06/10/2016 por Marcelo Paz Soldan
El futuro según Edmundo Paz Soldán

El futuro según Edmundo Paz Soldán

Paz Soldan

El futuro según Edmundo Paz Soldán
Por: Matías Néspolo

El permiso de un soldado de abandonar el frente tiene por objeto una visita al hospicio donde se apaga su hermano. Se apaga entre la descomposición mutante de sus huéspedes, pero también la de un mundo extraño que parece acercarse lentamente -y entre recuerdos de una infancia malograda a las puertas de un presidio en tierra ocupada- a un crepúsculo final. Y en ese melancólico ocaso nada tiene sentido, ni siquiera el desfogue de una guerra absurda, como todas.
De eso trata Luk, uno de los 14 relatos que componen Las visiones (Páginas de Espuma), el mismo que dio origen al libro. Lo escribió Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia, 1967) casi sin darse cuenta, mientras trabajaba en Iris (2014), pensando que formaba parte de su última novela. Al caer en la cuenta de la autonomía de esa historia la dejó aparcada, y tras la publicación de la novela llegaron las demás: la de un científico que experimenta armas químicas con su propia gente, la de otro soldado con un ataque psicótico, la de una niña capaz de predecir el futuro…
Para los lectores de la última novela del boliviano, el mundo futurista y fantástico en el que se ambientan estos cuentos resultará familiar, porque habitan el mismo planeta de Iris. Pero más que una continuación o una segunda parte en relatos, se trata de un cambio de enfoque. «Más que una secuela es una consecuencia natural», dice Paz Soldán. «Los cuentos me permitieron entrar a temas más sutiles de la vida cotidiana de esa gente que vive en una zona de ocupación y guerra», añade, «porque había varias cosas de este mundo que necesitaba seguir explorando».
Mucho más amigo de los libros de relatos entrelazados con eje temático e hilo conductor, que de simples compilaciones de cuentos, el autor de Amores imperfectos (1998) cayó en la cuenta de que tenía entre manos una de esas obras que prefería con el relato homónimo Las visiones. «Con la primera frase de este cuento sentí que tenía la puerta de entrada no sólo al mismo relato, sino a todo el libro», recuerda.
Y de allí, de algún modo, el narrador boliviano cobró conciencia de ese centro oscuro en torno al cual giraban todas las breves piezas narrativas. Un eje temático que tiene muy poco de motivo futurista o de argumento de la ciencia ficción, más bien pasa por un síntoma de nuestras sociedades actuales. Se trata de la «disgregación social de una comunidad rota», explica, «y el sueño o el proyecto de retorno hacia una comunidad unida como tal». Un anhelo con el que se enfrentan todos los personajes contra dos fuerzas contrapuestas: por un lado, «las fuerzas de la corporación y el imperio de ocupación», y por el otro, «un mundo hostil y la consciencia de la finitud».
Lo cierto es que Edmundo Paz Soldán se sirve de la ciencia ficción y el fantástico para trabajar paradójicamente sobre cuestiones de nuestro tiempo y de una manera completamente realista o simbólica si se quiere.
«Cuando me imaginaba el futuro de Iris tenía en mente lo que dice William Gibson sobre el futuro: que ya ha llegado, pero no está distribuido de un modo homogéneo», explica. «No se trata tanto del avance del desarrollo tecnológico, como de la exacerbación de nuestros mismos problemas: una sociedad con bolsones de modernidad y tecnología a diez minutos de coche de precariedades de todo tipo».
No sorprende entonces que lo que le atrape del género es «la extrapolación de cosas que suceden dentro de medio siglo para hablar de lo que ocurre hoy», dice el narrador que revindica «más la mirada exacerbada, que el género».
Una mirada que, puntualiza, «en los escritores de género que me interesan como Ballard o Dick, tiene un contenido político muy alto», concluye el escritor que ahora trabaja una novela realista ambientada en una particular prisión boliviana, «como antídoto» después de cuatro años de habitar el futurista mundo de Iris.
Fuente: www.elmundo.es/