Por Rodrigo Urquiola
Nube (Editorial 3600, 2021) es el libro de cuentos con el que debuta Rodrigo Villegas (La Paz, 1995), una de las jóvenes promesas de las letras nacionales.
Con un ritmo medido en la construcción de las frases y oraciones que van construyendo cada relato, con imágenes poéticas que se desenvuelven de manera natural entre los intersticios de cada historia y con personajes en busca de escapar –o acoplarse de una vez por todas– a una soledad apabullante, Villegas ha armado un libro cuyas narraciones consiguen enfrentarse con lo que ya no está ahí, con la ausencia, a través de diálogos e imágenes que hacen pensar en un espejo que solo puede reflejar la nada o, en el mejor de los casos, las sombras o cenizas, etéreas como una nube, de lo irrecuperable.
Algunos de los personajes que deambulan por las páginas de este libro han sido afectados por la ausencia de la madre o el padre, o incluso del hermano, por tanto, pertenecen, desde la infancia, a esa patria inevitable que es la soledad de cuyos territorios no siempre se puede escapar completo. Otros de ellos, afectados por el amor que hiere el espíritu, que quiebra los huesos, han hecho de la ausencia el símbolo de la compañera que ya no querrá volver o a la que no se querrá volver porque se le ha dado un adiós definitivo, a veces aparentemente inexplicable. De esta manera, Villegas indaga en los intrincados misterios que el silencio dibuja por las noches, en el vacío del insomnio o de las calles citadinas con cada vez menos gente a ciertas horas de la madrugada.
En el cuento que le da título al libro, un personaje de prestancia juvenil, de manera azarosa, termina encontrándose con la voz de la experiencia, un viejo destrozado por los vaivenes de su propia vida, que le enseñará, maestro accidental, que el amor es como un sueño que no se puede dirigir, tan cercano y, al mismo tiempo, lejano como una nube.
Esa misma inquietud, la de la observación ante los sucesos o la voz de los viejos se repite en dos de los cuatro cuentos más logrados del conjunto. En “Espina”, por ejemplo, se sigue los pasos de un abuelo cuya vida se ha visto inmersa en sus propias tragedias personales, íntimas, y en los sucesos de la historia del país que le ha tocado en suerte habitar, Bolivia. En “Jaula”, otra vez la historia nacional, ese viejo irascible e impredecible, se hace cargo de la situación. La desaparición del padre a manos de los sangrientos soldados de la dictadura desembocará en un amor extraño, de la hija con el captor, cuyo desenlace sorpresivo parece recuperar el orden en el mundo.
En “Navidad” los personajes consiguen, si no la imposible comunión con la soledad, sí una tregua en la que son testigos de un crimen. En “Fogata” aquella imposibilidad vuelve a manifestarse en una cacería de encuentros y desencuentros que concluirán con cenizas y una senda de humo que asciende a los cielos para convertirse en una nube negra que se evaporará pronto, hacia el olvido, el auténtico destino de todas las cosas.
Nube es un buen libro de cuentos que, sin lugar a dudas, permite augurar un futuro promisorio a su autor.
Fuente: La Ramona