09/03/2021 por Sergio León

Decapitados

Por Álvaro Vásquez

Me pasó algo extraño con el libro “Los decapitados”, de Iván Gutiérrez. Lo tengo desde el día de su presentación — incluso autografiado — en noviembre del 2017, pero lo leí recién en esta última semana.

Hubo algo en la presentación, no recuerdo bien qué, que me impulsó a comprarlo, y ese no-recuerdo fue también el que hizo que el libro viajara muchos kilómetros y pueda finalmente ser leído, casi cuatro años después de su presentación.

Los primeros capítulos me dejaron con la idea de que el autor disfrutó mucho la lectura de los “Detectives salvajes”, de Bolaño. Luego, también pensé que había leído “Hablar con los perros”, de Wilmer Urrelo, mientras terminaba o corregía su novela. Lo más probable es que se solo se trate de absurdas presunciones mías, pero en todo caso, considerando la calidad de los autores citados, lo dicho intenta ser un elogio para “Los decapitados”.

Me gustó la forma en que la novela está escrita. Con cambios de voz narradora y de formatos (no sé si la palabra está bien empleada), intercalando — por ejemplo — entrevistas que aclaran la trama, saltos temporales, y el hecho de tener la música como telón de fondo, así no sea más que como referencia.

Sin embargo, lo que más me gustó del libro, fue descubrir que toda la trama es una referencia a la llamada “generación decapitada” de poetas ecuatorianos, trasladando —a través de la ficción— sus nombres, su vida (y su muerte, en el caso de Arturo Borja) al siglo XXI. Confieso que no había oído antes de esta corriente poética modernista ecuatoriana. Un motivo más de gratitud para con la novela.

Los protagonistas del libro comparten con los poetas ecuatorianos del siglo pasado esa urgencia de vivir, que irónicamente puede, en algún momento, transformarse en desapego por la vida, y que tiene ilustres ejemplos en el campo musical/literario (imposible no recordar al famoso “Club de los 27”). Los miembros de La Generación decapitada ecuatoriana murieron todos entre los 21 y los 38 años, tres de ellos por suicidio.

¿Pretende el argumento de la novela de Gutiérrez sugerir a través de la muerte del Borja ficticio cantante una teoría sobre la muerte del Borja real poeta? No lo sé. No busqué evidencia al respecto, porque en el fondo no importa. Ambos están ya unidos por su nombre, e igualados por su muerte. Como escribía Jorge Manrique: …que a papas, emperadores y prelados, así los trata la muerte, como a los pobres pastores de ganados.

Con esa idea en mente, la de la gran igualadora, y explorando algo sobre la obra de Arturo Borja, encontré estos versos suyos que me parece comparten mucho con la novela de Iván Gutiérrez:

POR EL CAMINO DE LAS QUIMERAS

Fundiendo el oro
de tu belleza con el tesoro
de mi tristeza,
fabricaré yo un cáliz de áurea realeza
en donde, juntos, exprimiremos
el ustorio racimo de los dolores,
en donde, juntos, abrevaremos
nuestros amores…
Será una copa sacra. Labios humanos
no mojarán en ella;
decorarán sus bordes lirios gemelos como tus manos
como tus labios habrá pétalos rojos,
y en su fondo un zafiro que fue una estrella
como tus Ojos. . .
El sortilegio
declinará. La magia de nuestro encanto
tendrá un veneno de sacrilegio;
la última gota
la absorberemos, locos, mezclada en llanto;
la copa rota,
se perderá, camino de las quimeras …
Tú estarás medio muerta. Mi último beso
morirá en tus ojeras,
mi último beso
se alejará, camino de las quimeras…

Quizás todos los besos se alejen camino a las quimeras, no solo los escritos por Borja, ni los que Iván Gutiérrez puso en los labios de Sofía y Felipe. Quizás el mejor beso sea siempre el final.

Leer sobre este grupo modernista ecuatoriano, y algo de su obra, fue un interesante contrapunteo a la lectura de la novela de Iván Gutiérrez.

Buena novela, lectura recomendada. En la contratapa del libro se menciona que es parte de una trilogía. Lectura pendiente, desde ya, de los otros dos.

Fuente: medium.com/