Sobre Nacionalismo y Coloniaje de Carlos Montenegro
Por Christian Jiménez Kanahuaty
Para Andrea Uriona Larraín, en todas las latitudes.
1. Estos apuntes no tienen un carácter acabado. Son más bien provisionales. Líneas de fuga para una futura y posible interpretación más sistemáticas y, por ello mismo, más relacionada al momento de producción –contexto- del libro y el sistema interpretativo –ideológico- con el cual Montenegro aborda el estudio de la historia de Bolivia, con el pretexto de hacer una reflexión sobre la Historia del periodismo en el país.
2. Nacionalismo y Coloniaje, en ese sentido se convierte en un artefacto que sirve en dos niveles de interpretación: i) El primero de ellos es para el periodismo. Es la manera en que el periodismo crece, se acentúa y consolida como una manera en que el poder ajusta cuentas con los que dejaron el poder. Es decir, el periodismo escrito se convierte en un instrumento del bloque político en el poder y ello trae la consecuencia de generar un campo discursivo propio de aquellos que poseen ya no sólo los medios de producción, sino los medios para validar la distribución social del trabajo y sus sistemas de dominación y explotación. ii) Se convierte en el libro –material de análisis- del cual se extraen la menos dos conclusiones importantes. A) La historia de Bolivia está funcionando bajo el esquema de la liberación y la construcción de la soberanía nacional frente a los intereses extranjeros que se presentan directa o indirectamente y B) El motor de esa historia es la “masa” proletaria o campesina –no se hace una distinción tajante en el texto de Montenegro-, que funciona en tanto pueblo, es decir, que funciona como “nación”; y su combustible es la lucha de ésta “nación” frente a la plutocracia, la burocracia estatal, el poder militar irresponsable-permanente, aquellos, en suma que bien del país, pero que desean vivir en otro país. Esa forma social que se ha denominado la “anti-nación”.
3. Nacionalismo y Coloniaje resume la historia del país, en actos propios de los géneros literarios, establece arcos discursivos y de acción entre cada uno de los actos. La trama es la lucha entre los intereses nacionales y los extranjeros. Dicho así la tesis del libro parece facilista, porque sólo da cuenta de una lucha que al modo de Sísifo: siempre es un eterno retorno (cabe decir, sólo de pasada, que ésta figura es usada por Sergio Almaraz Paz en Réquiem por una república, se ha escrito mucho de la influencia de los griegos y del existencialismo francés en clave Albert Camus en la obra de Almaraz Paz y por ello sólo la referimos en éstas líneas. En cambio la estirpe de Montenegro parece devenir más de la tragedia y del drama de tónica Shakespereana). Sin embargo, Nacionalismo y Coloniaje se convierte en el esfuerzo mayor de sistematización de la historia boliviana con el objetivo de establecer las fuerzas subterráneas que hacen girar la construcción de la nación y de la antinación; en ese sentido, la exploración historiográfica que realiza Montenegro es el medio con el cual quiere demostrar que Bolivia y algunos de sus historiadores ha sufrido el malestar en sus cultura. Es decir, que muchos de sus personajes principales han deseado sino su desaparición, sí su subsunción dentro de otras formas estatales. Así los proyectos de emancipación sufrieron interrupciones y críticas, pero luego cuando el Estado ya era una más de las construcciones humanas, se luchó porque su soberanía no estuviera ligada a los deseos de aquellos que veían con buenos ojos la cantidad de recursos naturales que se encontraban dentro de esas fronteras endebles y negociables.
4. Es un manifiesto, al mismo tiempo, Nacionalismo y Coloniaje porque sirve como un modelo de diagnóstico donde a modo de El manifiesto del Partido Comunista, explora las muchas hipótesis que hacen parte del recorrido de la vida política de Bolivia. Con ello ejemplifica las luchas saturadas de sangre, odio y rencor con las cuales se cubrieron las hojas de los periódicos desde el momento mismo en que se fundó la república.
5. Sí Marx y Engels generan una apuesta política a partir de desentrañar el origen del capital y las formas de explotación hacia el proletariado mundial, Montenegro hace lo mismo, pero teniendo en cuenta no sólo al proletariado, sino a la nación, que como ya mencionamos, a veces se confunde con la “masa” y esa masa hace referencia al “campesinado” al “indio”. Y da cuenta de que si bien lucharon en los campos donde se decidió el destino nacional, una vez terminada la contienda, el olvido reino sobre sus cuerpos y sus necesidades.
