08/27/2013 por Marcelo Paz Soldan
La ciudad como personaje de la novela boliviana

La ciudad como personaje de la novela boliviana

Antezana

La ciudad como personaje de la novela boliviana
Entrevista a Luis H. Antezana
Por: Michel Zelada Cabrera

Sostiene Luis H. Antezana que desde 1979 la novela boliviana empezó a frecuentar, cada vez más, una narrativa marcadamente urbana. Y es con “Felipe Delgado” de Jaime Saenz, que finalmente se consolida la novela urbana.
Sin embargo Antezana no cree que 1979 sea uno de esos “momentos constitutivos” de los que hablaba Zavaleta Mercado, “es más bien el signo de un desplazamiento, de un giro. Mucho sucede como si, después de 1958, cuando Cerruto quiebra el realismo, más la posterior renovación formal que diseminó el “boom” de la literatura latinoamericana, la novela boliviana avanzaba renovada pero relativamente tranquila por varios caminos, más o menos conocidos, a la vez, y, en ese caminar, desde 1979, empezó a frecuentar, cada vez más, una narrativa marcadamente urbana”, escribe Antezana en su ensayo “El giro urbano de la novela en Bolivia”, presentado en el marco del Sexto Foro de Escritores Bolivianos que organizó el Centro Patiño.
Esta breve introducción es también el punto de partida de esta entrevista con Antezana, crítico, filólogo, doctor en literatura y profesor universitario.
Cuál el matiz que diferencia a la ciudad escenario de la ciudad personaje.
Puede ser una ciudad pequeña o ciudad grande, pero sirve de escenario para que exista la aventura de la gente. La novela urbana ya se desarrolla en las grandes urbes. De alguna manera la ciudad misma no es ya como un escenario, sino como un personaje.
No es que la ciudad tenga vida propia pero influencia y define la vida de las personas. Por ejemplo, en un pequeño pueblo todo el mundo se conoce, las personas se encuentran entre sí y se preguntan cosas. Pero en las grandes ciudades todos son anónimos, nadie se conoce o están en permanente movimiento. Esto marca la idea de novela urbana, es cuando el escenario también es parte de la trama, del desarrollo y de lo que se está narrando. Es algo relativamente reciente.
Si tuviéramos que mencionar un autor o una novela que haya iniciado esto que denomina “novela urbana”, que obra y que escritor mencionaría.
Casi todos estarían de acuerdo, como hemos oído en la charla de Leonardo (García Pabón) y de Marcelo Villena, esta novela sería “Felipe Delgado” de Jaime Saenz. Esta obra hace que la ciudad de La Paz se convierta en un personaje más. Y luego le siguen muchas más.
Y qué pasa con otras ciudades de Bolivia, ¿hay autores que también las convierten en personajes?

