06/12/2012 por Marcelo Paz Soldan
Sobre La región prohibida de Fabiola Morales

Sobre La región prohibida de Fabiola Morales


*El autor del artículo, escritor de poesía y prosa, ganador de premios literarios nacionales e internacionales, leyó este texto en la presentación de La región prohibida, libro presentado por Fabiola Morales en Santa Cruz en el marco de la XIII Feria Internacional del Libro, el pasado 3 de junio.
La región prohibida se presenta en Cochabamba el día de mañana, miércoles 13 de junio a las 20:00 horas, en el Hotel Cochabamba, con una introducción a cargo de Cecilia Romero.

Sobre La región prohibida de Fabiola Morales
Por: Homero Carvalho Oliva*

Los cuentos de Fabiola Morales, narradora boliviana que cursa una maestría en creación literaria en España, reunidos en el libro La región prohibida, publicado por la editorial Nuevo Milenio que, por cierto, desde su nacimiento nos ha sorprendido por la calidad literaria con la que elige a sus autores, nos hacen sentir cierta nostálgica y dolorosa atmósfera cotidiana, que nos obliga a pensar en nuestras propias vidas. Se trata de historias de encuentros y desencuentros, de amores y desamores, de odios y de infidelidades, en las que siempre están presentes la familia, el padre, la madre, los hermanos y, por supuesto, los amigos y los vecinos.
Además de los hechos que nos va contando la autora nos va dando las claves de su narrativa en cada uno de los ocho cuentos que integran el libro, nos hace saber de sus preferencias literarias y de las obsesiones propias de cada autor. En el cuento Orejas de liebre, por ejemplo nos da un magnífico ejemplo de lo que puede ser la traslación mimética del autor en sus narraciones cuando le hace decir a uno de sus personajes que “Gabriel García Márquez es otro caso curioso de hipocondría. Todos los años, al llegar la primavera, se llenaba de golondrinos. En Cien Años de Soledad, se los atribuyó a uno de sus personajes, Aureliano Buendía, y a él no le volvieron a salirle”.
En Avenida oeste 348, descubre de manera perversamente sincera lo que es para algunos el oficio de poeta: “Una vez tuve un novio que quería ser poeta, decía que leía a Baudelaire, a Rimbaud, a Paul Verlaine, a Prevert, a Valéry. Pero en realidad lo suyo era ser caco. No le escuché recitar un poema ni una sola vez. Lo que él hacía, básicamente, era robar por encargo en las librerías, libros o revistas que le encargaban los verdaderos poetas, esos que pululan por las calles, famélicos y envueltos en una nube de nicotina, y que, a la hora de la verdad, necesitan que alguien les haga el trabajo sucio, porque en el fondo siguen siendo hijitos de papá; siempre han sido hijitos de papá”, dice el personaje femenino, una extraña mendiga.
En otro párrafo podemos extrapolar a un lector anónimo: “En este mundo hay gente inocente, gente realmente crédula a la que no le importa sentarse un rato, cerrar los ojos y simplemente escuchar”, párrafo que yo también lo entiendo como abrir los ojos y simplemente leer.
Me harás una calaca, es un cuento construido con diferentes voces, hasta puedo afirmar que se trata de una novela corta.
Si en los anteriores cuentos juega con referencias literarias, nombrando a autores diversos, tanto de Latinoamérica como de Europa, en el cuento A dos pasos del infierno estas referencias se amplían: “La noche en que murió Benedetti, se quedaron en la sala; hablo de que decidieron dejar la habitación y la cama para después. O sea que abrieron una botella de vino y estuvieron leyéndose poemas mutuamente durante unas horas. En la mesa chata y oscura, habían dejado abiertos libros de Oliverio Girondo, de Juan Gelman, de Alejandra Pizarnik y un panfleto ajado en el que se habían publicado algunos poemas de Alfonsina Storni”, cuenta Fabiola y uno no puede menos que recordar los textos que de esos autores que algunas vez leímos y que hemos guardado como un remedio para la melancolía.
Hay dos elementos recurrentes en los cuentos de Fabiola, el padre y la madre y los protagonistas están siempre yéndose de la casa, alejándose de la familia. Tal como acaba el cuento La región prohibida que da título al libro: “Ni bien salgo de aquella casa, me encuentro a la chica con la que vive mi padre, fumando un cigarrillo en el jardín. Verla me remite a Mariela, a mi propia casa y a la felicidad presente y tal vez un poco sin futuro que me espera cuando regrese allí. Entonces le sonrío y casi sin detenerme, le hago aquel gesto con la mano que quiere decir: adiós”. En este mismo cuento hay un párrafo que puedo usar para describir la narrativa de Morales: “Antes de marcharnos el abuelo José, que en los últimos años se había aficionado a la fotografía, tomó una polaroid de la nueva familia”; los cuentos de Fabiola son una sucesión de instantáneas de ciertas regiones que nos está prohibido traspasar porque no queremos ni ver ni sentir el dolor, ni la soledad de otros ni muchos menos nuestro dolor, ni nuestra soledad.
Yo he querido hablarle de estos detalles porque lo otro sería contarles los cuentos y para eso tienen que leer este libro, con el que se estrena Fabiola en este difícil mundo de las letras bolivianas. Después de haberlo leído coincido, como lo hace Marcelo con su hermano Edmundo Paz Soldán cuando afirma que “La región prohibida nos descubre a una magnífica narradora. Fabiola Morales es una de las grandes novedades de la literatura boliviana contemporánea y se suma de manera muy natural a las voces más consolidadas de las nuevas generaciones”. Fabiola ya está aquí y sus palabras le abrirán el camino.
Una nueva narradora ha llegado al pueblo y hay que prestar atención a los libros que vendrán.
Fuente: Ecdótica