08/20/2012 por Marcelo Paz Soldan
Sebastián Antezana: “no apologizo el pasado”

Sebastián Antezana: “no apologizo el pasado”


Entrevista a Sebastián Antezana
Por: Mijail Miranda Zapata

Presentamos la primera parte de la entrevista realizada a uno de los participantes del VII Encuentro de Escritores Iberoamericanos.
Sebastián Antezana es el escritor más joven en hacerse con el Premio Nacional de Novela Alfaguara en 2008 con La toma del manuscrito. Además, hasta hace algunos meses, fue editor de este suplemento, es columnista habitual del periódico digital Oxígeno y recientemente sacó a la luz la segunda edición de su última novela El amor según, constituyéndose así en uno de los referentes más visibles de nuestra literatura en la actualidad. Ya sea desde la crítica o la escritura de ficción, el aporte de Antezana es indiscutible. Recientemente participó del VII Encuentro de Escritores Iberoamericanos, auspiciado por el Centro Simón I. Patiño de la capital cochabambina. En esta ciudad, el escritor nacido en México conversó con nosotros.
La temática del Encuentro en que participó era sobre sexo, amor y violencia. ¿Se puede afirmar que estos dos últimos conceptos se sintetizan en el primero, de la misma manera que lo harían en el lenguaje?
En realidad, cualquiera de las tres se reúnen con el lenguaje, como cualquiera de las tres se mezclan con las demás. Son estas cinco o seis parcelas en las que está dividido el mundo. Son estas cinco grandes preocupaciones dentro de las que entra todo. Decía Marcos Giralt Torrente, en una de las conferencias, que cuando lo invitaron al Encuentro le parecía muy tendencioso el hecho de que se llame “La literatura entre el amor, el sexo y la violencia”. Porque, si bien éstos son los grandes temas, si uno se da cuenta, decía él, son también muy de la lógica con la que funciona Hollywood, tendencias muy manidas. Son temas muy amplios de los que uno puede desconfiar fácilmente. Pero, al mismo tiempo, ahí hay gran riqueza y grandes cosas. Por supuesto, el lenguaje los ha tratado de muy diversas formas y con diversos resultados. Son estas temáticas que hay que manejar un poco con pinzas, porque puedes irte muy rápido por la tangente y acabar en cualquier otro lado o encontrar alguna cosa interesante. Entonces es saber cómo moverse, ya sea como escritor o lector.
Decía usted que éstas son las grandes parcelas por las que se mueve la humanidad. Por tanto, es obvio afirmar que lo fueron desde siempre. Quizás por eso se haya observado cierta recurrencia por retomar a los grandes poemas épicos. Al menos eso pudo oírse en las ponencias de Ferrufino, Arnal, incluso en la suya. Pero, usted lo planteó como una necesidad, es más, cerró su intervención diciendo que Bolaño y Joyce eran contemporáneos de Homero.
Desde cierta perspectiva. Obviamente no quiero hacer una apología del pasado, ni necesariamente tengo una actitud nostálgica frente a la literatura. No es en absoluto el caso. Simplemente decía que, como éstos son algunos de los grandes temas de los que está hecha la vida, las actitudes nuestras hacia estos centros neurálgicos de lo humano no han cambiado demasiado en todo este tiempo, desde el inicio de la literatura o de la cultura como sistema organizado de prácticas sociales. En ese sentido, pienso que uno puede reaccionar en temáticas de sexualidad o de violencia con las mismas actitudes, o similares, que hubiera tenido hace veinte siglos.
Yendo en la misma dirección. ¿Cuáles son las actitudes con las que reacciona usted, dentro sus obras, frente a estas temáticas?
¿Si tengo que tomarlos como temas literarios? No sé. Tengo solamente dos novelas hasta ahora. La violencia es relativamente importante en una. La sexualidad y el amor son bastante importantes en la otra. No sé si tengo una preeminencia de una de las tres sobre las demás en mis libros en conjunto. En realidad mi obra es incipiente, por lo menos es lo que quiero creer, y no tengo caminos definidos. Me interesan, por supuesto, en diferentes grados como escritor. No sé necesariamente hacia dónde apuntará mi escritura futura respecto a estos temas pero son fuentes inagotables de las que uno bebe enormes cantidades de conocimiento, tanto como escritor y como lector.
Veo necesario realizar una puntualización sobre la “apología del pasado” que se mencionó antes. Sus novelas están muy ligadas a la fotografía y ésta es, en alguna medida, nostalgia, memoria, un retorno al pasado. ¿No es ésta una actitud nostálgica en su escritura?
Sí, la fotografía es nostalgia, pero también es el eterno presente. Es algo curioso, porque ahí se conjugan sin ambigüedad dos tiempos simultáneamente. El pasado y el presente. Eso es algo que me interesa de la fotografía, su capacidad de ser dos cosas al mismo tiempo, de proyectarse en dos direcciones a la vez y su capacidad de conjugar, en términos narrativos, el lenguaje en dos tiempos. En ese sentido, me interesa más como figura metafórica que como hecho fotográfico en sí. O sea, yo no necesariamente sé mucho de fotografía, ni es una de mis grandes aficiones. Pero como figura, sobre todo narrativa, me parece interesante. Quizás he cometido un abuso al tocarla en las dos novelas que tengo. No creo que vaya a usarla en una tercera, o en los libros que vengan. Pero ha sido una especie de muleta, de apoyo.
Siendo que sus novelas se desarrollan en contextos narrativos distintos, incluso opuestos, ¿cómo se propicia el uso de la misma metáfora en ambas?
La primera novela la escribí durante un tiempo en el que yo tenía ciertas lecturas y preocupaciones literarias recurrentes. Ayer [día de su ponencia en el Encuentro] usé la palabra “pretenciosa” para referirme a ella. Y creo que, en realidad, lo que quise decir es que tenía una ambición bastante grande, quizás desmedida en algún sentido. Eso se tradujo en una narrativa grandilocuente, por lo menos en un sentido formal. Por supuesto, me di cuenta de eso. Entonces lo primero que quise, inmediatamente, fue alejarme de eso y probé con este otro ritmo, esta otra frecuencia narrativa. Y me salió eso, una novela breve, concisa, cerrada, incluso claustrofóbica, íntima (que es una especie de mala palabra en lo que refiere la literatura boliviana contemporánea, pero es válida). Por tanto, fue una reacción frente a la primera novela. Imagino que la tercera lo será frente a la segunda y la primera, qué se yo. Lo que intento es no ser un escritor de una sola línea. Por eso fue que visité estos dos polos tan opuestos.
Fuente: Fondo Negro