Claro que sí. En realidad en todas las ciudades del eje troncal. Con diferente grados y tipos de desarrollo. Santa Cruz, Cochabamba y curiosamente hay novela urbana de Potosí. Pero no del Potosí actual, sino del Potosí de la época clásica, de la época del auge de la minería.
De esa época hay varias como la de Ramón Rocha (Potosí 1600), el Manchay Puytu de Néstor Taboada Terán. Es que en ésa época Potosí era una de las ciudades más grandes y ricas del mundo.
En Cochabamba tenemos dos autores que convierten a la ciudad en personajes: Gonzalo Lema y Edmundo Paz Soldán. Este segundo combina con elementos ficticios. Incluso le da un nombre: Río Fugitivo y mitad es ciudad real y mitad ciudad invento.
En Santa Cruz Wolfango Montes y su novela “Jonás y la ballena rosada” que habla ya de la Santa Cruz moderna, no la antigua que habla del callejón.
¿Cómo se da este proceso de la literatura boliviana de convertir a la ciudad en personaje?
Yo lo entiendo no tanto como un desarrollo lineal, ocurre como con la novela “Felipe Delgado” de Jaime Saenz, que es como un faro que permite ver lo que está viniendo y lo que ha pasado, entonces desde ahí se ven los antecedentes y conoces consecuentes. No es como una evolución sistemática sino el hecho de encontrar afinidades. Pero tiene que haber alguna obra o algún conjunto de obras que permitan ver esas afinidades. En el caso de La Paz sería Felipe Delgado.
A qué grado de consolidación llega Saenz y otros escritores en ese proceso de hacer de la ciudad de La Paz un personaje de novela.
Antes, cuando se hablaba de La Paz en la literatura, era La Paz como sede de gobierno, como sede de peleas y líos políticos. Ahora es La Paz de la noche, de las cosas oscuras, de los alcohólicos. Hay novela policial de crímenes. Una ciudad que no tiene nada que ver con la idea común de La Paz. Sigue siendo la ciudad pero desde otra perspectiva. Por ejemplo, Juan Pablo Piñeiro habla de la fiesta del Gran Poder y sus misterios. Ya no se preguntan, como antes, quién dará golpe de estado al próximo presidente.
Ya no La Paz como sede de gobierno, sino como urbe con vida propia.
En el caso de Cochabamba y la novela urbana, mencionó Paz Soldán y Lema. Si La Paz de Saenz esa la del aparapita, del migrante aimara, del alcohol, cómo ven a Cochabamba los mencionados escritores.
Edmundo maneja una Cochabamba medio ficticia, e incluso desde el nombre “Río Fugitivo”. Se da algunos lujos literarios para transformar la ciudad e introducir otras cosas de otras partes. Y lo hace muy bien en la novela “El delirio de Turing”. Hay “Río Fugitivo” pero se juegan temas que tienen que ver con pugnas políticas que alcanzan el nivel nacional. Es como si se hubiera robado un poco de política de La Paz. Al mismo tiempo juega con crear otra realidad. Los personajes se comunican vía Internet en mundos virtuales y reconocemos Cochabamba porque hay referencias de ella.
En el cuento y poesía
La ciudad como personaje no solamente está presente en la novela boliviana, sino en otros géneros como el cuento y la poesía. Luis H. Antezana detalla que con relación a La Paz, los autores se han apropiado de la parte bohemia y “oscura” para referirse a ella.
Además del policial, en que otros géneros de novela figura La Paz como personaje.
En ciencia ficción tenemos muy pocos aquí en Bolivia, por su misma definición de lanzarse a otros mundos y otras épocas que más bien tiende a inventar ciudades, planetas, galaxias. Lateralmente pueden hacer alguna alusión que toque Bolivia.
Hablamos de novela urbana, se puede hablar también de “cuento urbano”.
Si, Saenz fue el que comenzó con sus relatos como Vidas y Muertes.
En poesía.
También. Hay unas fuertes alusiones a la ciudad de La Paz en la obra de Humberto Quino. Uno de sus libros se llama “Atardecer del fauno a las cuatro de la tarde en la calle Buenos Aires”. Hay varios poetas que han hecho de La Paz nocturna, alcohólica y bohemia, todo un personaje.
Entonces se puede inferir que como una regla que los literatos han tomado a esta La Paz nocturna como personaje de novela.
Sí, y es Saenz el que permite ver esto. Él es el que habla las bodegas, de aparapitas, de noche y alcohol. Raro es encontrar algunas cosas de otras zonas sociales o económicas en este tipo de novela. En el pasado sí, se podían abordar otros temas como la política en La Paz.
Para cerrar la entrevista, Dr. Antezana y jugando a ser futurólogos ¿se puede hablar de una tendencia en la novela boliviana el tomar a la ciudad como un personaje?
Sí. En La Paz especialmente están empezando a escribir obras siguiendo ese camino. Pienso en Juan Pablo Piñero, en Adolfo Cárdenas, en Wilmer Urrelo. Este último ha incursionado en la novela policial negra, se llama así cuando la obra es muy cruel. Un escritor crea su terreno donde se mueve con más comodidad y va a seguir por ese camino.
Fuente: Lecturas