10/24/2007 por Marcelo Paz Soldan

Hombre muerto

Hombre muerto, caminante nocturno
Por: Andrés Laguna

Some are born to sweet delight. Some are born to endless night.
UNO Pocas veces uno tiene el placer y el honor de escribir sobre una de sus películas favoritas. Ese placer, ese honor lo tengo ahora. En el ciclo “Ser y narración” del Instituto Superior de Filosofía y Humanidades “Luis Espinal”, se proyectó una de las obras maestras del venerable director estadounidense Jim Jarmusch, Deadman (**Hombre muerto**, 1995). En alguna nota que publiqué hace algún tiempo en otro medio escribí que Jarmusch es el **cine** y, desde mi humilde criterio, esta es su cinta más brillante. La cinta es una especie de western metafísico, cuenta la historia de William Blake (interpretado por el más brillante Jhonny Depp) un sujeto urbano que tiene todas las características del tipo al que todo le sale mal. Blake, hombre de ciudad sin mucho sentido de la estética, viaja al **lejano oeste** con la promesa de un trabajo y de una vida mejor. Cuando llega al nefasto pueblillo y a la empresa donde supuestamente lo espera un flamante empleo, un funcionario extrañísimo (encarnado por el siempre interesante John Hurt) le informa que su puesto ya está ocupado. Blake exige hablar con Dickinson (el legendario Robert Mitchum en uno de sus últimos papeles memorables), el dueño de la empresa, que lo despide con la amabilidad que tiene un hombre duro del oeste, apuntándole con una escopeta. Sin un centavo, Blake se va a un bar donde conoce a una bella florista, Thel Russell (Mili Avital). Estos dos curiosos personajes terminan en una habitación de hotel haciendo el amor, su romance se ve interrumpido por la intromisión del amante de la mujer (Gabriel Byrne), que por celos la mata. Blake aterrado termina disparándole al asesino de Thel. Lo que Blake desconoce es que el hombre al que acaba de dar muerte es el hijo de Dickinson, el dueño de la empresa en la que debía trabajar. Dickinson enfurecido ante el fallecimiento de su hijo contrata a tres truhanes memorables (Lance Henriksen, Michael Wincott y Eugene Byrd) a los que les encomienda liquidar a Blake. William debe correr, William debe escapar, William es un hombre muerto. En la carrera por su vida, en medio del bosque, Blake se encuentra con “Nadie” (un genial Gary Farmer), un indio que fue educado por blancos. Cuando el personaje de Depp le dice tímidamente su nombre, el indio no lo puede creer. “Nadie” conoce a William Blake, sabe que es un brillante poeta inglés, sabe que también hizo bellos grabados, sabe que fue un rebelde, un hombre que cuestionó a la racionalidad, a la autoridad, a la moral, sabe que William Blake revolucionó a la poesía inglesa, pero sobre todo sabe que William Blake está muerto. En ese momento, “Nadie” se convertirá en una especie de Virgilio, en un guía que conducirá a nuestro Blake a su destino, ser William Blake.
DOS La cinta está repleta de menciones y homenajes al poeta inglés del siglo XVI, homónimo del personaje principal, varios de sus poemas son fundamentales para el desarrollo del film, incluso el nombre de la florista, de la mujer que detona todos los eventos de la película fue extraído de una de las obras de Blake, El libro de Thel. A través de la narración del indio “Nadie”, el personaje William Blake va construyendo su propia historia. Ahí está lo notable del film. En un principio no me di cuenta claramente, pero esta cinta también podría haber hecho parte de nuestro ciclo dedicado a Nietzsche, pues nuestro William Blake, el de la película de Jarmusch, termina realizando un camino que tiene varias resonancias con el pensamiento del autor de Más allá del bien y del mal. Blake termina convirtiéndose en lo que realmente es, pasa de ser un hombre urbano y civilizado a convertirse en un guerrero feroz, en un guerrero del alma. Pierde los anteojos que utiliza al principio de la película, renuncia a ver, su instinto lo obliga a guiarse por el olfato, como un animal depredador. El débil y tímido “Bill” Blake, guiado por “Nadie”, termina convirtiéndose en el poderoso William Blake, el hombre muerto que no tiene mucho que perder, el caminante nocturno, el hombre muerto, el hombre salvaje, el hombre muerto, el hombre rebelde, el hombre muerto.
TRES La cinta es impecable desde cualquier punto de vista. El reparto es soberbio, además de los ya mencionados, las participaciones de Iggy Pop, Jared Harris y Alfred Molina, entre otros, son brillantes. La fotografía del Robby Muller (compinche infaltable de Jarmusch) es maravillosa. La música de Neil Young es desgarradora. El guión y la dirección de Jim Jarmusch es, como Depp dijo en alguna entrevista, “lo más cercano a la perfección.
Pocas películas logran lo que Deadman, ser un objeto estético perfecto, contar una historia notable, combinar la comedia disparatada con las reflexiones más profundas, ser una obra maestra.
Deadman es una de las razones por las que uno sigue vivo, es una de las razones por las que uno no le tema a la muerte, es una de las razones por las que uno se anima a ser lo que uno es, por las que uno acepta risueño su destino trágico.
[Fuente:www.opinion.com.bo]