09/06/2019 por Marcelo Paz Soldan
Grande Coco Manto

Grande Coco Manto


Grande Coco Manto
Intelectuales y artistas narran sus experiencias junto a Jorge Mansilla, Premio Nacional de Cultura 2019.
Encomio de Coco Manto
Por: Ramón Rocha

Finalmente se dio: le dieron el Premio Nacional de Cultura 2019 a Jorge Mansilla Torres, Coco Manto, a petición de cientos de artistas encabezados por Zulma Yugar, Estela Rivera y el premio más reciente: Ernesto Cavour.
El regocijo es inenarrable, único, pues no debe haber en Bolivia y otras latitudes gente que no haya disfrutado de la poesía, la prosa y el ingenio de este gran humorista nacido en las minas y de una trayectoria chispeante donde pisó.
Pude intimar con él desde 1990, en México, donde los periodistas no son intelectuales de café sino de cantina. México sigue siendo tan pueblo que los periódicos de renombre se amontonan en la Bucareli, donde hay una cantina famosa que reunía entonces a las mejores plumas del país, entre ellos a Coco. Yo asistí a esas ceremonias que cuento en mi novela Ando volando bajo, como Agregado de Prensa de nuestra embajada.
Coco era una referencia muy respetada en el periódico Excélsior, donde era jefe de noticias extranjeras en las dos ediciones, matutina y vespertina. Siempre conté sobre la generosidad de Coco con Campos Díaz y Sánchez, un anciano redactor cuya misión era escribir una cuarteta humorística sobre la noticia más destacada. Con el tiempo, el cuartetista pasaba cada vez más tiempo en el hospital, pero su cuarteta seguía saliendo, escrita por Coco, quien, por supuesto, no le cobraba nada. Por eso el anciano redactor lo saludaba con respeto y humor: “Qué pasó, mi cocolega”. Coco le contestaba: “Pos nada, mi cuatedrático”.
Coco fue Premio Nacional de Poesía en México y editó varios libros en los diarios de ese país: en especial sus Breverías, en La Jornada.
No sé si aquí o en México se alegrarán más por este reconocimiento a medio siglo de humor crítico y apuesta por el movimiento popular. Hubo otros humoristas en Bolivia que militaron con los acaparadores del ingreso; pero Coco, desde las emisoras mineras, desde radio Illimani, desde Cascabel del Humor Político, desde Olla de Grillos, desde sus jugosas columnas en La Razón, desde su oficio de embajador, siempre defendió la causa del movimiento popular, del proceso de cambio, de los humildes.
Por eso darle esa máxima distinción es reconocer a millones de bolivianas y bolivianos en quienes Coco se reconoce y se siente parte de ellos.
Una última: el humor de Coco es tan inagotable y constante, que un día le dije: “Tons ¿te recojo?” Y me contestó: “Si me redejo”. Es común escuchar esto en México, pero es poco común incorporar al vocabulario personal este y otros dichos populares.
Sobre Coco Manto
Esteban Ticona

