02/03/2022 por Marcelo Paz Soldan

‘La vía del futuro’: una máquina perfecta para dominar al ser humano

‘La vía del futuro’: una máquina perfecta para dominar al ser humano
Por J. Ernesto Ayala-Dip
De Edmundo Paz Soldán, los lectores españoles pudieron leer varias novelas entre las que yo destacaría cuatro: Palacio Quemado (2007), Iris (2008), Los vivos y los muertos (2009) y Norte (2011). Cada una de esas novelas apelaban a registros narrativos muy distintos y las cuatro daban cuenta de realidades sociales que todos más de las veces hemos visto reflejadas en la prensa: las interioridades morales de una sede de gobierno, la violencia en una comunidad cerrada de jóvenes y el látigo de las fronteras cayendo sobre las espaldas de los emigrantes. Todas estas realidades, la trata el escritor boliviano con la escritura y las estrategias narrativas exactas. Ahora bien, ninguna de estas muy logradas obras hacía pensar que Paz Soldán experimentara (nunca mejor dicho) un cambio de género tan drástico como el que se encontrará el lector en Iris. Si cito esta obra es porque de alguna manera anticipa la naturaleza genérica que ahora aborda en su nuevo libro, La vía del futuro. En Iris, Paz Soldán se adentraba en el género de ciencia ficción de antelación (en la línea que dibujó en obras canónicas el escritor inglés J. G. Ballard), o distopía, como ahora se denomina. En este libro confluían, además de clásicos como el George Wells de La isla del doctor Moreau y, sobre todo, el fundador del ciberpunk, William Gibson.
La vía del futuro es un conjunto de ocho relatos distópicos. Si es cierto que la pieza que presta su título a un libro de cuentos, es la que generalmente impregna de su tono a todo el volumen, el relato ‘La vía del futuro’ cumple esta regla no escrita al milímetro. El inventor del reconocimiento facial digital decide un día crear una religión (o una secta, podríamos también decir) cuyo vértice sería la adoración a la maquinaria cibernética. El proyecto es crear la máquina perfecta, es decir, esa que en el futuro no muy lejano dominara absolutamente al hombre, a la vez que pretender hacerlo feliz. Todo el libro está impregnado de esta ambición. Una especie de proyecto místico en el cual, aparte de la locura y lo alucinatorio, está la mentira y el afán de lucro, como ese inventor de monedas digitales para explotar a los trabajadores de su empresa. La escritura de este libro transcurre entre la fantasía hiperbólica y la ironía desmitificadora. Celebro que un libro de este género (tan bien logrado) esté escrito en castellano.

Fuente: El País