Por Lupe Cajias
“Gesta Bárbara” es -un siglo después de sus primeras manifestaciones en Potosí- un movimiento cultural boliviano con alcance regional, único, irrepetible e inimitable, lastimosamente sin herederos y poco (re) conocido por las nuevas generaciones de artistas y periodistas.
Mariano Baptista y Luis Urquieta han reunido en más de 400 páginas un resumen ilustrativo de lo que fue esta iniciativa; sus principales actores y también aquellos que pasaron más raudos, combinando distintas generaciones y procedencias; su alcance artístico al abarcar narrativa, poesía, ensayo, periodismo, declamación, teatro, música, artes plásticas, escultura; su difusión nacional en el origen potosino, La Paz, Cochabamba, Sucre, Tupiza, Oruro, Tarija, Colombia, Europa.
El objetivo principal de este inmenso esfuerzo que abarca medio siglo de actividad cultural boliviana es presentar los datos de lo que fue Gesta Bárbara desde su concepción en 1918 hasta la muerte de Gustavo Medinaceli en 1957.
No analiza las expresiones de los miembros del movimiento, ni juzga sus biografías, sus decisiones. Presentar una colección que ha supuesto muchos años reunirla. Será el libro imprescindible para quienes en el futuro quieran publicar algún aspecto sobre Gesta Bárbara en su primera y segunda generación y en la corta tercera experiencia.
El libro que este 19 de julio se presentó en La Paz permite encontrar algunos rasgos propios de los “bárbaros”. Casi todos los escritores y poetas estaban relacionados con un periódico (de distintas orientaciones ideológicas), una revista, una publicación cultural, aspecto que en el nuevo siglo parece imposible.
De esas redacciones, sin duda la de Última Hora fue la más amable, cobijando a los bohemios desde las horas vespertinas, un día tras otro, convidando los primeros té con té de la jornada, auspiciando la tertulia en medio del humo del tabaco, las risas y las lágrimas.
Otro asunto que es difícil de imaginar en estas épocas de estropicio es la relación de los rebeldes con el Estado, sea el Ministerio de Educación, secretarías culturales, alcaldías, teatros municipales, universidades públicas. Los “bárbaros” contaron con el apoyo de autoridades sin tener que renunciar a sus protestas, a sus expresiones, a sus “gestos”. Al contrario, conseguían auspicios y aplausos.
Es también una constante la relación de los de Gesta Bárbara con otros grupos culturales, de forma fluida y natural. Desde sus orígenes potosinos tuvo el acierto de acumular y no de dividir. Los primeros “bárbaros” tenían experiencia en otros movimientos literarios o culturales y eran admiradores de anteriores escritores, de ahí el apodo “bárbara” en recuerdo a Castalia Bárbara de Ricardo Jaimes Freire. Así también sucedió en otras ciudades, como evidencian los testimonios reunidos en el libro.
Es muy ilustrativo el caso de Tupiza, donde coincidieron fundadores de Gesta Bárbara en la capital chicheña con quienes eran activos actores o apoyo del elenco teatral Nuevos Horizontes, como los hermanos Barrientos o las hermanas Cristina y Berta Cruz, quien se enamoró de un activo “bárbaro”, Jacobo Libermann.
También es notable la relación de los maestros con el movimiento de los “bárbaros”. Destaca María Gutiérrez de Medinaceli, una de las pioneras profesoras tituladas, la anfitriona de la primera generación y madre del gestor de la segunda generación, Gustavo. O Hugo Molina Viaña, que aprovechaba sus recorridos de maestro para alentar nuevos frutos de “Gesta” en las provincias. O Guido Villagómez en Sucre. Es una larga lista.
Acá hago un alto para destacar la influencia del profesor y poeta tarijeño Oscar Alfaro. Hace tres años, experimentamos una extraordinaria experiencia en la escuela Ecuador bajo el proyecto dirigido por la cineasta Raquel Romero: “Manifestaciones infantiles y juveniles en la escuela y en la plaza. Jornadas de lectura y creatividad, conociendo a Gesta Bárbara”. La dirección de esa escuela fiscal organizó trabajos y ferias para que todos los cursos presenten trabajos sobre los “bárbaros”, desde los de prekínder dibujando a los pájaros revolucionarios de Alfaro hasta los bachilleres impresionados por el surrealismo.
Algunos poetas, como Jaime Saenz eran amigos y admiradores de Gesta Bárbara, pero preferían mantener su individualidad.
