05/06/2014 por Marcelo Paz Soldan
Blanca Wiethüchter responde: ¿Cuáles son las 10 mejores novelas de la literatura boliviana?

Blanca Wiethüchter responde: ¿Cuáles son las 10 mejores novelas de la literatura boliviana?

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Blanca Wiethüchter responde: ¿Cuáles son las 10 mejores novelas de la literatura boliviana?
En 1983, el historiador y periodista Carlos Mesa organizó para Última Hora (periódico del que era sub-director) la publicación semanal de una encuesta: solicitaba a intelectuales que nombraran las figuras u obras más significativas de nuestra historia. Empezó con obras arquitectónicas, para luego continuar con presidentes, novelas, pintores y películas. Más allá de los resultados finales, sin duda interesantes, hoy esas listas tienen todo el atractivo que podemos hallar en saber, por ejemplo, qué novelas don Augusto Guzmán o Jesús Urzagasti o Werner Guttentag consideraban las mejores de nuestra historia. Iniciamos entonces, gracias a la gentileza del señor Mesa, una nueva sección, en principio dedicada a las “mejores novelas” de Bolivia (luego pasaremos a obras arquitectónicas, a pintores y a películas). Y comenzamos con la lista de la escritora Blanca Wie-thüchter (que se dio modos para sorprendernos con un par de sus elecciones).
Blanca Wiethüchter sobre las 10 mejores novelas de la literatura boliviana:
1. Juan de la Rosa (1885). Nataniel Aguirre. Por su calidad narrativa.
2. La candidatura de Rojas (1908). Armando Chirveches. Por el manejo sobrio y coherente de la construcción novelesca. Es un gran testimonio de época.
3. Aluvión de fuego (1935). Óscar Cerruto. Por su carácter premonitorio: el de la irrupción de la clase obrera en los movimientos sociales bolivianos.
4. Tierras de violencia (1959). Alberto Trujillo. Por su fuerza cuestionadora: muestra la dinámica de dos importantes sectores sociales desde una perspectiva propia.
5. La Chaskañawi (1947). Carlos Medinaceli. La mejor novela boliviana. Hace posible las posteriores rupturas de categorías narrativas y sociales.
6. Tirinea (1969). Jesús Urzagasti. Inaugura un nuevo tipo de novela: el argumento no es de primera importancia.
7. El caldero (1975). Gilfredo Carrasco. Por el tratamiento lingüístico y porque destaca como actor-espectador al mundo juvenil.
8. Los deshabitados (1959). Marcelo Quiroga Santa Cruz. Inaugura la nueva novela boliviana. Retrato de un sector burgués decadente.
9. Felipe Delgado (1979). Jaime Saenz. Por mostrar desde una perspectiva nueva y personal al habitante urbano.
10. Manchay Puytu (1977). Néstor Taboada Terán. Por su gran estructura narrativa. Por intentar polarizar dos tipos culturales vigentes en una metáfora colonial.
Fuente: Nueva Crónica No. 143