10/25/2007 por Marcelo Paz Soldan

Crítica al Inquisidor de Patricio Sturlese

El Inquisidor
Por: Ramón Rocha Monroy

La escueta nota biográfica de Patricio Sturlese dice que nació en Buenos Aires en 1973; que es hijo de inmigrante genovés y estudia Teología como alumno laico del Colegio Máximo de San Miguel, Argentina. Es director de Cultura de la Sociedad Italiana del partido de San Miguel.
La novela El Inquisidor ha sido lanzada simultáneamente en 20 países, con una extensa gira de Sturlese que dura lo que va del año. Hemos encontrado noticias y críticas en la prensa de Guatemala, Panamá, Costa Rica, Venezuela y Colombia. En ellas, el escritor de 34 años cuenta que era jardinero y quedó sin trabajo durante la crisis del 2001. Ya había escrito El Inquisidor y decidió buscar una casa editora. “En un comienzo me fue difícil lograr que el texto llegara a manos de un editor”; pero llegó a buenas manos y fue seleccionado para un catálogo de best seller de bolsillo de la conocida editorial.
“Para empezar soy un laico que estudia teología –revela Sturlese–. Además leí una novela de Morris West sobre Giordano Bruno, dominico panteísta quemado en la hoguera, y me topé en Roma con una estatua de este supuesto hereje. Luego, cuando volví a recoger hojas secas en otoño, tuvo muchas horas para pensar en la historia”.
La novela está escrita en un lenguaje ceñido a la intensidad de la trama. Está poblada de diálogos bien construidos que alivianan el argumento y lo proyectan en un telón de fondo que es la historia tenebrosa del Tribunal del Santo Oficio bajo el pontificado de Clemente VIII.
Sturlese se mueve con desenfado en escenarios de fines del siglo XVI en Europa; recorre sitios históricos ya olvidados y nombra cosas de las cuales el tiempo ha dejado sólo la sombra de las palabras que las designaban. No es una novela pesada pues se mueve con la velocidad de un thriller sacro que cuenta la historia del Inquisidor General de Liguria en busca de un libro maldito, el Necronomicon, cuyo paradero conoce un hereje preso en las mazmorras del santo tribunal. La historia se adensa con referencias a brujerías, hechizos, suplicios, ejecuciones y sociedades secretas que se mueven a la sombra en pos del libro maldito. El Necronomicon es un libro ficticio creado por la imaginación de H.P. Lovecraft; significa en griego el Libro de las leyes de los muertos; Lovecraft lo atribuye a un sabio árabe y remonta la quema de los ejemplares del libro maldito al siglo XIII. Sin embargo, para Sturlese ha quedado una copia, que es el cuerpo del delito de su novela.
Algunos personajes de El Inquisidor existieron realmente. Ello da cuerpo a sus personajes ficticios, entre ellos, el protagonista. El libro tiene 500 páginas y a Sturlese le costó tres años de trabajo. Anuncia que viene un segundo libro escrito antes de la publicación de “El Inquisidor”. Ambos completan la bibliografía de este escritor argentino que ingresó con su primera novela por la puerta ancha de los best sellers internacionales.
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