03/07/2008 por Marcelo Paz Soldan
Relatos y leyendas amazónicos

Relatos y leyendas amazónicos

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Otro libro de la selva
Por: Pedro Shimose

Carmelo Rivero Lens (Riberalta, 09/10/1936), médico cirujano graduado en la universidad argentina de Córdoba (1958-1964), desciende de familias cruceñas y francesas que contribuyeron a la colonización del norte de Bolivia. Su padre, don Santos Rivero Rojas, y su madre, doña Criselda Lens Suárez (los Lens provienen del norte de Francia), sentaron plaza en la barraca San Juan, en el departamento de Pando; él, como administrador de las propiedades de la Casa Sonnenschein Hnos. y ella, como ángel civilizador que enseñó a vivir bien y a ser mejores a todos los oriundos de aquella alejada e inhóspita región de Bolivia.
Después de cumplimentar su año de provincia en Guayaramerín, viajó a Chile, en cuya capital se especializó en ortopedia y traumatología (1967-1976). Un año después se instaló en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde vive, enseña, escribe y ejerce su profesión. Es autor de dos libros científicos: Ortopedia pediátrica y Manual de Medicina para estudiantes, a los cuales se suma, ahora, el libro de ficción Relatos y leyendas amazónicos (Santa Cruz, Imprenta Landívar, 2007).
Articulista, colabora habitualmente en periódicos y revistas especializadas de Bolivia. Pertenece a ese grupo de médicos bolivianos que, como Eduardo Wilde, Jaime Mendoza, Enrique Saint-Loup, Mariano Morales Dávila, Rolando Costa Arduz y Hans Dellien, han combinado ciencia y arte al servicio de la humanidad.
Rivero Lens carece del oficio de Juan B. Coimbra, Roger de Barneville, Raúl Botelho Gosálvez, Porfirio Díaz Machicao, Humberto Guzmán Arze o Ignacio Callaú Barbery –narradores bolivianos fascinados por la selva–, pero ahora que ha publicado su libro Relatos y leyendas amazónicos puede que un día se les una. No es escritor profesional y se le nota. Su prosa es imperfecta aún, porque la literatura es como la cirugía, requiere estudios, práctica y dedicación. Provisto de talento natural, de un considerable bagaje cultural y de experiencias acumuladas en sus viajes alrededor del mundo, el autor de Relatos y leyendas amazónicos necesita liberarse de ataduras costumbristas, regionales y folclóricas (la oralidad de los contadores de cuentos populares) para renovar su lenguaje en busca de un tono literario adecuado a la época. Esto es evidente en sus relatos, cuentos, leyendas y, sobre todo, en su novelita (de ‘nouvelle’/ ‘noveletta’/ ‘short story’) Mi amada inmortal (37 páginas), con que cierra su libro. Ella parece más bien un guión cinematográfico, muy a lo ‘love story’ –cáncer incluido–, con escenas truculentas y ramalazos de pasión, erotismo y ternura, propias de culebrones televisivos. Si alguien se animara a adaptarla para la televisión, sería un bombazo, un éxito seguro.
Varios cuentos de Relatos y leyendas amazónicos son memorables porque, a pesar de algunos defectos expresivos de orden retórico, están dotados de sutilezas y logros estilísticos (Fue en los días de la patria y Sólo vos), de impacto psicológico (Mi amigo se está muriendo), de tensión dramática (De muerte natural, el crimen perfecto), de simbolismos (La fortuna y Corazona Tibubay), de terror y suspenso (La carnicería, El ropero y Unas vacaciones inolvidables) y de humor (Todo por amor y Mi gran amigo, el mentiroso).
Entre las leyendas, cabe resaltar Mi bisabuela Rosaura, mito de la mujer blanca raptada/capturada por los bárbaros, de larga tradición en la literatura hispanoamericana, desde Esteban Echevarría hasta Borges. Esta historia fue relatada también por el explorador inglés Percy H. Fawcett en su crónica de viajes A través de la selva amazónica y por el escritor boliviano Gilfredo Carrasco Rivera en una de sus novelas.
Si les interesa mi opinión, deben leer el relato Mi maravillosa viejita. En él está el mejor Carmelo Rivero Lens, escritor capaz de conmovernos y maravillarnos con su prosa viva, cálida y directa. // Madrid, 07/03/2008.
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