03/18/2013 por Marcelo Paz Soldan
Epígrafe para un libro condenado

Epígrafe para un libro condenado

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Epígrafe para un libro condenado
Por: Adhemar Manjón

El libro Nueve cuentos del escritor estadounidense J. D. Salinger abre con el siguiente epígrafe: “Conocemos el sonido de la palmada de dos manos, pero ¿cuál es el sonido de la palmada de una sola mano?”, un ‘koan’ zen con el que Salinger intentaba transmitir la búsqueda de “la iluminación”, un consuelo, o la inalcanzable verdad de la vida a la que los personajes que conforman sus nueve historias se enfrentan. Así, un epígrafe bien escogido, puede ser recordado por siempre como una parte esencial de un texto, como la frase que ilumina una obra completa.
Frase clave
El escritor cubano-boliviano Alejandro Suárez, mencionó sobre este tema lo siguiente: “Posiblemente no sea tan importante y al final la obra funciona con epígrafe o sin epígrafe. El problema es que una vez que lo encontraste no hay forma de que alguien te haga entender que es prescindible”, dijo el autor de la novela El perro en el año del perro que abre con esta frase de la novela Jugadores de Don Delillo: “En medio de la niebla, por fin entendió. ¿Pero qué entendió? ¿Por fin, qué?”.
El escritor cruceño Maximiliano Barrientos, que utilizó una línea de la canción Famous blue raincoat de Leonard Cohen (“Escuché que estás construyendo tu casita en el desierto”), para su novela Diario, mencionó que hay epígrafes que pueden iluminar un tipo de lectura, y que a su parecer esos son los más afortunados. “Hay otros escritores que te llenan de epígrafes solo para mostrar una erudición pedante, odiosa. Hay libros que solo pueden salir sin epígrafes”. Barrientos acotó: “Supongo que la literatura es una construcción colectiva, y un buen epígrafe ilustra eso: que los libros vienen de otros libros, que los libros se conectan con otros libros”.
Por su parte, la poeta Emma Villazón dijo que está claro que el epígrafe es un elemento accesorio del libro. “No es imprescindible para la existencia del mismo, pero también es evidente que, dependiendo de cómo esté usado, puede jugar un rol importante en la obra, puede ampliar el sentido de la misma, enfatizar quizás el tono, la búsqueda estética o cierta preocupación que encarna la obra, según el autor”. Villazón, en su último poemario Lumbre de ciervos incluye este fragmento del poema Elevación de la sima de Humberto Díaz-Casanova, como epígrafe: “El poeta olvida su lengua maternal cuando debajo del alma cavan!”. “Por eso el valor del epígrafe en el libro dependerá de qué manera este se relaciona con el libro, y para eso, habría que hablar de obras específicas”, agregó Villazón.
¿Cómo escogerlo?
Sebastián Antezana, Premio Nacional de Novela en 2008 con La toma del manuscrito, explicó que para él, la elección de un epígrafe tiene más que ver con la intuición que con otra cosa: “En mi caso, un epígrafe se me ocurre en distintos momentos: tanto en la escritura como en la lectura, cuando me enfrento a frases que me mueven a detenerme sobre ellas, a probarlas y repensarlas, a buscarles contexto, a darles cierta continuidad. Un epígrafe es siempre un encuentro de alta intensidad en el que entendemos mejor un aspecto determinado de la escritura y la vida”, dijo Antezana, que abre su novela El amor según… con esta cita de la escritora Susan Sontag: “Las fotos nos transmiten cierta imagen de la guerra vinculada al acontecimiento, al estallido. Pero lo crucial de la guerra es lo que sucede después. ¿Cómo se fotografía lo que sucede después?”.
El escritor beniano Homero Carvalho Oliva manifestó que como el epígrafe tiene que ser un texto breve muchos autores eligen versos o fragmentos de poemas porque saben que encierran mayor condensación y belleza. “En mi caso no sé cuando los elijo, no tengo un método. Puede ser mientras estoy escribiendo la obra o al finalizarla, pero siempre es como una Epifanía, una revelación”, resaltó el autor de la novela La maquinaria de los secretos, que utiliza esta cita del italiano Cesare Pavese: “El arte de vivir, es el arte de saber creer en la mentira”.
Wilmer Urrelo, narrador paceño, comentó que él generalmente elige el epígrafe durante la escritura de la obra: “Aunque a veces, mientras leo hay algo que me gusta, lo subrayo y lo copio a una libreta que tengo destinada a eso”, agregó el ganador del premio alemán Anna Seghers por su novela Hablar con los perros, en la que utiliza esta frase de la canción Bestia de la banda mexicana Hello Seahorse! para presentarla: “No tengo voz para decirlo, por eso vengo y te lo escribo”.
Fuente: El Deber