El “sin sabor” de la obra de José AntonioValdivia
“Hambre”, es la palabra que define bien lo que se pretende explicar en estas líneas. Así como las ganas de comer que despierta el exquisito olor de un trozo de carne a la parrilla, exactamente así, un libro despierta ciertos sentidos, una obra capaz de robarse la atención entera y permitir vivir junto a ella todo lo escrito en cada una de sus páginas.
Partiendo de esta reacción básica y natural en un lector, Los sonidos de la Noche, novela recientemente publicada de José Antonio Valdivia, pese a su singular y poético nombre, de sonidos no tiene nada y de ruido mucho. Escrita en primera persona, esta obra presenta un protagonista: ¿el Ulises moderno? Alias el “Navegante”. Este sujeto presenta su vida anterior a su papel de escritor, como una de las mejores vidas, viene de padres especiales, la madre la “más bella flor del valle”, los abuelos ni que decir, es tanta la maravilla de los personajes primarios que de hecho el nieto (el navegante) heredo sin más el talento de escritor del abuelo.
Y así sin más, recién llegado a una ciudad X presenta sus relatos que inmediatamente son publicados en una revista femenina logrando tal éxito que empieza a adquirir remuneración económica y fama de escritor. La fama de ser el “¿nuevo Carver, Chévoj o Cheveer?”, así al menos, dice que hablan de él la crítica y, claro, su público femenino.
Pero la fama no llega sólo a eso, si no que una futura Miss se va a vivir en la misma casa del “celebre escritor” porque resulta que es la sobrina de la casera y que además lo admira.
De tal modo su cielo de “súper héroe” se amplía, que le da a la afamada fans el título de “Penélope”, (la de Ulises) y es tal el encanto de la chica por este personaje que “nació estrella” que al tercer día de apenas llegar y conocerlo le da su “virginidad”.
Pero claro que no será la única. Un ego tan alto y masculino necesita de más y sale a escena otra mujer loca por él, bautizada como Lorelei. ¿Distinguen alguna gran hazaña?
¿Existe una historia? ¿Dónde? No la veo. Hasta Corin Tellado en sus novelas rosa tiene más originalidad creativa y al menos responde a lo básico de todo relato: Introducción, nudo y desenlace.
Tomando en cuenta sus otros escritos, no se puede decir que Valdivia no sepa escribir, lo que no sabe es “hilar fino”, no basta la utilización de palabras bonitas, un tanto poéticas que en este caso, tienden a cansar, a confundir a experimentar la tentación de darle un “mejor uso” a esas páginas tan llenas de “vana gloria”.
Aún no se como pude transitar en ellas. En conclusión Sonidos de la Noche es una difícil lectura que lejos de producir hambre, produce nauseas y los “ruidos” dolor de cabeza. Particularmente prefiero al verdadero Homero.
Fuente: Los Tiempos