02/06/2008 por Marcelo Paz Soldan
Critica a Palacio Quemado en El País de España

Critica a Palacio Quemado en El País de España

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Palacio Quemado de Edmundo Paz Soldán
Por: J. Ernesto Ayala-Dip

No son casuales las palabras que Edmundo Paz Soldán utiliza de Stendhal para el pórtico de Palacio Quemado.
“Estamos a punto de hablar de asuntos muy feos”, reza la cita extraída de La Cartuja de Parma. No son casuales siendo la nueva novela del escritor boliviano un relato político, político en el sentido que lo son en el fondo las novelas del francés. La hechura moral de Óscar, el narrador, se aproxima bastante a los héroes stendhalianos. Individuos que transitan como equilibristas, sobreviviendo en el fragor de las contradicciones sociales e ideológicas en las que están incrustados. El Palacio Quemado, para que el lector se haga una idea de lo que leerá, es el equivalente más cercano a la Casa Blanca, la Casa Rosada, Moncloa, sedes todas de sus respectivos gobiernos nacionales. Paz Soldán nos habla de las interioridades del gobierno boliviano (casi con la misma transparencia descriptiva que los espectadores pudieron experimentar en una serie televisiva como El ala oeste de la Casa Blanca) en una de sus últimas crisis políticas (con la diferencia de que en estos países, las crisis cuestan vidas humanas, casi siempre pertenecientesa una misma clase social), inmediatamente anterior a la llegada al poder del líder indigenista Evo Morales. Un fino hilo argumental, la sustancia subjetiva e intrahistórica del relato, va guiando los pasos del personaje central, que no del protagonista porque éste es la historia reciente de Bolivia.
Óscar es quien escribe los discursos del presidente. Como tal, es un testigo privilegiado del presente histórico de su país. Pero además, es el testigo contradictoriamente doliente y a la vez pasivo de las corruptelas y la ineptitud política de algunos dirigentes.
Nose abstengan de leer esta novela los lectores exigentes. Y, sobre todo, todas aquellas personas que quieran conocer de cerca la maquinaria interna de una casa en la que se supone que descansan los destinos de los ciudadanos de un país.
Fuente: El País. Babelia. 02.02.08