El viajero constante
Por: Rodrigo Urquiola Flores
El perseguidor de la luz, novela de Yuri Soria Galvarro, ha ganado en Chile los Juegos Florales Gabriela Mistral y en Bolivia ha sido publicada por la editorial Nuevo Milenio.
Osvaldo, el narrador, nos va guiando a lo largo de los recuerdos que le ha dejado su vida, sin dejar de evocar todos los viajes en los que se ha visto inmerso debido a las circunstancias que han rodeado su existencia.
La primera imagen del libro es el mar: primero, a través de la simple mención de Puerto Montt y, luego, cuando hace su aparición el Océano Atlántico. Allí, cerca de las costas africanas, sucede que un compañero del gran viaje –ese cúmulo de viajes– de Osvaldo, que más que eso se convierte en un gran amigo, Clermont, le regala un objeto que habrá de ser imprescindible no solo para su vida sentimental o laboral, sino para conservar con mayor fidelidad las imágenes en su propia memoria: una cámara fotográfica.
No queda claro cuál es la ciudad de nacimiento del protagonista, si Cochabamba (de donde su familia “huye” tras las pésimas decisiones económicas de su padre) o Puerto Montt (donde suceden varios de sus más preciados recuerdos de juventud), pero no hay dudas de que su patria es la chilena. En las calles de Santiago, como estudiante universitario, junto a varios compañeros suyos, lucha contra la feroz dictadura de Pinochet. Consigue escapar de la prisión, destino al que varios de sus compañeros han enfrentado, algunos sin haber sabido huir de él, incluso después de haber sido liberados.
Esa lucha es el inicio de su peregrinar por el mundo. Luego de un recorrido accidentado en países como Argentina, Sudáfrica o Namibia, finalmente Osvaldo recala en España, donde se afinca y encuentra el amor. Sin embargo, le aguardan un par de viajes más, que habrán de ser bastante importantes para que nos enteremos de la concepción humanista de su pensamiento. El primero a Arabia Saudita, donde se ve implicado en un incidente con un terrorista y los allegados a éste. Y luego, el del retorno a Chile, donde encuentra un país que continúa decepcionándolo.
Escrita con fluidez y sencillez, El perseguidor de la luz es una novela que nos invita a reflexionar sobre la imposibilidad de encontrar aquella luz de la paz, aquella que acaso pudiera permitir tomar la mejor de las fotografías.
Fuente: Editorial Nuevo Milenio