10/31/2010 por Marcelo Paz Soldan
La noche como un ala: Máximo Pacheco Premio Nacional de Novela 2010

La noche como un ala: Máximo Pacheco Premio Nacional de Novela 2010


Máximo Pacheco Premio Nacional de Novela 2010
Por Michel Zelada Cabrera – Los Tiempos – 31/10/2010

Pintor, escritor, literato e historiador, aunque prefiere definirse más como pintor, Máximo Andrés Pacheco Balanza nació en Sucre el 1 de mayo de 1961.
Su obra literaria ha sido catalogada como perteneciente a la vanguardia chuquisaqueña y varios críticos coinciden en señalar que está marcada por un apego a temas históricos, mortuorios, lúgubres y oscuros, “al tenor de sus parajes que son su manera de observar la realidad sin antifaces”.
Dentro de su producción se incluye novela, poesía, teatro, cuento y un guión cinematográfico que le hizo acreedor al primer y único premio al guión denominado Lumpen Proletariat (1988); entre sus poemarios publicados está Anatomía de la tumba (1982), Así en la vida como en la muerte (1984), Mariposa nocturna (1986) y Vómito de perro (1988); en el género ficción ganó el Premio San Andrés de Novela en 1984 y entre sus libros publicados están Huesos y cenizas (2000) con el que ganó una mención honorífica en el Concurso Nacional de Novela, también mereció otra Mención de Honor en el Premio Nacional de Novela, en 2005, con su novela Retrato de ciudad con calavera en mano, de la que el escritor Adolfo Cárdenas, miembro del jurado en aquel entonces, señaló que “Retrato…” estaba a “dos puntos” por debajo de la obra ganadora (El agorero de sal de Luisa Fernanda Siles) y a por lo menos siete por encima del resto de las postulaciones.
Entre otros de sus títulos, está El oscuro sepulcro de los vivos (novela), Apocalipsis de bolsillo (poesía), Amputaciones y claves disonantes (poesía), Juana la opa (cuento) y Honorio y el navegante (cuento).
La presidenta del jurado, Raquel Montenegro, señaló que la obra elegida mostraba un uso del lenguaje coherente con la época en la que estaba ambientada, con personajes sólidos y un acertado uso de formas arcaizantes.
Más que un premio, fue un acto de justicia de la historia de la literatura boliviana para con Máximo Pacheco.
Hace 24 años presentó su primera obra A estas interminables horas de la tarde al concurso nacional de novela en La Paz, denominado San Andrés, sin embargo nunca le dieron el premio y los organizadores perdieron el ejemplar. Para mala suerte del escritor, era la única copia que tenía.
Sin premio y sin novela, Pacheco tuvo que resignarse. Hasta que, finalmente, arregló cuentas con la historia y ahora es el flamante ganador del Premio Nacional Alfaguara de Novela.
Este polifacético artista chuquisaqueño – al borde de los 50 años- sorprende al mundo literario nacional con el premio.
Desde Sucre, donde reside actualmente, conversó telefónicamente con Lecturas y contó algunos detalles de su obra galardonada, La noche como un ala, y de su trabajo literario y pictórico.
Lecturas (L): ¿Cómo recibió la noticia del Premio?
Máximo Pacheco (MP): Yo llegué a la una de la tarde, estaba en el campo. Luego me comuniqué con la responsable de Alfaguara. Así que me enteré hace pocos minutos. La verdad es que quedé muy sorprendido con la noticia que me dieron de que gané el premio, como ya pasó tanto tiempo estaba totalmente desubicado al respecto. Pero, claro, me siento muy honrado de que el jurado haya escogido mi obra para premiarla.
L: ¿Qué representa el título de la novela La noche como un ala y brevemente de qué trata la novela?.
MP: Es una novela histórica ambientada en el siglo XVII (a mediados de 1600 más no menos). Es una visión andina e histórica de la fiesta de Corpus Christie. Alrededor de este acontecimiento, de la procesión de Corpus, es que se desarrolla toda la trama de la novela.
L: ¿En qué ciudad o lugar está ambientada la obra?