Otros escritores dejaron la pluma, como Gonzalo Silva Sanjinés, uno de los principales miembros de la segunda generación, amigo de los “bárbaros” desde la adolescencia, redactor en Ultima Hora, melómano y amante de la naturaleza, como la mayoría de los poetas. Aunque recibió varios premios, dejó de publicar y destruyó parte de su creación por una gran autoexigencia. La autocensura era notable entre los de Gesta Bárbara para buscar la perfección.
Finalmente, en este recorrido que podría tener otras postas, pero no da el tiempo, me refiero a la relación de las mujeres con los dos momentos de este movimiento.
La figura central de la primera es María Gutiérrez, cuya biografía muestra su espíritu libre en un ambiente que no la apartó ni la arrinconó. Al contrario, es una maestra reconocida por el Estado y por la sociedad civil; organizó las primeras excursiones de las chicas girl scout, pocos años después de su fundación en Estados Unidos; alentó conmemorar el Día de la Madre, no por una fecha relacionada con la Virgen María como en el resto del continente, sino en homenaje a la mujer boliviana combativa.
Su hijo Gustavo -quien encontró sus papeles y así se animó a organizar la segunda generación- invitó a otras mujeres y no solo a Beatriz Schulze. Entre ellas mi madre, Beatriz de la Vega Rodríguez, joven bachiller del Inglés Católico, en cuya revista había publicado algunos versos y que también trabajaba en Ultima Hora. Por qué no aceptó participar, no lo sé. También era cercano a otras artistas, Carmen Bravo en el baile y Graciela Rodo en la pintura y la música.
En Cochabamba no solo está Cristina Quiroga, sino que aparecen otras mujeres que tocaban piano en las presentaciones de los “bárbaros”. Igual en Oruro, Sucre y sobre todo en Tupiza. También era una mujer la representante de Gesta Bárbara en Madrid. Eran muchachas las que declamaban sus versos en los teatros municipales y en otras veladas. Alcira Cardona en Oruro.
Es más, los dos grandes homenajes públicos que realizaron los “bárbaros” fueron a mujeres, a la poetisa y escultura Yolanda Bedregal, a quien nombraron para siempre “Yolanda de América” y a la escultura Marina Núñez del Prado.
Amantes de la belleza femenina, también nombraran a sus reinas en los famosos Juegos Florales que organizaban. El poeta premiado recibía el toque casi fantasmal de los labios de la hermosa. Enamoradizos, son muchas las anécdotas sobre sus actividades “bárbaras”. Nombro dos de Julio de la Vega. Una vez, en un té dominical, la atractiva anfitriona no le atendía y el poeta incendió su corbata para llamar su atención.
Otra, narrada en el libro, cuando los “bárbaros” difundieron la noticia de su muerte y lo velaron en un ataúd. En el momento acordado, Julio se levantó provocando el desmayo de la amada que había sido indiferente.
Varios de los miembros de la primera y segunda generación fallecieron jóvenes. Aunque muchas veces, esa partida estaba relacionada con alguna enfermedad de pobreza o con el alcoholismo y la vida bohemia, Jaime Saenz afirmaba que era por tristeza, por ser parte de un mundo que no comprendía su sensibilidad. No era por “malditos”, era por “melancólicos”, como describe a Mario Guzmán Aspiazu.
La segunda generación fue afectada por dos acontecimientos: la Revolución de 1952 y la participación política de algunos de los “bárbaros”; y la temprana muerte del alma del movimiento, Gustavo Medinaceli Gutiérrez, a sus 33 años.
Así lo reconocen varios de los “bárbaros” que escribieron recuerdos años más tarde y que el libro reproduce. Raúl Alcázar califica de “testamento” un poema que Medinaceli publicó en 1949: Hasta luego, que resumo:
Buzos de Gesta Bárbara/ hasta luego/ en el sur me espera un sueño/ lleno de niños traviesos/ donde olvidaste Julio de la Vega/ la Rosa que encontraste en mi poder/ un caracol te habita somnoliento/ Óscar Alfaro/ dame la hora, ¿quieres? (…)
Ha clausurado su tempestad el mar/ y tú marea/ marea y torbellino.
Hasta luego/ nombre propio de todas las mujeres/ el hijo de tu insomnio está de pie/ y las adolescentes brujas han huido. Dios te salve María en cada sábado/ y en cada dominical angustia/ en la que todos los hombres/ pierden la fe/ como un pañuelo/ … Me voy amigos/ hasta luego.
Fuente: Letra Siete