6. Dicho eso, Carlos Montenegro arremete contra los intereses extranjeros que se asocian a personas determinadas que a nombre del país transan los intereses nacionales. Cada presidente, cada partido, cada ideología, no son más, para Montenegro que las partes de una utilería que funciona en razón de una idea que atraviesa los corazones y las mentes de los personajes que hacen historia sin saber lo que hacen. Pero como en una gran obra, cada parte de la utilería, cuando cae la noche lóbrega y solitaria toma carne y actúa sobre aquellos que dicen ser representantes de los impulsos nacionales.
7. Montenegro, glosa nuestra historia sin entrar a justificar el modo en que la historia se desdobla entre “oficial” y “oculta” parece que una discusión que ya sabe resuelta, no la discute, pero toma posición. La historia para él se resuelve en esa contradicción entre nación y antinación, entre clases acomodadas y empobrecidas. Pero también entre aquellos que buscan al Estado como horizonte de comunidad compartida desde la cual proyectar la revolución social y aquellos que buscan en el Estado una forma más de satisfacción de sus instintos más solapados.
8. Si Nacionalismo y Coloniaje se sigue leyendo casi desde hace 70 años –la primera publicación data de 1944, pero fue premiada en un certamen organizada por la Asociación de periodistas de La Paz en 1943, aunque como se reconoce en la introducción realizada por Rodolfo Salamanca en 1984, el libro sufrió serias modificaciones entre el original premiado y el publicado. Y eso Salamanca lo dice con conocimiento de causa por que fue él uno de los jurados que en 1943 concedió el premio a Montenegro-, es porque sirve como piedra de toque para el “nacionalismo revolucionario” aquél propio del MNR. Aquél partido que canalizaría la acción colectiva del 1946 en adelante y que se cristalizaría en la gran movilización social, que se ha convenido en llamar “la revolución nacional de abril del ‘52”. Pero también es importante porque ofrece sin rodeos una metodología de construcción argumental. La investigación hemerográfica al servicio de la historia política de las ideas. No trata los momentos diacrónicamente o sincrónicamente, los ve de forma global, extrae, por tanto de ellos, su esencia. No se preocupa por el fenómeno sino por sus causas. En ese sentido, el aliento marxista está presente no cómo instrumento que interviene en el texto, sino como herramienta con el cual se interpreta y representa la realidad que siempre parece actualizarse, porque el poder no se ha movido de lugar. A pesar de que en el último capítulo del libro se deja entrever que como consecuencia de la Guerra del Chaco (1932-1935), la nación se enfrenta con su propio espejo el que le devuelve la vista sobre su historia y le muestra no sólo su faz intrépida, sino que a través de ésta la nación reconoce a todos los que participaron en su construcción y es justo en ese momento cuando los personajes se revelan tal cual son.
9. Otro factor importante para que Nacionalismo y Coloniaje perdure tiene que ver con el propio recorrido del discurso del nacionalismo revolucionario y de la teoría política que lo sustenta. Es así como Carlos Montenegro, junto con René Zavaleta Mercado, Sergio Almaraz Paz y Marcelo Quiroga Santa Cruz constituyen el cuadrante del pensamiento social y político en Bolivia, cabe decir que cada uno a su estilo, interpreto y asimiló el marxismo para encarar sus investigaciones sobre la realidad concreta en Bolivia, las periodizaciones que establecen, siguen siendo vigentes hoy como una forma de entender no sólo la política, sino la misma formación económico-social nacional. Hablan de límites, de alcances, de bloques de poder, de estructuras de dominación, de clases sociales, de reivindicaciones, de fuerzas militares, de oligopolios, de nacionalismo, de identidad nacional, de coloniaje, de extractivismo, de partidos políticos, de la masa, del proletariado y en suma, de la revolución; de la autodeterminación. Montenegro junto con José Cuadros Quiroga, Tristan Marof –Gustavo Narvarro- Augusto Céspedes, y otros, fue artífice de la mayor experiencia periodística del país de post guerra. La Calle se constituye en el órgano oficial de difusión de las ideas nacionalistas. Asentará el terreno para la incursión del MNR. Pero más allá de ello, que puede teñirse solamente con la impronta político partidaria –aunque no deja de ser cierto que Montenegro será también el fundador junto con Víctor Paz Estenssoro, Walter Guevara Arce, Hernán Siles Suazo y otros, del MNR- la fuerza temática que postula Montenegro alimentan los debates sobre la nación, sobre la explotación y la subsiguiente “neocolonización” o coloniaje, como denomina el autor a esa permanencia de las estructuras sociales y económicas impuestas por la colonia.
