Dictamen del jurado calificador del VIII Concurso Plurinacional de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz, Gestión 2014, a propósito de El sonido de la muralla
“Cautiva en la obra el manejo del lenguaje metafórico, rico en figuras literarias introduciendo al lector en un mundo onírico.
En el andamiaje de la novela se alternan los planos temporales y espaciales de manera aparentemente ilógica, manteniendo una coherencia interna a lo largo de su desarrollo, semejando un escenario kafkiano.
El tema fabulado en la novela parte de lo cotidiano y trivial; desenrollándose hasta un estado que fusiona lo irreal, en una narración laberíntica.
El relato en una voz de niña cobra ribetes impredecibles en el despojo material a los protagonistas. Impacto emocional que dispara la fantasía infantil estructurando una fábula abierta.”
A propósito de El sonido de la muralla de Rodrigo Urquiola Flores
Por: Adolfo Cáceres Romero
(Comentario de contratapa)
El sonido de la muralla narra, desde la voz y perspectiva de una niña vieja o –como más adelante podrá ver el lector– una vieja niña, la historia de una familia que, al retornar de un viaje, descubre que ha perdido su casa a manos de unos invasores desconocidos.
Nada pueden hacer ellos contra estos invasores aparte de esperar. Esperar a que se abra la puerta. Esperar a que el mundo en el que han vivido hasta entonces y que, de manera aparentemente inexplicable, los ha olvidado vuelva a admitirlos en su seno. Esperar por una explicación. Esperar hasta que el sentido del tiempo en que se han acostumbrado a vivir vaya diluyéndose.
Si bien ésta es una novela sobre la espera, es también una novela sobre la memoria, la memoria como ente independiente al dueño de los recuerdos, la memoria como un espacio donde todo puede suceder, la memoria como un sueño que uno puede dirigir, la memoria como un lugar al que se nos ha prohibido el acceso por alguna razón que podría parecernos inexplicable.
Y al final sólo prevalece el silencio.
Fuente: Ecdótica