluso se ha llevado al cine. Quince años en los que, además, algunos de sus personajes entran y salen de sus libros.
Porque Hasbún pertenece a esa tradición de escritores que, cada cierto tiempo, revisitan a los personajes y los lugares con los que construyen su ficción. Una tradición que incluye a autores como J. D. Salinger, Juan Carlos Onetti y Roberto Bolaño, por citar algunos nombres con una obra afín a la suya.
En algunos de estos cuentos, Hasbún se pregunta qué fue de esos personajes, en qué se convirtieron con el tiempo o cómo fueron antes de los sucesos que los marcaron para siempre. Es por eso que, cada tanto, vuelve a escribir sobre algunos de ellos. Nos muestra “lo que serán y dejarán de ser, lo que querrán ser y nunca serán. El futuro que quizá sea un poco cruel y despiadado con algunos”. Nos los muestra solos o reunidos, e incluso nos los muestra desde la perspectiva de sus amigos, parejas o familias.
En estos cuentos encontramos (o reencontramos) a Ladislao y Julián, entre otros personajes que también aparecen en su novela Los años invisibles (2019). Los vemos antes y después del tiempo de ese libro. Los vemos en más historias y desde diferentes puntos de vista que enriquecen su lectura. Porque leer un libro de Hasbún, entre otras cosas, ofrece esa posibilidad: la de ahondar en el universo que ha creado a lo largo de los años.
Pero más allá de esto, 15 [cuentos reunidos] también permite descubrir las temáticas por las que Hasbún se ha interesado en esos quince años. La amistad y el amor en la juventud, con sus traiciones y sus lealtades. El despertar de la sexualidad, que muchas veces deja heridas que perduran en el tiempo. Las distancias y los afectos al interior de la familia. Las migraciones y los mecanismos internos de una clase social específica. La memoria y la escritura como tal, pero también los modos en que estas se relacionan.
Con una prosa austera pero luminosa, y siempre atenta a las voces de su entorno, Hasbún trabaja la intimidad y la intensidad. Con un par de frases puede cambiarle de sentido a una historia: lo que podría haber sido una situación cotidiana de pronto tiene otro peso y adquiere un tono melancólico. Y con la misma destreza es capaz de crear una escena de felicidad memorable y sencilla, como un paréntesis que rescata a sus personajes de sus heridas por un momento, como un lugar al que volver para refugiarse en el recuerdo.
En ese sentido, 15 [cuentos reunidos] es una excelente introducción a su obra y, al mismo tiempo, una buena excusa para releer sus cuentos, para descubrir los hilos que unen esa constelación de personajes y memorias que Hasbún arma con tanta sensibilidad y paciencia.