Por Ricardo Bajo
Alison Spedding cumplió 60 años hace dos meses. Lo hizo un 22 de enero, por eso es feriado nacional. Alison Louise Spedding Pallet es la mejor novelista boliviana. Nació en un pequeño pueblo de Inglaterra llamado Belper pero las bolivianas nacen donde les da la gana. Spedding, como firma sus libros (así sin nombre), llegó a los Yungas en 1986 para realizar trabajo de campo. En su país natal era una autora de culto dentro del género fantástico gracias a su trilogía A walk in the dark (Un paseo en la oscuridad). Los tres libros exitosos publicados en los 80 con varias ediciones y traducciones al alemán (The Road and the Hills, A cloud over water y The streets of the city) contaban la fascinante historia de Aleizon Ailix Ayndra, una mujer soldado que hereda a sangre y fuego el reino de Alejandro Magno y domina así el mundo conocido.
La afición por los detalles minuciosos (y sus inevitables/frondosas notas a pie de página), los personajes magnéticos bien perfilados, la intertextualidad típica y los diálogos veloces —marca de la casa Spedding— ya estaban ahí. Alison era la versión underground, feminista y radical de Tolkien (y sus sagas históricas). Tras el éxito de la trilogía (libros voluminosos de más de 400 páginas y tapas “colorinchis”), Spedding escribe Fear and posing in Cambridge, una parodia de Fear and loathing in Las Vegas (Miedo y asco en Las Vegas) de Hunter Thompson, un clásico de la literatura de las drogas en los locos/lisérgicos años 70.
La boliviana más inglesa escribe la obra durante sus dos primeros años yungueños. Lo hace muchas veces bajo la luz de las velas. Hasta aquí, las buenas nuevas. Las malas arrancan cuando su editor en la prestigiosa Harper Collins de Londres rechaza el manuscrito en 1989. ¿Cuál fue el único argumento? “Eso es subcultura”. Cuatro años después, el escritor escocés Irvine Welsh se va a hacer famoso al escribir Trainspotting, convertida luego en legendaria película. Spedding había escrito una novela de realismo social adelantada a su tiempo.
Miedo y asco en Cambridge fue publicada (en castellano con el subtítulo Una novela de los años del Thatcherismo) hace cinco años por la editorial Mama Huaco de Bajo Pampahasi. Ya lo dice el sabio refranero popular y ya lo saben en Tarija: “La venganza y el cangrejo de río se sirven en plato frío”.
El nuevo/viejo libro tiene 486 apabullantes notas a pie de página, todo un Récord Guinness. Y viene con un DVD maravilloso. Es la “banda sonora” de la novela, las canciones que saltan por las páginas: desde los Sex Pistols a Joy Division, desde Culture Club a The Jam, desde John Cale a la Velvet Underground, desde Talking Heads a David Bowie. Los temas que no se pueden escuchar son los del grupo ficticio Alfonsín y Sus Tres Yuqallas, “unos pisacocas eventuales que conocí en Suri en la provincia Inquisivi”. La banda destroza el Salón de los Cadetes de Marina con sus hits: desde Hijo de Windscale (nombre de la central de desechos nucleares al norte de Inglaterra) a Soy preso de las líneas blancas (en la autopista); desde Blues de K-Y a Social Sheep para terminar con la versión de The Lunatics Have Taken Over the Asylum de The Fun Boy Three. Windscale Baby también es una canción adelantada a su tiempo. Habla de fugas radiactivas, leprosos y putos mutantes. Solo faltan los bombardeos.
Spedding llegó a Cambridge en 1979 y pronto se salió del college para vivir en la ciudad, la ciudad “real”, a la que rinde tributo la novela. La inglesa más boliviana dedica la obra a “Mad Robert” (un amigo de la “U” esquizofrénico) y al escritor Thomas Pynchon, “quienquiera que sea”, autor de culto en sus años de estudiante. Spedding cree, aún hoy, que la mejor novela de Pynchon es El arco iris de la gravedad, poco conocida en el ambiente literario boliviano. “Será por eso que no he encontrado alguien que comente el interesante paralelo entre Felipe Delgado de Jaime Saenz y esta novela del escritor estadounidense”.
Thomas Ruggles Pynchon Jr., el escritor fantasma/laberinto, cumplirá 85 años en mayo. Nadie sabe dónde vive aunque dicen por Chulumani que lo han visto merodear por la casa de Spedding oculto bajo un sombrero negro de ala ancha. La última novela inglesa de Spedding fue su despedida de la “Pérfida Albion”, del clima horrible de sus inviernos, de la vida social sofocante y de la alargada sombra reaccionaria de la “Dama de Hierro”. También fue la bienvenida a la querida tierra boliviana donde la “gringa Alicia” volvió a nacer.
Fuente: La Razón