La ‘fiesta grande’ como cuna cultural de Santa Cruz
Por: Darwin Pinto
El Carnaval cruceño desde sus inicios ha servido de excusa para dar rienda suelta a la alegría y a algunos excesos felices. Pero también ha sido la fiesta en la que la cultura oriental fue tomando una identidad propia y el jolgorio popular sirvió como ‘musa’ tanto para compositores, músicos, pintores y escritores nacidos en esta tierra como de otros foráneos enamorados de Santa Cruz.
Según Paula Peña, miembro de la Academia Boliviana de la Historia y directora del Museo de Historia Regional y Archivo histórico (frente al correo), se tienen registro de la fiesta grande en las actas capitulares desde 1637.
“El Carnaval ha ido evolucionando. Al principio del siglo XX no había comparsas y la fiesta era sólo para los hombres. En ausencia de las comparsas, los amigos se reunían a caballo y hacían recorridos por el pueblo secuestrando peladas. Después el carnaval evolucionó como toda la cultura, incluyó mujeres e incluso ahora hay comparsas sólo de mujeres”, dijo.
Pintura
El artista plástico Carlos Cirbián realizó series de pinturas carnavaleras en 1997 cuando se encontraron crónicas de la fiesta grande que databan de finales del siglo antepasado. “Hice ese trabajo para la comparsa Chabacanos. Eran imágenes del siglo XIX. Entonces no había comparsas y se salía a caballo con el espíritu de la broma. Luego hice pinturas del Carnaval de los años 30. Entonces había bailes de salón que se hacían en el Palace Theatre (en el ex cine Palace); el Carnaval de calle (que aún pervive), y la gran entrada o corso. El primero estuvo en auge en los años 20. Había mucho glamour en el Palace Theatre. Después de la Guerra del Chaco empezaron a llegar camiones a Santa Cruz, con lo que se inició la era de los carros típicos que sustituyeron a los carretones”, dijo Cirbián.
Otro pintor inspirado por la fiesta grande fue Armando Jordán. Dos de sus obras carnavaleras están en el Museo de Historia: se trata de una imagen del Carnaval de 1934, que era eminentemente masculino, y otra de 1964, en el que ya se ven mujeres.
En homenaje a este pintor, que retrató a Santa Cruz de la Sierra en varios de sus aspectos, el pintor Tito Kuramotto hizo una pintura en 1988 que se llama Homenaje a Armando Jordán. “Forzosamente todo artista cae en un motivo común como es el Carnaval. He pintado mascaritas, danzas y juegos con agua en ese tema que es inagotable”, afirmó Kuramotto.
Música
Según el cantautor y líder de la agrupación Los Cambitas, Armando Terceros (autor del Libro de Oro de autores, compositores e intérpretes de la música oriental), hasta principios del siglo XX la música cruceña sólo se limitaba a la autóctona.
“La primera gran corriente de música de Santa Cruz de la Sierra fue el carnaval, que nació para las fiestas carnestolendas. De España llegó el guachambé, que en Paraguay se convirtió en polca. Hubo bandas paraguayas que trajeron ese ritmo a principios del siglo XX y aquí se le dio un tono alegre y se llamó carnaval. Mateo Flores lo explotó y el carnaval dominó las fiestas hasta que el taquirari apareció en los 40”, explicó Terceros.
Aldo Peña, un clásico de la música carnavalera actual, para la fiesta grande lanzará un taquirari homenaje a las reinas del Carnaval, además de temas como El brincao del zonzo. En sus letras, Peña rememora la picardía del Carnaval de Antaño sobre las aventuras amorosas de algunos fiesteros.
Entre los nuevos aportes a la cultura carnavalera está el grupo Azul Azul, que en 2006 presentó un disco doble con 45 taquiraris de comparsas y este año hicieron la reedición pero en la versión banda.
A eso se suma el Festival de Bandas que se realizó el sábado pasado (ya lleva 16 versiones) y que premió a 14 nuevos temas folclóricos que Aldo Peña se encargará de llevar al CD para esta fiesta grande. Sólo para citar a unos cuantos compositores que aportaron al folclore oriental, antes fueron Godofredo Núñez o Nicolás Menacho. Este último le puso música a un poema de Raúl Otero Reiche llamado El corso de la Flor.
Literatura
De las páginas 755 a la 927 en el tomo V de las Obras completas del fallecido Raúl Otero Reiche, se pueden encontrar sólo ensayos y poemas sobre el Carnaval oriental. El también extinto Hernando Sanabria Fernández dejó El Cancionero Popular de Vallegrande en el que se habla de las tradiciones de la fiesta del dios Momo en ese lugar, mientras que Nino Gandarillas publicó el libro 400 años del carnaval cruceño. Por último, la fundación Nova y el PEN Santa Cruz, publicarán la antología de cuentos carnavaleros Cuentos de Momo y Baco. El trabajo incluye escritos de Biyu Suárez, Centa Reck, Emilio Martínez, Heide Zürcher, M. Sarah Mansilla, Angélica Guzmán y Willi Noack. A su vez, el grupo de teatro La Colina dramatizará el cuento carnavalero Las Mil y Once noches, de Sara Mansilla.
Así el Carnaval sigue alimentando a los artistas que renuevan formas de preservarlo a través del tiempo.
Fuente: El Deber / Brújula. Edición del Sábado 26 de enero de 2008