Por Javier Claure C.
Foto: Presentación del poemario Preámbulos y ausencias de Javier Claure C. Casa del Poeta, Cochabamba 2004. De izquierda a derecha: Javier Claure, Gaby Vallejo y Guillermo Razo
El mundo literario boliviano, una vez más, se viste de luto ante la triste noticia del fallecimiento de una de las plumas más destacadas de Bolivia y una figura prominente en la escena literaria internacional. El sábado 20 de enero murió la escritora, Gaby Vallejo Canedo, a la edad de 82 años, en la ciudad de Cochabamba (Bolivia).
Estudió literatura en la Normal Católica de Cochabamba y Ciencias de la Educación en la Universidad Mayor de San Simón. Hizo una pasantía en Literatura Infantil en la Internationale Judengbibliotek de Múnich (Alemania). Realizó una especialidad en Literatura Hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá (Colombia). Fue reconocida como Embajadora Universal de la Cultura por la Unesco, recibió el título de Doctora Honoris Causa por la Universidad Mayor de San Simón y fue miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua. Fue profesora de Lenguaje y Literatura en la Normal Católica de Cochabamba, docente de la Universidad Mayor de San Simón, encargada del Centro de Documentación de Literatura Infantil del Centro Portales (Fundación Patiño), fundadora de la Biblioteca Thuruchapitas para niños y jóvenes en donde se fomenta la lectura. Ganó una infinidad de premios como, por ejemplo, el Premio Gabriela Mistral 2022. Vallejo Canedo escribió más de 40 obras entre ensayos, novelas, cuentos infantiles, textos pedagógicos y otros. Sus dos primeras novelas «Los vulnerables (1973)» e «Hijo de opa (1977)» le lanzaron a la fama. «Hijo de opa» fue llevada a la pantalla por el director ítalo-boliviano, Paolo Agazzi, con el nombre de «Los hermanos Cartagena».
En una entrevista otorgada al periódico paceño Página Siete en octubre de 2020, dijo entre otras cosas: «De niña he tenido muchas experiencias, he sido protagonista de algunas situaciones raras y fuertes. Por ejemplo, recuerdo cuando vi salir del medio de los maizales a cientos de campesinos, armados con palos y fusiles, que entraban a las casas y destrozaban todo; tenían odio a los patrones que les habían hecho daño. Esa sensación de sorpresa y de miedo fue tan grande que me produjo una huella espiritual para descubrir cuánta violencia puede ejercer el ser humano una vez que tiene rencor. Todo aquello golpea y más a una niña que está absorbiendo lo que pasa y que, cuando tiene la decisión de escribir, transforma toda esa sensación en un cuento o en una novela. He sido muy fiel a mi espíritu y a mi experiencia, a lo que he sentido durante mi vida entera: la rebelión campesina, las dictaduras militares, la presencia del Che Guevara y las guerrillas. No es que escribiera en ese momento precisamente, pero mi alma estaba escribiendo lo que iba a ser después mi obra literaria»
Sin lugar a dudas los momentos que vivió Gaby Vallejo desde cuando era tan solo una niña, marcaron profundamente su universo interior. Por lo descrito arriba, da la impresión que su sensibilidad se forjó a partir de una serie de experiencias y eventos históricos durante su infancia y su vida adulta. Sus denuncias contra las injusticias sociales y su compromiso por la defensa de los Derechos Humanos pueden entenderse en el contexto de su entorno sociocultural y las circunstancias políticas que vivió en Bolivia. La autora, conocida por su profundidad temática, se convirtió en un faro literario para generaciones de lectores por su capacidad para explorar las complejidades del alma humana y, sobre todo, la realidad boliviana. La presencia de la guerrilla y la figura del Che Guevara, en Bolivia, como símbolo de la lucha revolucionaria probablemente resonaron con la sensibilidad de Vallejo Canedo, y reforzaron su compromiso con las causas sociales. Por eso, precisó temas relevantes y urgentes en la sociedad contemporánea.
En algunos de sus escritos pone en tela de juicio el desafuero y las desigualdades que afectan a los más vulnerables de la sociedad, pero al mismo tiempo ofrece una mirada humanista para superar las adversidades de la vida. Cabe destacar que fue una escritora muy valiente que se enfrentó, mediante sus dos primeras novelas citadas anteriormente, a la dictadura del general Hugo Banzer Suárez, Gobierno de facto de extrema derecha que duró hasta 1978. En esas novelas exploró las consecuencias devastadoras de la represión política y la violencia institucionalizada en la sociedad boliviana por parte de la dictadura militar. A través de personajes y situaciones, mostró cómo las dictaduras afectaban especialmente a los más vulnerables y marginados, resaltando así la importancia de la empatía y la solidaridad en tiempos de opresión.
Por esas cosas buenas que tiene la vida, he tenido el honor de conocer a Gaby Vallejo Canedo. El año 2004 presenté mi poemario «Preámbulos y ausencias» en varias ciudades de Bolivia. En Cochabamba lo hice en la Casa del Poeta. Me presentó el escritor mexicano Guillermo Razo, y Gaby Vallejo fue la maestra de ceremonias. Desde entonces se convirtió en una amiga e hizo comentarios sobre mi poesía. Cada que viajaba a Bolivia, la buscaba y casi siempre terminamos en una cafetería en donde me contaba de sus proyectos literarios. Por cierto, me invitó a una velada literaria en la Biblioteca Thuruchapitas en donde adolescentes leyeron poemas y cuentos. Es justamente Gaby Vallejo Canedo, la que escribió el prólogo de mi próximo poemario que saldrá a luz este año. A decir verdad, es un verdadero orgullo contar con las palabras de una escritora tan destacada en las letras bolivianas.
Desde la distancia solíamos comunicarnos mediante correo electrónico, pero también por WhatsApp. El viernes 8 de diciembre del año pasado le envié un mensaje a su teléfono y me contestó: «Llegas en un día infausto para la literatura boliviana. Ha muerto Adolfo Cáceres Romero». La notificación repentina del deceso de Gaby Vallejo llegó a mi teléfono móvil el día 20 de enero a las 11 de la mañana. Su partida generó, en mi persona, una mezcla de emociones como tristeza, sorpresa y reflexión sobre su obra. Me negaba aceptar su viaje eterno. Habíamos hablado por teléfono antes de Navidad.
En fin, en el ir y venir de la existencia, la vida se presenta como un fugaz destello, una melodía efímera que nos acaricia el alma antes de desaparecer en la vastedad del universo. Y así, en medio de este trajinar, nos sorprende la partida de una querida escritora, como Gaby Vallejo Canedo, cuya pluma ha tejido hilos de emoción y reflexión en los corazones de muchas personas. Hoy nos toca despedirnos de ella con el dolor de la pérdida, pero también con la gratitud de sus escritos porque en cada página que escribió, dejó un pedacito de su alma, un reflejo de su sensibilidad y humanidad. A través de sus relatos, ha explorado los rincones más profundos del ser humano, y en cada línea encontramos una chispa de verdad y belleza que nos recuerda la fragilidad y la grandeza de la vida.
Hasta siempre estimada Gaby. Gloria y paz en tu tumba.
Fuente: Ecdótica