Por Marcelo Paz Soldán
Nuevo Milenio tiene en su catálogo la novela La mirada de las plantas de Edmundo Paz Soldán, que trata, entre otras cosas, el efecto en las personas de una droga elaborada con ingredientes provenientes de plantas del bosque. Esta tradición literaria se remonta a obras como Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, donde Alicia experimenta transformaciones físicas mediante pociones y hongos, y personajes como la oruga azul fuman hookah de agua y el gato de Cheshire aparece y desaparece a voluntad.
Edmundo toma como base narrativa una droga llamada “Alita del cielo”, que produce en sus consumidores la capacidad de experimentar múltiples identidades dentro del propio yo, desafiando la noción de otredad. El doctor Dunn, uno de los personajes principales, argumenta que “no hay un yo en el yo, estamos en todas partes. Una especie de túnel del yo creado en el cerebro” (La mirada de las plantas, Nuevo Milenio, 2022, p. 82). La droga se convierte en un medio para buscar la identidad a través del otro, creando un multiverso donde el yo está presente en muchos otros yos simultáneamente.
La novela tiene sus raíces en el cuento “Doctor An” incluido en Las visiones (Nuevo Milenio, 2016), donde Edmundo introduce términos nuevos como jipu (una forma de nombrar un jeep) y crea espacios ficticios como Iris. La doctora Held, apodada “doctora Miel”, también aparece en esta colección, mostrando cómo ver el mundo con los ojos de las plantas cambia la vida de sus personajes.
En La mirada de las plantas, el doctor Dunn utiliza la “Alita del cielo” no sólo para explorar realidades virtuales sino también para intentar localizar a su familia desaparecida. La narrativa cuestiona la necesidad de consumir drogas naturales cuando la realidad virtual puede replicar estos efectos, sugiriendo que la manipulación de la naturaleza con tecnología puede crear experiencias similares o incluso más controladas.
Rai, un psicólogo que trabaja con Dunn, utiliza la droga para realizar un viaje virtual, experimentando la vida del doctor Dunn y planteando la cuestión de si puede intuir cómo reaccionaría el verdadero Dunn en diversas situaciones. Este proceso de suplantación de identidad se vuelve un tema recurrente, explorando la fusión y confusión de las identidades a través de las alucinaciones inducidas por la droga.
Otro personaje, Valeria, cree que las plantas tienen alma y ve el bosque como un espacio no sólo de extracción sino de diálogo con las plantas, facilitado por las drogas. Rai, experto en crear deepfakes, utiliza sus habilidades para manipular la realidad, haciendo vídeos falsos de sus compañeras de trabajo, lo que añade una capa de complejidad a la narrativa sobre la percepción y la realidad.
La mirada de las plantas es una novela ambiciosa que mezcla lo onírico y lo real, cuestionando constantemente la percepción y la vigilia. Los personajes deambulan entre mundos propios y ajenos, y la línea entre la realidad y la alucinación se difumina. Edmundo elige la pastilla roja de Matrix en esta obra, llevando a sus lectores a un viaje al corazón de la selva del cual no saldrán intactos.
Fuente: Editorial Nuevo Milenio