10/24/2019 por Marcelo Paz Soldan
Las tres protagonistas de la novela He de morir de cosas así, son personas totalmente distintas.

Las tres protagonistas de la novela He de morir de cosas así, son personas totalmente distintas.


Entrevista a Eduardo Scott-Moreno: “Las tres protagonistas de la novela He de morir de cosas así, son personas totalmente distintas”
Por: Marcelo Paz Soldán y Cecilia Romero

Eduardo Scott-Moreno nació en Cochabamba en 1955 y ha ganado dos veces el Premio Nacional de Novela. El 2004 con La doncella del Barón Cementerio (Nuevo Milenio, 2016) y el 2009 con He de Morir de cosas así (Nuevo Milenio, 2019). Sus libros de cuentos son: El círculo de los iniciados (1994), Con los ojos abiertos (Plural, 2000), El despertar de la Medusa (Gente Común, 2008). Ha publicado también: Abracadabra. Escritos para cronopios ((2010), Apuntes Agnósticos. Fe, Dogma y Razón (2014) y Las tentaciones de San Antonio (2017). Esta entrevista es a propósito de la presentación de su novela He de Morir de cosas así que se presentará en la sala de la Biblioteca de Centro pedagógico y cultural Simón I. Patiño el 12 de noviembre de 2019.
¿Por qué He de morir de cosas así tomo como escenario Nueva York?
Nueva York es una amalgama de personas, de razas, de ideas, de arte y de un liberalismo que es difícil encontrar en otras ciudades; difícil o imposible. Esa es la idea de la que parto: las tres protagonistas de la novela He de morir de cosas así, son personas totalmente distintas. Marion es hija de un profesor de literatura inglesa y pertenece a un estamento social y económico elevado; es abogada exitosa en un bufet de abogados importante, finalmente es conservadora en el tema sexual y atraviesa por una crisis depresiva debido a la muerte de su único hijo, Aiol. Michelle, en cambio, es de hija de padres de origen irlandés, conservadores y católicos; tiene un hermano sacerdote, pero es lesbiana y milita activamente por los derechos de la mujer. Su madre ha muerto y su padre la ha expulsado del hogar debido a su preferencia sexual; es editora de una revista y está muy presionada por la cantidad de trabajo que tiene. Y Adriana, hija de padres cubanos de extrema derecha que militan activamente en el lobby cubano y en el partido Republicano; es una abogada bisexual y compañera de Michelle, pero también se siente atraída por Marion, quien es su jefa en el bufet de abogados. Creo que así se comprende que un escenario como Nueva York era el más apropiado; también por las playas de Long Island donde las tres pasan juntas un fin de semana.
¿Porqué es una novela de tantos escenarios?
Son necesarios, pues existe una relación entre las conversaciones, los recuerdos y los sucesos que viven las protagonistas con los ambientes en los cuales se realiza. También verás que los estados psicológicos por los que atraviesan son muy variados: alegría, rencor, pena, depresión y exaltación sexual. Felicidad y tristeza, todo eso nos hace como personas, a nosotros y a ellas, las tres mujeres de la novela.
¿Está narrado en un lenguaje visual, cinematográfico?
Para mí el lenguaje nos describe en la palabra, en el pensamiento y en la imagen. Somos seres que “vemos” en la imaginación, y que recreamos, en ocasiones, imágenes sin palabras.
¿Cómo se puede desarrollar la relación entre tres mujeres. Hubieran tenido una posibilidad de continuar juntas, suponiendo que hay una secuela de la obra?
Me haces pensar en que sí, en que podría haber una secuela de la novela. Cierto que eso es de este momento, y creo que excede mis capacidades actuales de trabajo.
¿Cuál es tu percepción en torno al lesbianismo?
Mi posición respecto a las relaciones homosexuales es liberal; es decir, el sexo consentido entre mayores de edad puede ser realizado dentro de prácticas que sean aceptadas por ambas partes, y que no acarreen daño físico ni psicológico. Hay que recordar que las relaciones lésbicas datan de hace miles de años (igual que las relaciones entre hombres), tanto que la palabra tiene origen griego y viene de Lesbos. Lo que existe es una ignorancia sobre estos asuntos al pensar que la homosexualidad es un “invento” reciente; también hay que considerar que existe una carga religiosa que data de tiempo que ve estas relaciones como algo malo, o perverso, peligroso para la civilización “establecida”.

¿Cómo puede mediar lo intelectual con el cuerpo, cuál es la relación, si existe?
Por supuesto que existe. Todas las culturas han pensado, imaginado y practicado el sexo de una manera sacramental, genésica y de renovación, también de una manera lúdica. El monoteísmo hebreo es, con seguridad, el principal generador de la visión del sexo como pecado, como carga escatológica prohibida que acarrea consecuencias espantosas. Largo sería el enumerar las razones de porqué hace esto, además, pertenecen a otro contexto, pero así fue.
Marion sufre la muerte de su hijo, Aiol, lo que la acompaña a lo largo de He de morir de cosas así. ¿Qué tan importante es este aspecto para el desarrollo de la novela en si?
Hay que leer a Marion. La muerte de Aiol, su hijo, es insuperable para ella, pero encuentra, en la amistad y en el amor, un paliativo para esa pérdida.
¿Se puede pensar que es una novela “solar”? Hay manejos de luces y sombras. ¿Hay alguna relación consciente del uso de la luz en He de morir de cosas así?
El uso de la luz y de las sombras, me parece, es una suerte de reflejo de los estados anímicos por los que todos pasamos. Goethe, antes de morir pidió “luz, más luz”.
¿Cómo ve el autor la presencia de los personajes masculinos y cuál es su importancia? Se hubiera podido prescindir de ellos y hacer una novela en la que todos los personajes sean femeninos?
Los personajes masculinos ocupan, como dijo Silvio Mignano, un lugar “gregario”, pero son necesarios. Michelle está marcada por el rechazo de su padre; Adriana tiene tres hermanos “trogloditas”, como ella dice, pero los hombres atractivos le gustan. Y Marion, que se ha divorciado por las constantes infidelidades de su marido, un millonario, mantiene una relación de amor y afecto con su padre.
Hay, entendemos, la primera traducción al poema “Nacer hombre” de la poetisa cochabambina Adela Zamudio ¿Se puede considerar este poema como un eje articulador de la historia?
Adela Zamudio fue una mujer extraordinaria, no tanto por su obra, sino por su potente visión de los derechos de las mujeres, y porque fue adelantada a su tiempo y a su medio con mucho. Pero el poema es periférico en la novela, aunque creo que la traducción de Marco Peredo es muy buena.
¿Estos personajes aparecen en otras historias del autor? ¿Qué tal difícil fue escribir el final, desprenderse de la historia de las tres mujeres?
Solamente Marion, en mi libro de cuento El círculo de los iniciados, el cuento se llama “Sepulcro blanqueado”. Los personajes de un escritor siempre permanecen con él.
Fuente: Editorial Nuevo Milenio