10. Para las ciencias sociales, Nacionalismo y Coloniaje es una ruta ineludible para entender la nación y su lucha en procura de su permanencia. O en definitiva, es la manera en que se presentan sistemáticamente organizadas las razones por las cuales el poder se cuestiona. Pero, también nos habla de cómo el poder encuentra canales, como el periodismo y los periódicos, para irradiar su ideología y su modo de entender el territorio nacional y sus recursos naturales.
11. El camino del ensayo en Latinoamérica ha recorrido mucho para llegar a Nacionalismo y Coloniaje, y Montenegro sabe de ello y nos lo demuestra al estar en permanente diálogo con los autores que hicieron el ensayo un género sólido con el cual interpelar la realidad. Pero eso de “ensayo” puede generar una doble idea: i) Ensayo en el sentido de “ensayar” una interpretación sobre la historia de Bolivia: esto no ocurre. Montenegro, conoce su material de estudio, sus conclusiones son acabadas y definitivas. No deja diálogo pendiente ni trama sin conclusión. ii) En ensayo porque el género mismo le ofrece dada su flexibilidad, jugar con la crónica, el estudio de la ideología de la época, la reconstrucción de personalidades de actores claves en la historia de Bolivia, entre otros tópicos; ensayo porque deja al lector, a la opinión pública, el aprendizaje de las conclusiones. Las sentencias son sólo el modo en que el autor encuentra una manera ya no de interpelar a los sujetos de la historia con la cual trabaja, sino que su objeto de atención, es luego, el lector. Un lector al que se demuestran con pruebas cada uno de los juicios con los cuales arranca el autor cada una de las partes de Nacionalismo y Coloniaje.
12. Dividida en seis partes (Precursores, Paréntesis, Epopeya, Drama, Comedia, Novela), Nacionalismo y Coloniaje, caracteriza la historia boliviana bajo la impronta de estos géneros literarios. Cada uno de ellos, representa una caja donde ingresa una parte de la historia. Cada parte dota de sentido a esa parte de historia y a su vez esa parte de historia toma mejor cuerpo cuando se la denota, delimitando un tiempo. Es decir, por ejemplo, la Epopeya es el momento de la lucha de independencia donde los actores claves son Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y el Mariscal de Santa Cruz; ellos arman la epopeya de la gesta de liberación; y al mismo tiempo la epopeya los marca como figuras eternas que representaran su papel en los escenarios de todas las latitudes de las naciones liberadas cada vez que se represente esos momentos. De ese modo, indirectamente, Montenegro, nos demuestra que la historia no es fría ni está muerta. Es cálida y se activa cada tanto. A lo que apela en definitiva, el autor, es a establecer una manera vital de establecer conexiones entre la historia. Una manera en que la historia se convierte en intersubjetiva, la historia dialoga consigo misma y al hacerlo se representa en cada estadio de modo diferente: primero como Epopeya, luego como Drama, después como Comedia, y finalmente, como Novela. Y si uno se pone a establecer puntos de enlace, podría decirse que este rasgo es propio del materialismo histórico, debido a que no sólo la historia se ve desde el lado en que se construyen y funcionan las estructuras de dominación que tienen que ver con los medios de producción y sus detentadores, o cuando se habla de nación, la ineludible visualización de los modos de producción en sociedades capitalistas o precapitalistas como requisito para establecer una determinada formación económico-social. Pero también cuando Montenegro hace de la historia boliviana una sucesión de géneros literarios, nos habla, como Marx, cuando nos dice que la historia cuando ocurre de nuevo, sucede como farsa. Y más allá de ello, Nacionalismo y Coloniaje arma el sistema discursivo e ideológico con el cual seguimos refiriéndonos a la nación y desde la nación.
Fuente: Ecdótica