06/24/2019 por Marcelo Paz Soldan
“Vargas Llosa pierde el control cuando lo cuestionan las mujeres”

“Vargas Llosa pierde el control cuando lo cuestionan las mujeres”


“Vargas Llosa pierde el control cuando lo cuestionan las mujeres”
Entrevista a Liliana Colanzi
Por: Puño y Letra

Puño y Letra conversa con Liliana Colanzi, una de las escritoras más reconocidas de la Bolivia actual, acerca de los temas que más le interesan, los libros (en este caso los nuevos libros publicados por Dum Dum editora presentados en la última versión de la Feria del Libro de Santa Cruz, La desobediencia y El Occiso); y sobre literatura y feminismo.
Editorial Dum Dum presentó en la última Feria del Libro en Santa Cruz dos libros, https://ecdotica.com/2019/06/12/la-imaginacion-radical/ y El Occiso. Ambas obras fueron de las más vendidas y también fueron reconocidas como de las mejores editadas de este encuentro. Háblanos de estos dos volúmenes. ¿Cuál fue el criterio para trabajar sobre una antología de ensayos con enfoque feminista; y, por otro lado, para rescatar el libro de Estensoro?
La idea de la La desobediencia nació a partir del deseo de explorar el ensayo escrito por mujeres. El ensayo es un género considerado tradicionalmente masculino; Vicky Ayllón señala correctamente que a las mujeres se las ha considerado capaces de producir poesía —asociada con los sentimientos— pero no pensamiento, pese a que Bolivia ha tenido y tiene extraordinarias ensayistas como Teresa Gisbert o Silvia Rivera. Por otro lado, es palpable la necesidad de discutir la situación de la mujer en una época en que los paradigmas de lo que significa ser mujer están cambiando de manera significativa —y eso se puede ver en los debates sobre el acoso sexual, la maternidad, el aborto o la paridad— y en la que el feminismo es una importante fuerza colectiva de transformación. Por eso invité a varias autoras de distintas generaciones a hablar, en tono personal o expositivo, sobre su relación con el feminismo, la experiencia de ser mujer en estos tiempos o los problemas y temas que les parecieran más urgentes e interesantes.
En cuanto a El occiso, de María Virginia Estenssoro, forma parte de la línea de rescate de autores que por una u otra razón fueron olvidados (de hecho, Dum Dum editora nació con un libro que durante varias décadas fue ignorado por los lectores y la crítica: la novela Eisejuaz, de la argentina Sara Gallardo). El occiso se publicó en 1937 en medio del escándalo porque hablaba de temas tabú como el aborto y las relaciones fuera del matrimonio, y porque se leyó como un recuento autobiográfico de Estenssoro. El revuelo fue tan mayúsculo que no es casualidad que, después de esa experiencia, la autora no volviera a publicar otro libro, aunque continuó escribiendo. El primer texto, “El occiso”, sigue deslumbrando por la radical extrañeza de la temática, el lenguaje y las imágenes. María Virginia Estenssoro fue una mujer fuera del común de su tiempo: se casó dos veces, viajó por todo el mundo, fue columnista y profesora y formó parte del Ateneo Femenino, institución intelectual y artística que tuvo un papel importante en la discusión de varias reivindicaciones de las mujeres. Esta edición está acompañada por un excelente estudio introductorio de Mary Carmen Molina Ergueta, que además hizo una relación biográfica y consiguió recortes de periódicos de la época que dan cuenta de las reacciones que provocó el libro en su momento. André Estenssoro, nieto de María Virginia que vive en São Paulo, también proporcionó gentilmente algunas fotos.
En la introducción de La desobediencia dices que “Los feminismos de hoy se proponen reinventar el mundo a partir del cuestionamiento y la imaginación radicales”. ¿El feminismo está cambiando la literatura a partir de este planteamiento? ¿Cómo ves este devenir en Bolivia y en las nuevas generaciones?
