Premio Nacional de Periodismo
Por: Paulovich La noticia de perfil
“A que no sabes lo que le ha ocurrido a tu amigo Tito de la Viña”, me dijo esta mañana mi comadre Macacha, cuando vino a despertarme. Lo primero que pensé fue la posible agresión a Tito por algunos elementos incultos, enemigos de los periodistas, y así le manifesté a mi pariente espiritual, pero ella meneó la cabeza porque no podía hablar.
Seguí cavilando en lo que le pudo suceder a mi viejo amigo periodista y me atreví a decirle: “Seguro que está preso en la cárcel de San Pedro acusado de haber hecho volar un gasoducto de YPFB”, equivocándome nuevamente en mi pronóstico, hasta que la cholita se compadeció de mi poca perspicacia y me dijo: “¡Ah, los periodistas!, nunca aciertan al predecir quién ganará las elecciones o quién triunfará en un encuentro de fútbol. Tito de la Viña no fue agredido por una turba de incultos ni fue encarcelado en San Pedro, como está de moda, tu amigo ha sido designado Premio Nacional de Periodismo 2008”.
Respiré hondo y sonreí feliz al conocer la noticia e hinchándome de orgullo le dije a Macacha: “Tito es un viejo amigo mío y trabajamos muchos años juntos en Presencia, él ejerciendo el periodismo deportivo y yo, como siempre, escribiendo con algo de humor para decir algunas cosas serias”. Hoy se me ocurre decir que Tito de la Viña es un justo ganador del Premio Nacional de Periodismo 2008, que le será entregado en la sede de la Asociación Nacional de Periodistas.
Es la primera vez que este galardón es conferido a un profesional especializado en deportes, como si esa actividad fuera menos importante que la política, la economía u otras de nuestro tiempo, sin tener en cuenta que el deporte es hoy la actividad más apasionante que se desarrolla en el mundo, donde los hombres viven y mueren en pos de un triunfo o una nueva marca atlética. Así, podríamos decir: el hombre de nuestro tiempo es un ser que fornica, lee periódico y por las tardes va al fútbol para ver ganar a su equipo.
Tito de la Viña no se equivocó de actividad en la vida y escogió la muy noble del periodismo deportivo, en la que la objetividad es requisito imprescindible para que sus lectores o auditores crean en él y su firma o su voz se conviertan en respetables. Tito de la Viña no es de Bolívar ni de The Strongest, sino un verdadero periodista que mira en la cancha la actuación de hombres y de quipos, juzga lo que es bueno y lo que es malo, sin importar el color de las camisetas y luego opina para que nos enteremos los que poco sabemos.
Esta noche el presidente de la Asociación Nacional de Periodistas, Ronald Grebe López, honrará a Tito de la Viña y también a otros periodistas sobresalientes, a quienes felicito con todo mi corazón.
Fuente: El Deber