12/07/2021 por Marcelo Paz Soldan

Reseña de Allá afuera hay monstruos

Allá afuera hay monstruos
Por Cecilia Velasco

El narrador boliviano logra plasmar una alegoría de la pandemia de la covid, en la que hay poco que pedir a la imaginación para lograr las conexiones entre la ficción y la angustiante realidad que la humanidad vivió desde marzo de 2020. Este distópico relato tiene cierta familiaridad con Cartucho, de la mexicana Nellie Campobello, una serie de estampas crudas y líricas sobre la Revolución mexicana. Paz Soldán reconoce esta huella, evidenciada, por ejemplo, en la elección de la voz narrativa de una adolescente, cuya mirada, al mismo tiempo inocente y ávida, describe y cuenta lo que ve sin demasiados juicios de valor ni eufemismos. La muchacha es hija de una enfermera y su hermano padece una enfermedad mental. El contexto nos recuerda a Bolivia, con sus revueltas políticas, ancestrales problemas regionales y étnicos, crisis en los servicios de salud. Pero podría tratarse de cualquier otro Estado fallido: un presidente inepto en el poder, una opositora indignada y sus huestes, un alucinado y profético líder comunitario se enfrentan a sangre y fuego en regiones urbanas y rurales, donde siguen cayendo los muertos atacados por “el bicho”. Los cadáveres se apilan y el personal de salud no recibe la protección necesaria, se ocultan las cifras. Miedo y luto campean. El terror y las pesadillas son experimentados por personajes verosímiles y redondos.
No faltan las mascotas ni los pájaros, la selva y el bosque, como para recordarnos que todos, también monstruos y bichos, somos una minúscula molécula en el misterio de la vida y la muerte. Y que las luchas políticas hoy son más utópicas que de costumbre.

Fuente: Revista Mundo