Por Marcelo Paz Soldán
En ‘El rayo del Catatumbo’, cuento de En el sueño de alguien [Nuevo Milenio, 2023] de Cecilia Romero, uno de los protagonistas, Mark, menciona en inglés el proverbio: Birds of a feather flock together. La autora no está interesada en traducirlo; como editores, tampoco lo hemos hecho: podíamos haber puesto una nota al pie de página, como alguna vez lo hemos dispuesto, para que el lector sepa qué significa. Se podían haber usado traducciones tan dispares como “Cada oveja con su pareja” o “Dios los cría, y ellos se juntan”, o quizás simplemente “Aves de la misma especie siempre están juntas”. En la edición son importantes éstos que parecen ser pequeños detalles, porque son los que dan las claves de lectura. Cecilia no está dispuesta a mostrar todas sus cartas. Es un dicho que queda flotando en el aire, no se sabe para qué está ahí o por qué se lo puso, cuál es la intención de utilizarlo. Es posible incluso que un lector que sepa inglés no haya tenido problemas en entenderlo y contextualizarlo. Estos guiños, casi imperceptibles, son los que pueblan toda la lectura. Son los detalles, los gestos, lo no dicho, el interlineado que llena de manera inconsciente todo (como diría Clarice Lispector: la no-palabra).
Cecilia no está interesada en que se lean los cuentos que componen esta antología como una especie de recetario y que sean fáciles de interpretar. Su cartografía es oscura, llena de amagos a historias que le son familiares o propias. Un homenaje a esos personajes y sucesos que la habitan.
El libro está compuesto por diez cuentos, algunos más largos, otros breves, siempre con la idea de convertir al lector en un voyeur o cómplice. El cuento ‘Coral y las hormigas’, narra una historia en la que su protagonista siente goce al cometer actos de maldad a sus semejantes. Ese placer que ella abriga cuando el otro está aterrado, y que ha sido generado en su niñez. El terror que sintió se lo debe ocasionar a otro. Ese goce por el dolor ajeno, destruyendo la vida de los que la rodean.
En el caso de ‘La noche del tapir’, la protagonista se refugia en plena pandemia en una casa a las afueras de la ciudad ya que ha terminado con su novio. Con maestría, Cecilia nos hace entender que el destino del tapir prefigurará el destino de la relación.
En el cuento ‘La noche del espantapájaros’, es extraordinaria esa sensación que nos dá la IA que comienza a tomar vida. La muñeca es la que relata la historia de lo que sucede con el personaje y no al revés. ¿No es esto lo que ahora está sucediendo?, —me pregunto, ya que tenemos que lidiar con determinar quién ha escrito el texto en cuestión. Qué nos hace diferentes de ellas y, claro, la posibilidad que tenemos los seres humanos de sentir emociones.
Cecilia lidia constantamente con emociones intensas, así que intuyo lo difícil que ha sido escribir este libro; no es casualidad que entre su anterior libro, Entre las horas, y este, hayan pasado casi trece años. Los libros son, o pueden serlo, una catarsis. Todo meticulosamente planeado en la mente del autor, palabra a palabra, intención, gestos, lo no dicho.
En ‘Guernica’ está la complicidad que se genera entre la nieta y la abuela. Se puede sentir la soledad de la protagonista; el cuento te genera esa sensación de abandono, de soledad. Mientras que en ‘House at Dusk’ se menciona de manera sutil esa posibilidad de que una pareja sea infiel, pero narrado de manera diferente a ‘Coral y la hormigas’, que también aborda el tema de la separación. En este cuento, su autora comenta que el final es intencionalmente abierto; para algunos lectores ha dejado la posibilidad de que Coral se convierta en Wendy Darling en la historia de Peter Pan y que finalmente pueda volar eternamente y habitar el reino de Nunca Jamás junto con sus hermanos.
En todo caso, es un cuento que me gusta mucho por eso que he dicho que tiene la narrativa de Romero, y es que no es necesario explicitar los eventos para que estos hayan realmente sucedido. Porque no existe esa necesidad de nombrarlo, porque ese pasar la posta de la autora al lector y dejar que éste lo revele. Como lo mencioné en ‘El rayo de Catatumbo’ lo que no se dice es a veces esencial, como en el caso de ‘Los suicidas’, donde son los fantasmas que deambulan en la historia los que dan la pauta de lo que va suceder. Algo parecido sucede en ‘La sagrada familia’ donde se da una relación incestuosa, pero la autora deja entrever otras posibilidades perversas para el desenlace.
No quiero guiar al probable lector de cómo tiene que leer el libro de Cecilia, ni mucho menos, pero sí me gusta enfrentarme al texto como un lector más. Un editor es sobre todo un lector, y tenemos la necesidad de tratar de entender en la medida de nuestras posibilidades qué es lo que realmente el autor trata de decir o, simplemente, esconder. Develar el misterio, las claves de escritura, ser un cómplice que se esconde en la oscuridad, que no se note su paso o intervención en el texto.
‘Los andenes de Arlington’ y ‘Umbrales’ son cuentos breves con claros guiños al padre y a la pareja.
En ‘Un final feliz’ se condensa esa idea de narrar aquello que se quiere contar y dejar afuera lo que ha sucedido realmente, que todo quede en la imaginación del narrador. Este es un cuento que se publicó en anterioridad en 11 escritores del Wilstermann.
Sugiero que el lector tenga cuidado, ya que es posible que la autora haya escrito algo pero, en el fondo, le esté diciendo otra cosa o le deje la posibiliad de terminar de construir la historia en su cabeza y lo haga cómplice. En el sueño de alguien está lleno de probables relecturas e interpretaciones y todos los cuentos son un manada de la misma especie.
Fuente: Ecdótica