El feminismo escarba en todo y lo cuestiona todo, tanto lo público como lo privado, por lo cual es inevitable que también la literatura se vea interpelada y transformada. Hace unos años Alison Spedding escribió un artículo en el que criticaba la pobreza en la construcción de personajes femeninos en varios de los premios nacionales de novela, mientras que se fijaba —si mal no recuerdo— que los personajes masculinos en esas obras respondían al cliché del macho conquistador e irresistible. El feminismo también interroga el campo literario para ver cómo es que un libro que titula Los mejores cuentos del siglo XX, editado por Ricardo Pastor Poppe, no incluye a una sola escritora entre la veintena de autores que compila, o por qué Hilda Mundy y María Virginia Estenssoro fueron ignoradas durante muchas décadas, por qué se juzgaba la literatura de Adela Zamudio a partir de su condición de soltera, por qué todavía hay paneles de escritores varones que solo discuten a otros escritores varones, o premios literarios en los que todos los jurados son varones, o antologías aparecidas este año con una mínima o nula presencia de mujeres. En este momento el feminismo está rebatiendo la idea de la “calidad literaria”, que se usa para justificar la exclusión de las escritoras en editoriales, festivales o antologías, y está discutiendo cómo la “calidad” no es un valor objetivo sino una construcción social sujeta a parámetros cambiantes, y cómo el mismo texto se recibe de diferente manera si lo firma un hombre que si lo firma una mujer.
Cristina Rivera Garza dice que, en el pasado, todos hemos perdido mucho con el silencio de las mujeres. Crees que sucede lo mismo con los hombres, es decir, con su silencio respecto a los nuevos posicionamientos de las mujeres en la literatura y en otras áreas. Pienso en alguien como Houllebecq, un machista declarado, que afirma que “La palabra de los hombres ha desaparecido, porque el hombre se dio cuenta que era más prudente callar. Porque se arriesga a no gustarle más a las mujeres. Se calla, disimula, y la mujer piensa tontamente que cambió. Por eso creo que las feministas deberían leerme para conocer el punto de vista de los hombres, que es poco conocido”. Me refiero a ese tipo de silencio.
Es ridículo que se sugiera que la palabra de los hombres ha desaparecido cuando es fácil verificar que siguen dominando las columnas de los periódicos, los catálogos de las editoriales, los premios literarios, la política y el espacio público en general. En un fin de semana normal en Bolivia, Argentina o Chile, vas a encontrar que el 80{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} o más de las columnas de opinión de los periódicos están firmadas por hombres. Sucede que los hombres se ven amenazados por tener que compartir el espacio público con las mujeres y resienten que además se les cuestione la hegemonía, y por ello acuden a la hipérbole y la victimización, como la frase de Houllebecq que mencionas.
Cómo tomas, por ejemplo, la última postura de Mario Vargas Llosa con respecto a su defensa de las críticas que lo acusaban de fomentar el “machismo literario” por la escasa participación de mujeres en el Premio Bienal de Novela que lleva su nombre. Aduciendo que “el feminismo corre el peligro de pervertirse si opta por una línea fanática e intransigente”.
Vargas Llosa pierde el control cuando lo cuestionan las mujeres: cuando Julia Urquidi, su primera esposa boliviana, publicó sus memorias Lo que Varguitas no dijo, él (que es un supuesto defensor de las libertades) la castigó quitándole las regalías de La ciudad y los perros, novela que escribió mientras estaban juntos; las regalías que recibía Julia Urquidi eran una compensación por sus años de matrimonio. Pertenece a una generación que esperaba de las mujeres un rol doméstico y subalterno; su segunda ex esposa y secretaria a tiempo completo Patricia Llosa, dijo de él: “Cuando tú le cuentas cosas crees que te está escuchando y no. Es un poco deprimente. Pero yo ya me acostumbré”. A él le debe resultar inédito que las mujeres se rebelen ante este tipo de trato. Ahora mismo hay represalias contra los que firmaron o apoyaron la carta criticando la escasa presencia de escritoras en la Bienal, y eso me sabe más a Inquisición que el pedido de paridad que hacía la carta. Además, siempre da un poco de risa que sea un hombre el que nos explique cómo debería ser el feminismo.
¿Qué podemos esperar en el futuro en el catálogo de Editorial Dum Dum? ¿Cuáles son los proyectos en gestación?
Vamos a seguir con la línea de ensayo y de traducción, así que estén atentos.
Fuente: Puño y Letra