07/06/2012 por Marcelo Paz Soldan
La literatura fantástica boliviana en el III milenio

La literatura fantástica boliviana en el III milenio


La literatura fantástica boliviana en el III milenio
Por: Ivan Prado Sejas

En estos últimos años, se ha visto en Bolivia que no son pocos los que gustan de la ciencia ficción y la fantasía, y ya se puede afirmar que la literatura fantástica boliviana va ocupando un espacio importante en el quehacer de escritores y lectores, por lo tanto, va surgiendo a pesar de la descreencia de propios y extraños. En este milenio que se inicia, la producción de obras de literatura fantástica en nuestro país se muestra prolija de parte de escritores bolivianos o extranjeros que radican en el país. Rompiendo la lógica tradicional de los concursos literarios, el libro de cuento de fantasía El fuego y la fábula, de Guillermo Ruiz, ganó en el Premio Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra 2009. Asimismo, la novela cyberpunk titulada Hyperrealidad: El Evangelio de las profundidades, de Ronald Rodríguez, resultó ganadora del mismo premio el año 2011. Finalmente, los libros de la saga Benjamín, de Sara Mansilla, han estado rompiendo records de venta en las distintas ferias nacionales de libros. Esto muestra la gran apertura que se está dando hacia otros géneros en la literatura nacional.
EDITORIALES NACIONALES. La editorial que más ha apostado por el género es el Grupo Editorial Kipus, que ha publicado los siguientes libros: La clonación de Cristo, de Sisinia Anze; Samay Pata, al rescate de los selenitas, de Iván Prado Sejas; El misterio de las tres tetillas y huellas de luna, de Gonzalo Montero Lara; El despertar de la bella durmiente y Los ángeles y los golpes, de Adolfo Cáceres Romero; El mensaje secreto de la ciudad pérdida, de Fanny Escobar; Las aventuras mágicas de etelvina, la brujita viajera, de Angélica Guzmán; Luznar, el viaje misterioso, de Vanessa Giacoman; y Seres sobrenaturales y mágicos de Bolivia, de Homero Carvalho. Le sigue La Hoguera, que ha publicado El huesped, de Gary Daher; Memorias de futuro, de Miguel Esquirol; Tukzon: historias colaterales, de Giovanna Rivero y K´usillo, de Jorge Siles. Luego está Nuevo Milenio, que ha editado: El viaje, de Rodrigo Antezana; La caja mecánica, de Miguel Ángel Gálvez. También hay que nombrar a Correveidile, que ha sacado a la luz: La mujer que no se equivocaba, de Marcela Gutiérrez, y una Antología de cuentos de ciencia ficción. Luego está la Editorial Gente Común, que ha publicado El fuego y la fábula, de Guillermo Augusto Ruiz y Gritos demenciales, de varios autores.
EDICIONES PRIVADAS Y EN OTRAS EDITORIALES. De la misma manera, distintas editoriales o los mismos autores han publicado otros libros de ciencia ficción y narrativa fantástica, como: Paralelo 22, de Biyú Suárez Céspedes; El crepúsculo en la noche de los tiempos y Los sueños del padre, de Iván Prado Sejas; Hyperrealidad, de Ronald Rodríguez; El encuentro (y otros), de Alvaro Pinedo; La chinkana (y otros), de Antonio Portugal A.; El salar de maravilla, de Eduardo Ascarrunz; El jardín del edén, de Ramiro Gonzales Yaksic; la saga Benjamín, que va por el cuarto volumen, de Sara Mansilla; De cuando en cuando Santurnina, de Alisson Spedding; La sabiduría solar de los Andes y el Canto del Wira-Purú, de Fernando Villena; La invasión de los seres salidos de la no existencia, de Rolando Albornoz; y El Abrigo Negro, de Sisinia Anze. Los libros mencionados son los que están siendo ofertados por editoriales, por librerías y por los propios autores, y corresponden a ediciones nuevas y reediciones dentro de este milenio.
FUTURO DE LA CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA EN BOLIVIA. Es posible que en la gaveta de muchos escritores estén esperando obras para ser publicadas dentro del género de la ciencia ficción y la narrativa fantástica. Para esto, se requiere del apoyo de las editoriales, que deben apostar por un género que silenciosamente se deja sentir en el público lector. De los proyectos que se tienen referencia, y que van a ser publicados en el presente periodo, se puede mencionar: Antología de ciencia ficción de Bolivia, coordinada por Miguel Esquirol Ríos e Iván Prado Sejas; Un Sendero hacia el atardecer, de Rodrigo Antezana; Venus reluciente, de Dennis Morales; y Mitómana Mente, de Rolando Albornoz. Esto muestra el interés por un género que permite ingresar con la imaginación en múltiples dimensiones, viajar más allá de la velocidad de la luz, romper las barreras tiempo-espacio, viajes hacia el pasado o el futuro e imaginar naves gigantescas, multiplicidad de seres, sociedades muy avanzadas o muy atrasadas, sociedades compuestas por entidades humanas, híbridos, clones, ciborgs, androides y otros dentro de un multiverso de ciencia ficción que se abre al razonamiento y a la intuición humana. Asimismo, emerge la narrativa fantástica, que da lugar a la existencia de dimensiones oníricas, dimensiones donde los mitos y las leyendas son una realidad, dimensiones mágicas y dimensiones desconocidas dentro y fuera del ser humano. Las culturas andino-amazónicas esconden un filón de lo fantástico para que los escritores puedan explotar y mostrar a los lectores del país y del mundo que los bolivianos tenemos visión de futuro. Las utopías son necesarias para tener una visión positiva de país y las distopías son referencias para evitar las catástrofes sociales. Y esto se hace extensivo para todo el planeta.
Fuente: Fondo Negro