Por Rosario Quiroga de Urquieta
Es evidente que las manifestaciones del arte, y entre ellas la literatura, son un desafío para el tiempo que agosta lo material y no así el vuelo infinito de las ideas.
El poeta, escritor, periodista, docente y promotor de la literatura infantil y juvenil, Oscar Alfaro nació hace 100 años, el 5 de septiembre 1921 y murió hace 58 años, el 24 de diciembre de 1963 y este año 2021 asistimos a su indiscutible vigencia.
Desde sus 17 años que publicó “Bajo el sol de Tarija” escribió en forma ininterrumpida, habiendo sido merecedor de innumerables premios.
Sin embargo del tiempo transcurrido, el legado de su vida literaria está más presente que nunca; sin lugar a duda, con mayor reconocimiento y valoración por su robusta producción de obras tanto en narrativa como en poesía.
Con el paso de los años la literatura de Oscar Alfaro se fue convirtiendo en un recurso infaltable en la promoción y motivación a la lectura. Sus cuentos y poemas son necesarios no solo como lectura literaria sino también como textos de aula académica: ¿ Cuál o quién de nosotros no ha leído por lo menos un cuento o recitado un poema de Alfaro en su escuela o colegio?
Él fue y sigue siendo leído, no solo en su Bolivia natal sino también fuera de ella. Su palabra literaria ha cruzado fronteras, habiendo sido traducido a varios idiomas.
A partir de la literatura de Alfaro se produce un cambio en la letra que va dirigida a los niños. Hasta mediados o fines del Siglo XIX gran parte de la producción para niños traía un contenido moralizante, religioso y pedagógico que priorizaba una dirección formativa por encima de lo que hoy se concibe como primordial objetivo en la lectura de niños que es producir emoción ante el texto leído.
La literatura infantil en la sensibilidad de Alfaro obedece al concepto de un nuevo modo de entender y escribir la literatura destinada a lector infanto-juvenil. No sabemos exactamente si su inclinación fue innata o el resultado de una formación asimilada a base de estudio y lectura. Lo cierto es que su producción ha sido motivadora para que la literatura sobretodo infantil y el escritor dedicado a ella adquieran importancia y respeto; más aún lograr que este género sea considerado seriamente; a pesar del pragmatismo que muchas veces puede primar en esa consideración.
Muchos estudiosos están convencidos de la importancia de la educación literaria en la formación del niño. En este sentido Alfaro compartía algunos conceptos como: “para educar al niño no basta con la escuela; sola sin la ayuda de la literatura, no llegará a lograr nada.
Después de la lectura de buena parte de su producción poética y en este caso en prosa, concluimos que Alfaro fue conocedor de la psicología infantil. Él consideraba que otro maestro era el propio niño. Es evidente que la principal orientación que motivó su escritura fue su espíritu sensible y atento a las circunstancias que le rodeaban en contacto con los niños, los animales y las plantas. Alfaro no dejó nunca de ser niño sin dejar de lado su concepción ideológica. Él no perdía la oportunidad de acercarse a los niños y charlar con ellos. Algo así hacía Gorky, para quien tenía importancia el criterio y opinión de sus lectores con quienes mantenía correspondencia, casi lo mismo hacia Monteiro Lobato en el Brasil que se carteaba con sus lectores niños.
Cuando ya adulto, militó en el Parido Comunista, esta doctrina lo impulsó constantemente en su accionar como ciudadano y escritor de convicción social. El haber recorrido por varios sitios de Bolivia lo impulsó a trabajar por una infancia feliz contribuyendo para esto sus ideales revolucionarios que alimentaban su preocupación por conseguir escuelas gratuitas que fomenten la creación y acercamiento a buenos libros para niños.
EL LECTOR ACTUAL DE ALFARO BAJO UN NUEVO PARADIGMA
El actual lector de Oscar Alfaro es hijo legítimo del XXI, siglo de la era virtual, de la cibernética, del celular, del internet, de las redes sociales y sus múltiples aplicaciones, amén de una serie de situaciones que viven desde la pandemia con El Covid 19, situación sanitaria que ha transformado y transformará aún más la visión y filosofía de la vida de grandes y chicos. En estos cambios no están ausentes los niños, jóvenes que son los lectores de ahora y lo serán del futuro. Este cambio político, social, económico, sanitario, educativo traza un panorama que obliga a la lectura de un nuevo paradigma.
