05/05/2009 por Marcelo Paz Soldan
Encomio de Chabela Vargas

Encomio de Chabela Vargas

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Encomio de Chabela Vargas
Por: Ramón Rocha Monroy

Conocí la voz de Chabela Vargas gracias a Fernando Mayorga, su devoto admirador, pero cierta vez que yo andaba con una pena de amor, me aconsejó que no la escuchara, porque podía acabar en el despeñadero. Desde entonces le tengo una devoción inquebrantale, y me complace compartirla con gente tan valiosa como Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina y Carlos Monsiváis desde este rincón del mundo que para nosotros es el eje del universo, ¡cómo no!
No recuerdo si vi un documental o leí un largo reportaje sobre Chabela cuando viví en México, pero sí recuerdo los detalles: para sorpresa mía, ella nació en Costa Rica en 1919, pero se hizo, como muchos artistas de otras partes, en México, que en eso es como la caja de resonancia de una guitarra. Si no que lo digan Pérez Prado, Beny Moré, La Sonora Matancera y tantos otros artistas cubanos que inventaron la música popular en la Isla pero la hicieron resonar en el mundo gracias a México.
Chabela no tenía muy buenos recuerdos de Costa Rica y se quejaba de que allí la trataron mal. Para decir un lugar común, nadie es mofeta en su tierra. En cambio llegó a México y de inmediato conquistó con su voz desgarrada y su entrañable afición al tequila.
La salud de Chabela da milagro, como dice mi sobrina Nini: se ha bebido todo lo que encontró, se divorció ya madura, pero no tarde, de esa dama que la acompañó un trecho muy largo de su vida, y está intacta a sus noventa años. Como para desconfiar de los índices de la OMS, influidos por los médicos norteamericanos, para quienes beber una cervecita diaria ya es alcoholismo. Para consolarse hay que buscar las páginas web españolas, como ésa que consulté sobre la presión alta y decía que un hipertenso no debería beber más de media botella de vino diario y fumar cuando más dos puros. ¡Qué maravilla! ¡Así cualquiera es abstemio!
Chabela recreó los éxitos más azotados de Cuco Sánchez, de José Alfredo Jiménez y del folklore mexicano anónimo y popular, y los hizo internacionales. Ya tenía un lugar vitalicio en los corazones de nuestra Homérica Latina cuando la conoció Pedro Almodóvar. Con su habitual generosidad, el gran Almodóvar dijo en el cumpleaños de Chabela: “En las hemerotecas me gustaría que pusiera ‘Pedro Almodóvar, presentador oficial de Chabela Vargas’, y después ya lo de cineasta.”
Es cierto que a sus 90 años usa silla de ruedas, pero su espíritu sigue elevándose aunque el cuerpo se arrodille. La noticia del cable dice que vistió sarape, el poncho mexicano, y ropa prevista por la diseñadora española Elena Benarroch y por el escritor mexicano Carlos Monsiváis.
Joaquín Sabina, ese flaco entrañable, tenía que decir algo tan bonito como las palabras de Almodóvar: “Que sepas que sigo soltero, esperando que quieras casarte conmigo”.
La cantante Alaska se arrodilló y le besó la mano: “Me hinqué en el camerino y me vuelvo a hincar, que es como hay que estar ante ti”. La noticia dice que se adhirieron al festejo Miguel Bosé, Martirio, el enormísimo pianista cubano Chucho Valdés y la deliciosa Buika, Concha Buika, “La Chabela negra”, como le dice Chabela Vargas. Si no escucharon a Buika, no pierdan el tiempo: es una dama de origen africano que se crió en España. Es un maravilloso fruto de la migración.
Pena no haber estado allí, escuchando los éxitos de Chabela en las voces de Julieta Venegas, Eugenia León, Lila Downs (a quien Chabela considera su sucesora) y Astrid Hadad. ¡Todas padrísimas!
Chabela fue amiga de Frida Kahlo, y su aparición en la cinta protagonizada por Salma Hayek es la secuencia más estremecedora de esa gran película.
“Quiero dar las gracias por este homenaje, estoy muy emocionada, en silla de ruedas, pero así no me voy a quedar, les prometo que en dos meses ya camino, esto fue un paréntesis casual”, dijo Chabela y con un hilo de voz cantó “Y volver, volver, volver…”.
Fuente: Ecdótica