02/29/2008 por Marcelo Paz Soldan

Recordando a Modesta Sanginés

Modesta Sanginés, una mujer que se adelantó a su época
(El 26 de febrero se recuerda el 176 aniversario del nacimiento de la compositora paceña. La periodista Patricia Montaño acaba de publicar un libro que reconstruye la vida de esta mujer)
“Cuando falleció Modesta Sanginés, el año 1887, aún no había nacido el feminismo en el mundo”, afirma la periodista Patricia Montaño Durán, que reconstruyó la vida de una de las mujeres valientes que pasó por la sociedad boliviana y que hoy es casi una desconocida.
Se puede comprender su aporte, añade Montaño, ´echando un vistazo a la patriarcal sociedad paceña del siglo XIX, en tiempos en que la mujer no era considerada ´ciudadano´ y por lo tanto no tenía derecho al voto, ni a ejercer una función pública y menos a ser elegida´. A decir de Rossana Barragán, en cuanto a derechos, ´la mujer de aquellos días estaba en igualdad de condiciones que los menores de edad, los indígenas y los alienados mentales´.
La educación, que ya era restringida para los varones, lo estaba mucho más para las mujeres. Según Rafael Reyeros, los padres preferían que sus hijas ignorasen la escritura porque la consideraban ´casi como un arte de hechicería´. Y las estadísticas citadas por José María Dalence indican que del millón y tercio de habitantes, sólo 100 mil tenían acceso a la educación y, en 1846, sólo había cuatro colegios para mujeres en todo el país con un total de 68 alumnas.
Este panorama gris para el género femenino, estaba apoyado en la ley. Por ejemplo, el Art. 31 del Código Civil boliviano —que había tomado como modelo el código napoleónico—, decía: ´El marido debe protección a su mujer y ésta obediencia al marido. La mujer casada no tiene otro domicilio que el de su marido. Está obligada a habitar con él y a seguirle donde él juzgue conveniente residir. El marido está obligado a recibirla en su casa y a darle restricciones en la vida civil y económica. La mujer no puede dar, enajenar, hipotecar, ni adquirir por título gratuito u oneroso sin la concurrencia del marido al acto o sin su consentimiento o ratificación por escrito´.
Una fisura en esa norma fue aprovechada por Modesta Sanginés para escapar y realizar así con cierta libertad su obra creadora y benefactora, concluye Montaño. ´Si bien el Código establecía una cadena de prohibiciones para las mujeres casadas, no regulaba la vida de las solteras y por lo tanto, les permitía velar por sí mismas´.
Permanecer soltera fue la elección de Sanginés, decisión que ´pudo tomar por su carácter fuerte e independiente, por su seguridad en sí misma y porque era la única posibilidad que tenía de ser libre, aunque \’libre\’ dentro de los limitados términos de la época, pero al menos, no pasar a ser propiedad de un esposo´.
El camino de la soltería estaba, sin embargo, sembrado de inconvenientes. Primero, había que rechazar ´buenos partidos´; el más notable de ellos, Adolfo Ballivián, hijo del vencedor de Ingavi, con quien compartía el amor por la música y quien sería más tarde Presidente de Bolivia. En segundo lugar, enfrentar a una sociedad en la que no había lugar para las mujeres sin marido y, por si fuera poco, decidir tras la muerte de sus padres, no vivir bajo el techo de su hermano, sino comprar su casa propia.
Transgredió las costumbres, pero no la ley y menos la religión. Como periodista, Sanginés fue directora del periódico Jardincito de María que luego se convirtió en Semanario Católico y del cual llegó a publicar 267 números. Si bien escribió leyendas y algo de poesía, su creación literaria está inscrita fundamentalmente en el ámbito periodístico y esto ocurrió más de medio siglo antes de que el periodismo femenino surgiera en el país con Feminiflor.
Sin embargo, la cima alcanzada por Modesta Sanginés estuvo en el ámbito de la creación musical. Por esta razón, el teatro de la Casa de la Cultura lleva su nombre. La compositora figuró junto a destacados compositores de la época —todos varones—, como Norberto Luna, Benedetto Vincenti o Eloy Salmón. Como en el periodismo, también se alió con la Iglesia en su faceta musical escribiendo varias composiciones de carácter religioso.
Otra faceta suya fue la beneficencia. ´Extendió su mano caritativa a los desamparados, a los huérfanos y a los pobres, pero ante todo, siempre defendió a las mujeres´, explica la biógrafa. ´Se indignó tanto ante la miseria y necesidad de atención en salud para las mujeres, que hizo construir y equipó con su propio dinero una sala de hospital limpia y elegante para ellas. En su testamento las favoreció sobre los varones, principalmente dejó herencia para sus sobrinas Adela y Angelita Sanginés´.
Legó, asimismo, joyas y dinero para un buen grupo de mujeres entre primas, sobrinas, amigas y empleadas. Llama la atención como ejemplo, la cláusula 17 de su testamento, que refleja su opinión sobre algunos varones y dice textualmente: ´Dejo mil pesos a doña Petrona Torres de Valdez para que con ese dinero a réditos eduque a su hija menor y cuando esté en su mayoría se los dé a dicha su hija y que su esposo, mi primo Plácido Valdez, no tenga que intervenir en dicho dinero, así lo mando para que conste´.
Sanginés falleció en 1887 a los 54 años. Sus restos descansan en el mausoleo familiar, en el Cementerio General de La Paz, pero no tiene lápida, porque seguramente sus parientes dieron vuelta la suya para usarla en beneficio de otro miembro de la familia sin que nadie reclamara a su favor, porque ella no tuvo hijos y por lo tanto, no tiene descendientes directos. Modesta Sanginés, precursora de la equidad de género.
Patricia Montaño Durán. Fundappac y Konrad Adenauer Stiftung. La Paz, 2007.
http://www.la-razon.com/versiones/20080224_006192/nota_269_553253.htm