Como no podía ser de otra manera, la sensibilidad de Alfaro respondía a las motivaciones que le mostraba su entorno cotidiano; él las internalizaba en correspondencia con su compromiso social: denunciar desde su palestra literaria abusos y condiciones inhumanas. Hoy, el lector actual interpreta esas temáticas más allá del contenido periférico: El nuevo lector ya tiene experiencia consciente propia o ajena de los hechos narrados,( por motivo de espacio de edición) citaremos solo algunos ejemplos que tienen su base en la experiencia de lecturas motivadoras realizadas por la que escribe la presente nota : en “El pequeño mártir” el maltrato al niño es ya parte de la cotidianidad del lector; por lo mismo su percepción es más audaz y personal, en La sucha Ruperta, la invalidez de la protagonista postrada , no inspira pena insulsa sino propositiva más allá de la incredulidad del hecho fantástico que le devuelve la locomoción a la protagonista. Así la lectura de estos textos se ha convertido en una fuente de descubrimiento que nos demuestra que las circunstancias que envuelven la temporalidad de un texto, cambia la interpretación, lo cual debe entender el actual motivador de lectura.
Así mismo sucede con los textos que protagonizan plantas: la flora y la fauna o los que se centran en la identificación del hombre con sus costumbres y tradiciones como respuesta a las iniciativas del pasado, presente y requerimientos del futuro que se alojan y fermentan en la cultura y en lo más profundo de los pueblos y su historia ,aquí el lector de la actual generación de niños y jóvenes ha tomado mayor protagonismo ; ya no como simple paisaje ecológico o como manifestación folclórica sino como concepto de identidad e interpretación de mitos , leyendas en torno al hombre y su ubicación en determinada cultura : El niño siringuero, El cóndor que fundó un imperio, Cuando marchan las montañas, etc.
La mirada lectora es distinta, niños y jóvenes han cambiado substancialmente su visión de la vida porque el mundo ha cambiado. Contextualizando el tiempo actual, el flagelo que vive el mundo entero tiene su incidencia en la concepción de la vida y la muerte, lo que lo involucra en una nueva conceptualización de los ideales y la practicidad.
El lector de ahora quiere ser independiente, no sólo en la elección de su lectura sino en su forma de leer sin una imposición de análisis o interpretación dirigida como era o sigue siendo hasta ahora, recurriendo a la consabida moraleja o enseñanza como la única prioridad. El lector actual debe tener la posibilidad de mirar a través de una ventana abierta que quizá antes estaba cerrada por la orientación con que se dirigía la lectura: ¿qué nos enseña esta lectura?
Ahora más que nunca la magia de la lectura debe ser el punto de partida y de llegada en el acto lector. Debe ser esa fuerza mágica que provoque infinidad de significados. El lector actual tiene una nueva lectura. Los textos de antes como los de Oscar Alfaro son leídos con esa nueva mirada sobre la vida.
Y seguimos ejemplificando. Los cuentos de Alfaro que protagonizan animales tienen una connotación diferente en el lector actual; lo que antes, en primera instancia, pudo mostrar lo negativo del proceder del personaje como en “El sapo que quería ser estrella” la conducta de éste no la ve como vanidad de vanidades; por el contrario, la considera como un legítimo deseo de aspiración y no precisamente como una osadía. Así mismo: “El pájaro de fuego”, “La lámpara voladora”, “El quirquincho músico”, “ El airampo”, “El loro soplón”, “El perro mendigo”, “El tigre y la hormiga”, “El cantor de la raza negra”, entre otros cuentos, donde antes sólo se trataba como solidaridad, subestimación, racismo, discriminación, y otras situaciones y conductas, el lector actual los internaliza con mayor amplitud más allá de los estereotipos que imponía la consabida pregunta ¿Qué nos enseña este cuento? Ahora esos mismos temas son vivencias que están más próximos al contexto en el que viven y por la misma razón el lector no necesita ser inducido; por el contrario ya tiene su propia percepción como producto de la experiencia propia o ajena.
Fuente: La Ramona