09/24/2013 por Marcelo Paz Soldan
Cuando los diarios no hablan de ti: Respuesta a "El sur también existe" de Ramón Rocha Monroy

Cuando los diarios no hablan de ti: Respuesta a "El sur también existe" de Ramón Rocha Monroy

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Cuando los diarios no hablan de ti
Por: Mauricio Souza

(Se abre un debate. Respuesta a las afirmaciones y alusiones de un artículo publicado la semana pasada)
Grosso modo (es decir, a su manera), Ramón Rocha Monroy se queja en la nota “El Sur también existe”, publicada el 15 de septiembre en este suplemento, de lo siguiente:
a) Que en el VI Foro de Escritores Bolivianos, realizado en Cochabamba del 21 al 24 de agosto, un grupo de seis críticos “paceños”no se ocupó de Cochabamba. Por extensión, este “ninguneo” afectaría a otras partes del país.
b) Que esos “críticos paceños” no se ocuparon de autores recientes de la literatura boliviana. Sobre lo primero habría que decir que, aunque mitad de los“críticos paceños” aludidos son cochabambinos (Antezana, Muñoz y Prada), en este VI Foro, dedicado a “Las rupturas en la novela boliviana del siglo XX”, no se habló de novelistas cochabambinos recientes (aunque hubo no pocas ponderaciones de la novela El lugar del cuerpo de Rodrigo Hasbún).
Lo que sí se hizo, con una frecuencia hasta obsesiva, fue hablar de Adela Zamudio, la gran escritora cochabambina, y también de Jesús Urzagasti, de Jaime Saenz, de Giovanna Rivero, de Alcides Arguedas, de Blanca Wiethüchter, de Wilmer Urrelo, de Adolfo Cárdenas.
Me imagino que, en opinión de los críticos invitados, ni Rocha ni Paz Soldán ni Gonzalo Lema (ni los otros escritores que menciona en su artículo) son autores de “rupturas ”en la historia de la literatura boliviana.
Que yo recuerde, esa incapacidad -si es que se la pensó como tal- nunca fue atribuida al hecho de que algunos de los escritores supuestamente “ninguneados” fueran cochabambinos.
Sobre lo segundo -acaso el meollo de la queja de Rocha- habría que aclarar que los académicos tienden a tomarse su tiempo con los textos y no suelen pensar su oficio como el de comentaristas de novedades.
Para eso está el periodismo, es decir, entre otros, el señor Rocha Monroy, que tiene toda la libertad de producir lecturas y reseñas sobre los autores que menciona.
(Sobre el argumento final de Rocha no se puede hacer sino sociología. ¿O el llunk’erío es psicología? Si Cochabamba es importante o no para la literatura boliviana porque allí se fundó el MAS es un asunto -o requerimiento laboral- cuya explicación dejo al señor Rocha, que, al parecer, en su peregrinaje político ha perdido el escritorio y ahora escribe de rodillas).
Sobre los ejemplos y citas del señor Rocha quizá se podría destacar su imaginación: hace decir, a varios, cosas que nunca dijeron. Pero habría que añadir que, si ésta es “imaginación”, es la de alguien que no entiende bien ni lo que escucha ni lo que lee.
Por ejemplo, Ana Rebeca Prada nunca dijo en el VI Foro que “no leía a ningún escritor cochabambino”, sino, simplemente, que no había leído a un autor, específico y concreto, sobre el que le hicieron una pregunta.
El señor Rocha afirma, también, haberme escuchado decir que “hace 20 años no leo novelas bolivianas” y que “prefiero leer reseñas”. Lo que prueba esta cita es que, incluso cuando está presente en las conferencias que comenta, el señor Rocha no entiende nada.
Lo que dije (y está publicado) es lo siguiente: “Desde el mero placer de la lectura, confieso que mucho de la narrativa boliviana de los últimos 25 años me resulta menos interesante que mucho de la crítica boliviana de los últimos 25 años. Que prefiero leer esa crítica académica (escasa y puntual, pero significativa) que los textos de los que, a veces, habla”.
Me perdonará Rocha si disfruto más los ensayos de Luis H. Antezana que las novelas de Ramón Rocha Monroy (un disfrute de los primeros que no me impide leer las segundas, lamentablemente).
Sobre lo que se enseña o no en la carrera de Literatura de la UMSA (tema también traído a cuento), no puedo hablar por mis colegas.
Aunque mi enseñanza, creo, es algo indicativa. Además del constante regreso a los clásicos de la literatura boliviana (incluyendo a varios cochabambinos: Aguirre, Zamudio, Céspedes) enseño literatura reciente (Hasbún, Montes, Spedding, etcétera).
Confieso que nunca he discutido en clase, sino sumariamente, obras de los señores Rocha o Cáceres Romero o Lema o de los otros autores que menciona.
Me hago enteramente responsable de este grave pecado de omisión. Un pecado que el señor Rocha puede atribuir, si quiere, a mi estereotípica desidia camba.
Fuente: Página Siete