MP: En realidad es una ciudad imaginaria, no existe en la novela una identificación del escenario donde se desarrolla. Sin embargo podría ser cualquier ciudad importante de la Latinoamérica de esa época como Cuzco por ejemplo. O puede tener alguna vinculación con La Plata.
L: ¿Cómo se le ocurrió escribir sobre este argumento?
MP: Bueno, creo que fueron las muchas lecturas de los cronistas que tuve. Y un tema que me llamó la atención de sobremanera fue sobre la extirpación de idolatrías. Específicamente en la celebración de Corpus Christi, la Iglesia Católica lo hace con todo el ritual del vino y el pan, mientras que los pueblos andinos celebraban en esa época la “Fiesta del pan”. Es alrededor de este tema, al que yo le doy un toque literario, que trata la novela.
L: ¿Cuáles son sus referentes históricos o fuentes?.
MP: Esta novela yo la escribí el año 2007. Recuerdo que cuando la escribí estaba leyendo a los cronistas de la colonia. Recuerdo la obra El extirpador de idolatrías de un tal Aliaga.
L: En ésta época hay pocos cultores de la novela histórica, a diferencia de otros momentos en los que el género fue muy difundido. ¿Qué piensa de la práctica de este género literario en Bolivia?
MP: Bueno, la verdad es que yo estoy un poco desvinculado de la producción novelística contemporánea. He oído hablar sobre algunas novelas históricas pero no las he leído. Además tengo que confesarle que la historia no es mi especialidad, si escribí ésta fue por pura casualidad, porque estaba leyendo estas fuentes históricas. Y fue ahí, en ese momento que nació la posibilidad de relacionar la versión andina de la fiesta y la visión hispánica de la misma. Y el resultado es una interesante trama novelística.
Los detalles de la trama no los recuerdo con exactitud, porque desde que la terminé de escribir en 2007 no la volvía a releer.
L: Esta figura del Extirpador de idolatrías, ¿Qué rol jugaba en las colonias españolas?.
MP: La extirpación de idolatrías se ha llevado a cabo en las primeras décadas del 1600. Eran sacerdotes que identificaban cultos no católicos entre los habitantes andinos y las querían anular. Querían terminar con la religiosidad andina para que sólo se practiquen los rituales católicos.
L: ¿Y cree que éstos sacerdotes han logrado su objetivo?
MP: De hecho que no. Aún sigue muy vigente toda la religiosidad andina. Por el contrario, en nuestros pueblos está presente con mucha fuerza, conviviendo con la religiosidad católica.
L: ¿Qué otras novelas importantes puede citar dentro su producción literaria
MP: La noche como un ala es la cuarta novela que escribo. La primera novela, A estas interminables horas de la tarde, la escribí el año 1986 pero nunca se publicó porque se perdió el original, no tenía copias. Ese original lo envíe a un concurso (Premio de Novela San Andrés) en La Paz pero ni publicaron, ni me dieron el premio, por el contrario, perdieron el único ejemplar.
La segunda novela está ambientada en Chuquisaca y tiene también mucha relación con la historia. Sin embargo la única estrictamente histórica es la última.
L: ¿Qué opinión tiene de la literatura boliviana actual.
MP: Creo que la literatura boliviana está en un gran sitial. Hay muchos escritores que están produciendo letras con mucha calidad. He tenido la oportunidad de relacionarme con escritores jóvenes aquí en Sucre y hay muchos buenos valores a la espera de que alguien los tome en cuenta. Estamos pasando por un buen momento literario, eso es indudable. Se están produciendo obras muy serias y bien trabajadas.
L: Sobre su faceta como pintor ¿Cuál es la corriente a la que se adscribe y que temáticas aborda?
MP: Mi carrera como pintor va paralelamente a mi oficio de escritor. Hice las dos cosas desde muy joven. Aunque debo admitir que la que económicamente es más rentable es la pintura. He pintado de todo. Paisajes, abstractos y arte figurativo. Represento en mis cuadro temas cotidianos, paisajes pero a mi estilo propio. Soy figurativo pero no realista.
Fuente: Los Tiempos