12/10/2020 por Sergio León

Hilda Mundy, la dama del monóculo

Por Jorge Saravia Chuquimia

Pirotecnia (1936) es el único libro que publica Hilda Mundy (1912-1980), en vida. Una obra de las mayores representaciones vanguardistas de la primera mitad del siglo XX, en Bolivia. De hecho, quisiera solamente abordar una escena de lectura, perteneciente al capítulo VII, de la primera parte, en la que la voz narrativa relata la aparición importante de “la dama del monóculo”. Mostrar a esta dama en la ficción posibilita otra lectura, ya que considero que Hilda Mundy se ve en otra mujer (desdoblamiento del Yo), en cuanto habría una relación directa con Sylvia von Harden (1894-1963), pues ambas serían la representación femenina de una época. La mejor imagen de la alemana está plasmada en el cuadro de Otto Dix (1891-1969), Retrato de la periodista Sylvia von Harden, de 1926.

Cuando hablamos de Hilda Mundy “estamos en la línea histórica” (Ricardo Piglia), donde ella emerge como escritora y periodista relevante de los años 30. Esta relevancia es evidente en relación a la lectura del pasaje, donde la “mujer” es protagonista del relato y de la ciudad. Copio la escena de lectura: “La calle cobraba un carácter peculiar de importancia, en el momento que aparecía la dama del monóculo envuelta en un airecillo de aristocracia y garbo”.

En el pasaje existen imágenes que complejizan la figura de la mujer desde varias miradas y, preponderantemente, la analogía de la mujer intelectual en un entorno de combatividad. Entonces cuando digo que Mundy se mira en otra dama, puedo afirmar que cada imagen descrita en el fragmento ayuda a re-conocer a la escritora y a Von Harden.

Hilda Mundy, en los años de la Guerra del Chaco, vive en la ciudad de Oruro, urbe moderna de Bolivia. Sylvia von Harden vive en Berlín, ciudad y capital alemana moderna. La escena de lectura comienza cuando “la calle cobraba un carácter peculiar de importancia”. La ciudad es el lugar común de la modernidad y la calle estaría vista como el signo de trayecto al progreso latente o todo lo que ello implique. La calle es relevante para la ciudad. Oruro es una ciudad próspera por el movimiento económico, consecuencia de la demanda de productos minerales, aspecto que aprovecha Mundy para mirar la ciudad y la calle con otro ojo. Ciudad percibida como sinónimo de doble espacio. Primero: lugar moderno donde puede concebir(se) distancia intelectual con la construcción de “opúsculos (…), propiedad fatua de la pirotecnia”. Segundo: metrópoli europea de ritmo acelerado donde circula Von Harden, construyendo escritos del periodo de entreguerras.

Continua la escena: “En el momento aparecía la dama del monóculo”, enunciado que me permite deducir y des-componer en varias partes. Por un lado, la expresión “En el momento” refleja una circunstancia de tiempo instantáneo. Considero la aparición fugaz de una mujer única en la ciudad moderna. Por otro lado, asoma una dama con monóculo, es decir, una mujer que porta un solo lente (hipérbole). Descripción que podría insinuar ser un seudónimo, sobrenombre que sería contraseña o muda de piel femenina para interpretar, desde esta posición de metamorfosis, la figura de una fémina que sobresale por el aspecto intelectual.

En ese rumbo, Laura Villanueva escribe artículos como Hilda Mundy, en La Patria, La Retaguardia y La mañana, último periódico donde publica la famosa columna “Brandy Cocktail”. La poeta Sylvia von Halle publica una columna literaria en periódicos alemanes La joven Alemania y La tierra roja, con el seudónimo de Sylvia von Harden. Ambas adoptan y adaptan el distintivo de otro nombre como la epidermis de la mujer escritora y periodista.

Ahora, cuando leemos literalmente, “aparecía la dama del monóculo” ligo a la historia de cuando el pintor alemán Otto Dix encuentra a Von Harden, en la calle y le pide permiso para retratarle. Le explica que esa pintura reflejará que ella es la “representante de una época”.

El cuadro muestra una mujer caricaturizada sentada con vestido cuadriculado de rojo y negro, en el rostro porta un monóculo, fuma y estaría bebiendo (sobre la mesa de mármol blanco existe un cocktail, una caja de fósforos y otra de cigarros), signos de fuego, pirotecnia. La descripción y los detalles del cuadro sintetizan la obra literaria de Hilda Mundy, fuegos artificiales. En ese marco, el monóculo representa la máquina, lo excéntrico. El objeto moderno o lente que sirve para corregir la visión de un ojo. Cristal circular que usaban los hombres en el siglo XIX. Sin embargo, en el uso de este objeto óptico, ellas desean romper estereotipos clásicos femeninos. El monóculo sería visto a modo de dispositivo de resistencia vanguardista.

La dama del monóculo es la descripción de Hilda Mundy, en otra mujer, Sylvia von Harden. En síntesis, la escena de lectura me lleva a otra escena de lectura y logro ver(las) a manera de abstracción de una época.

El relato concluye: “envuelta en un airecillo de aristocracia y garbo”. Mundy y Von Harden ¿son damas con airecillo aristocrático por la elegancia que emanan como mujeres intelectuales? Elegante entendido tal las damas que tienen propio fuego y propia luz.

Esta luz hace que ellas irradien otra aura en la ciudad modernista desde la ficción y las censuren. Mundy funda el suplemento semanal Dum Dum, clausurado y prohibido por el gobierno de facto del Dr. Tejada Sorzano, el año 1936, situación que deriva en su exilio  en La Paz. Von Harden abandona Alemania para autoexiliarse en Inglaterra, en 1933. El yo se desdobla en otro yo. La doble historia de destierro se aprecia desde un solo ojo, una sola mirada con el monóculo.

Finalmente, ver a Hilda Mundy en Sylvia von Harden gracias a una escena de lectura de Pirotecnia sugiere transportarme a otra escena de lectura. Podría afirmar que la descripción de los detalles de la pintura de Otto Dix, establecen la otra escena de lectura.

La representación de ambas escritoras en ciudades de la modernidad supone que Mundy ensarta dos abalorios en una sola cadena escritural, en una sola constitución de sentido. Ella describiría a Von Harden, pero también se describe a sí misma. Por eso veo con el “ojil encristalado de aumento” el modelo de mujer moderna cercano a la performance, en la ciudad, “diríamos que era un monóculo trascendente, ‘senatorial’, ditirámbico”.

Fuente: Letra Siete