07/25/2022 por Sergio León

Edmundo Paz Soldán: “Ideé un videojuego que produjera los mismos efectos que una droga”

Por Xavi Ayén

La mirada de las plantas [Nuevo Milenio/Almadía, 2022], la nueva novela de Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967), es una historia selvática ambientada en el sector de la industria de los videojuegos. En el Amazonas, el protagonista forma parte del personal de un laboratorio que una empresa de realidad virtual tiene instalado en plena selva. Al mando del doctor Dunn, la corporación experimenta con indígenas para reproducir en su nuevo producto los efectos alucinógenos de una planta milenaria conocida como ‘alita del cielo’. El autor, de visita en Barcelona, atiende a este diario en un hotel del centro de la ciudad.

¿Qué quiso hacer con este libro?

Leí mucho sobre neurociencia, plantas medicinales y realidad virtual. Quería hacer una novela de ciencia-ficción ambientada en un laboratorio con un científico loco. Visité la selva y se me ocurrió ambientarlo allí, en el presente, en ese lugar de la Amazonía donde la gente cruza de Brasil a Bolivia sin pasaporte.

¿Qué tienen en común el chamanismo y la realidad virtual?

La tradición novelística de la selva es muy amplia pero no incluye estas temáticas tecnológicas. El desafío era fusionar la selva con el ciberpunk. Es un maridaje solo en apariencia incongruente. ¿Por qué no crear un videojuego de realidad virtual que reprodujera los efectos alucinógenos de ciertas drogas?

¿Qué podemos decir del protagonista?

Tengo un amigo que trabaja en un psiquiátrico. Él intenta usar las pastillas con los internos lo menos posible, lo que da resultados a largo plazo. Mezclé cosas que él me contaba con historias que leía en la prensa de médicos que abusaban de sus pacientes. Junto a eso, introduje el pasado personal turbio del doctor: el tema de la madre castradora, la tradición de los concursos de misses…

¿La realidad virtual tiene que ver con la esquizofrenia?

¿En qué momento, al experimentar con el cerebro con fines lúdicos, se traspasa la frontera de la salud mental? Ese era un tema que me interesaba.

Es una novela realista… pero de realidad virtual, con una parte virtual u onírica.

No me he inventado la tecnología de la novela, es la misma base del metaverso. La realidad virtual avanza mucho, están estudiando que se puedan imprimir las imágenes de tus sueños. Solo he adelantado un poquito el desarrollo de estas técnicas, como la terapia de realidad virtual, que ya se aplica a los agresores sexuales para que se pongan en la piel de las víctimas.

Bueno, hay cosas de su novela que todavia no suceden en el mundo real…

El siguiente paso de las grandes corporaciones como Facebook o Twitter va a ser recomendarnos cosas que ni sabíamos que nos pudieran interesar, adelantarse a nuestro propio deseo o crearlo en nuestro inconsciente. Muestro cómo estas empresas han dado un paso: no solo extraen nuestros datos de compras y nuestros gustos sino los de nuestro inconsciente.

Y muestra también una técnica que permite a un paralítico vivir como si estuviera sano: correr una maratón, por ejemplo.

Pero eso se usa ya con ancianos, les ponen las gafas virtuales para que vivan como cuando eran jóvenes.

¿Existe ese lugar, el pueblo que describe?

Se basa en la localidad de Cobija, que tiene detrás toda la historia de la explotación del caucho, ya agotado, por lo que se están explotando cada vez más otras cosas. Los indígenas me decían que ya no comían pescado o que había cambiado mucho de sabor, hay unos indices altísimos de mercurio en el agua, que se produce para la explotación del oro. Es una zona limítrofe con el Brasil, y eso se refleja hasta en los giros del idioma, que reproduzco.

¿Se ha divertido creando todas esas apps?

Algunas existen de verdad. Hoy no se puede escribir de la selva como cuando Vargas Llosa hizo La casa verde. Los personajes van con el móvil para identificar los árboles o el trino de los pájaros. Una cosa que llama la atención de la selva es que ves muy pocos animales -a excepción de los insectos-, porque se han metido más en lo profundo a causa del avance de la urbanización y de que hay cada vez más ruido. Por eso cree una app que te añade monos y tucanes al paisaje, por ejemplo.

¿Qué son los deep fakes, algo básico en la novela?

Un vídeo en que superpones la cara y la voz de alguien al cuerpo de otra persona, lo que te hace creer que hizo algo que jamás hizo. Está muy avanzado: salen políticos famosos diciendo barbaridades apócrifas o practicando escenas pornográficas. Hay apps en el mercado en que metes fotos y vídeos de una persona y te los integra en escenas de todo tipo.

La tecnología virtual permite, en su libro, convivir con familiares muertos.

Hay un reality en la televisión coreana que ya practica eso: vi el ejemplo de una mujer que creía ver de nuevo a su hijo muerto, estallando en lágrimas. Tiene que ver con la incapacidad que tenemos de aceptar la muerte. Exploro tanto la faceta emocional como la económica de todo eso, que es más presente de lo que muchos creen.

Fuente:www.lavanguardia.com/