Conocí a Coco Manto o Jorge Mansilla Torres en una de mis presentaciones artísticas en los años 80, en la ciudad de La Paz. Yo había musicalizado e interpretado algunos de sus poemas. Terminado el concierto, él me buscó para felicitarme por ese modesto gesto y me regaló su poemario En verso y en directo, publicado en Lima. Fue muy grato conocerlo personalmente y en esa circunstancia. Desde ese momento empezó una larga amistad, aunque con muchos intervalos por su largo exilio. En otra oportunidad ofrecimos un concierto de música y poesía, en homenaje a la huelga de las mujeres mineras en 1978. Varios poemas de Coco fueron musicalizados por mi persona, como Depende quién, depende cómo, Aquí cerca el mar tan lejos, No y no, Jucu, Túpac Katari, Él, este último dedicado a su compadre Benjo Cruz, en fin.
Coco Manto no sólo escribe versos, sino también artículos periodísticos, ensayos y narraciones históricas, cito alguno de sus trabajos como Huelga de hambre, una cronología testimonial de los hechos y El triunfo de la huelga de hambre de las mujeres mineras en 1978. Es importante destacar su Arriesgar el pellejo, que es la reconstrucción histórica de la vida del sacerdote oblato Mauricio Lefebvre, asesinado en el golpe militar de Hugo Banzer en 1971.
Otro opúsculo merece destacarse por su gran repercusión en el mundo urbano de la cultura popular folclórica: ¿Por qué la morenada?, un ensayo interpretativo sobre el origen de esta danza que, según el autor “… bailan como saben, sin saber lo que bailan”. Tiene también trabajos inéditos. Por ejemplo en México me regaló uno que guardo de manera muy especial, titulado ¡Viva la raza! ¡Muera el racismo! con siete artículos de prensa y tres sonetos: Mapa de luna llena, Bien divididos siempre, Preludio de patria en sol, Me llama la llama, No soy embajador del racismo, Cocampaña de firmas, etc.
Los libros dedicados que tengo de Jorge Mansilla están llenos de poesía y estoy seguro que dedicaciones a otras personas son similares. Ahí tiene Coco versos para compilar otro libro; pero habría un gran problemita, reunir esas dedicatorias, haciendo gestiones pesadas (“¿y por qué no haces copia? —Porque soy original”). Su reciente libro es Mantología poética, ofrendas y militancia, que contiene parte de la poesía que el escritor nortepotosino redactó a lo largo de 55 años, tanto en Bolivia como en México. El voluminoso libro recoge 356 poesías relacionadas con el tema del mar, la vida en los centros mineros, el folclore y la danza, entre otras temáticas recopiladas en 10 volúmenes de sus textos publicados.
En 2018 publicó Clamor por la vuelta al mar. Doce oleadas sonoras del amartelo boliviano, que son doce poemas musicalizados en ritmos de huayño, cuenca y otros. Oírlo a Coco leer sus poemas es muy grato, porque son llenas de palabras enriquecidas y atiborrados, de testimonios sobre la vida del país y sus pueblos. ¡Jallalla Coco por el premio Nacional de Cultura 2019!
Para Jorge Mansilla Torres, alias “El Coco Manto”
Ernesto Cavour

A principios de los años 60’ con mi charanguito de quirquincho, hecho por el Stradivarius boliviano Don Isaac Rivas, nos dimos la tarea de realizar el primer método de enseñanza Acordes para el Charango, más tarde denominado El ABC del Charango; en esos tiempos conocí a Coco Manto y desde entonces he ido admirando sus obras periodísticas, literarias y poéticas.
Con la llegada del gringo Favre en 1966, fundamos la Peña Naira y el conjunto Los Jairas, y Coco Manto se convirtió en uno de los devotos de la primera Peña en Bolivia. De ahí que a fines de 1966, este genio del humor y la picardía hubiera escrito el libreto para el sketch cómico El Gringo bandolero, donde interpretaba el papel del hermano de la cholita que había sido engañada por el gringo bandolero: “Con cuentos, mentiras y promisas, tú me has engañado, K’uchi mozo. To me dicías nos casaremos y yo creyendo que eran verdades muy mansamente me entregaba a tus brazos K’uchi gringo…”, actuación que desbordó en carcajadas interminables del público asistente. En la contratapa del disco grabado en el sello LYRA en 1967, aparece el verso De una noche con Los Jairas ya casi echado al olvido.
Así anduvimos juntos, con su poesía y mi charango, mirando morir la luna y “singaneando” siempre que se podía; pero llegó un día y Coco Manto dejó su máquina Remington, con la que escribía los libretos del programa político-humorístico Olla de grillos para gringos y k’usillo”, para marcharse a su primer exilio en Lima-Perú.
Años después, otra dictadura cruel obligó a que se fuera a México, y ahí nos llevó a mí y a mi charango, esta vez nombrado merecidamente como Embajador. Coco es un hombre sencillo, muy humano, pero debo destacar su lealtad, su lucha consecuente por los sectores más desprotegidos, su compromiso social y su amor por nuestra querida Bolivia.
En 1993, la Sociedad Boliviana del Charango recibió con beneplácito su Tributo al Charango, narración hecha con su voz profunda y para cuyos versos rasgueamos con mi charango aiquileño, afinando en temple MANTO, huayñitos, carnavalitos y ritmos de mis tormentos.
Hoy queda una amistad profunda de aquellos años juveniles, llenas de verso, cuentos, charangueadas, unas copitas de chuflay y sus variantes que yo casi siempre continuaba con los t’ujsillos y quemapechos. Estos últimos dejaron honda huella en nuestros corazones; de ahí que en 2005 escribió un otro poema para mí Tonada del Cavour bordeando un infarto, y que hoy hago mías tres de sus varias estrofas:
Corazón…
Podemos suplir tus latidos
con algo de nuestra invención
un sonq’oro con sonidos
de un doble cardio diapasón…
No es un trémolo de quejas
pero te quiero decir
que incluso si vos nos dejas
corazón hemos de seguir.
Dinos sí dinos sístole
no nos bajes el telón
hoy día hoy diástole
debe seguir la función.

Fuente: Tendencias