El goce espiritual de un columnista
Por: Marcelo Suárez Ramírez
Con 83 años encima, Alfonso Prudencio no ha perdido una migaja de ese humor punzante que durante décadas fue la marca de La noticia de perfil. Sin embargo, la decisión de dejar su famosa columna le causa una profunda melancolía y lo invita a reflexionar sobre todo lo que ha logrado.
Dejar de publicar La noticia del perfil, tras más de 50 años, ha sido una de las decisiones más difíciles que Alfonso Prudencio Claure ha tomado. Obligado por sus problemas de vista, el popular Paulovich aclara que escribir sus artículos, más que un trabajo, eran un desahogo, una necesidad biológica y un motivo de distracción.
Con esa misma sonrisa con la que aparecía en la foto arriba, Paulovich relata la historia del periodista, del autor de La noticia de perfil y de cada uno de los singulares personajes de la columna.
– ¿Cómo fueron los albores del Alfonso Prudencio periodista?
– En 1952 tuve el honor de formar parte del equipo que fundó el diario Presencia, que inicialmente circulaba como semanario y que desde un principio estuvo dirigido por el doctor Huáscar Cajías. Comencé a escribir una columna de tipo católico-romántica. Eran épocas en las que el mundo se planteaba doctrinas como el marxismo y el comunismo y, por otra parte, el cristianismo como filosofía, no como religión. Esto último era lo que pregonaba Presencia. Luego me fui a estudiar Periodismo a España y volví a Bolivia en 1956.
– ¿Qué lo motivó a incursionar en la política?
– Nunca tuve la dimensión política ni la ambición de un verdadero político. El humor me permitió muchas cosas y una de ellas fue obtener una diputación por La Paz. Recuerdo que para mis discursos tenía un lema: “Movimientista, tú que puedes votar dos o tres veces por tu partido, vota una por mí” (risas). De esa forma, a la vez que llamaba la atención sobre esa anomalía electoral, me ganaba la simpatía de los votantes. Felizmente mi diputación duró poco, porque vino el golpe de Barrientos y aquel congreso se disolvió.
– ¿Fue una buena herramienta el humor para escribir en medio de golpes y dictaduras?
– En ese entonces, cuando ocurrían estos golpes, yo me refugiaba en lo que escribía. Por suerte, siempre hubo organismos impresos en los cuales uno podía refugiarse.
– ¿Cómo fue su salida de Presencia?
– Fue en 1962, el año de las guerrillas, cuando noté una clara división en el equipo de Presencia entre la gente que apoyaba las guerrillas y la que las rechazaba. Me retiré del periódico con dolor; me refugié en otros periódicos, primero en El Diario, luego trabajé en Última Hora durante muchos años bajo la dirección de Mariano Baptista Gumucio. También estuve en Hoy, dirigido por Carlos Serrate Reich, y fui codirector fundador del periódico paceño Meridiano. Asimismo, formé parte del primer equipo de redacción que tuvo La Razón, fundado por Jorge Canelas Sáenz, que me llevó con La noticia de perfil, donde trabajé bastante tiempo. Pero yo tenía la ambición de ser leído en los diarios de otros departamentos, como Cochabamba, Santa Cruz y Sucre, así que le plantee esa posibilidad a La Razón y no aceptó. Por eso me retiré e ingresé a trabajar para los periódicos del Grupo Líder, entre los que se encontraba EL DEBER.
– ¿Cuál es el origen del seudónimo Paulovich?
– Los primeros artículos de corte romántico-cristiano que escribía en Presencia los firmaba con el seudónimo de Paulo en la columna titulada Cartas a mí mismo, la cual comenzaba diciendo: “Querido Paulo:”. Le puse ese nombre porque siempre tuve devoción y respeto por San Pablo, que era un converso y a mí siempre me gustaron los ‘con-versos’ (risas). Luego, cuando la columna pasó a llamarse La noticia de perfil, la firmé como Paulovich, que en lengua eslava quiere decir ‘el hijo de Paulo’. Después me enteré de que entre los conjurados que mataron a Rasputín había un tal Paulovich, lo cual me alegró porque en el corazón de todos hay un Rasputín al que hay que matar, el cual generalmente tiene más de ‘Putín’ que de ‘Ras’ (risas).
– ¿Qué característica tuvo la columna en sus primeras entregas?
– Era muy urticante. Garantizaba ese pinchazo diario, que, a veces, resulta más certero que esa puñalada que buscan asestar todos los que escriben en un periódico. Es preferible pinchar todos los días, porque, al cabo de los años, tras varios pinchazos se puede conseguir mayor cantidad de lectores y de adeptos.
– ¿Qué lo inspiró a incluir los personajes de La noticia de perfil?
– Cuando estudié Periodismo en Madrid, me enseñaron que si uno pretende escribir una columna diaria debe tomar en cuenta que, al cabo de un tiempo, el lector se puede aburrir que le hablen siempre en primera persona. Entonces, se me ocurrió crear personajes con los cuales pudiese dialogar.
– ¿Han sido ellos la clave para que Paulovich tenga tantos seguidores?
No estoy seguro, puesto que la mayoría de los personajes han sido sustituidos a través de los años. No conviene tener un personaje durante mucho tiempo porque eso puede producir un efecto contrario, que la columna se vuelva monótona. Todo depende de la fuerza del personaje y también de las circunstancias. Por ejemplo, cuando mi esposa estuvo dos años en España, me busqué una chola (risas). Era una cochabambina que me daba plata, como hacen las buenas cholas que lo sostienen a uno. De ahí nació el dicho: “Mujer que no te da plata trae mala suerte”.
– ¿Por qué son especiales sus tías?
– La idea de dialogar con mis tías surge de ese buen recuerdo que guardo de ellas, especialmente de mi tía Encarna. La tía es una persona muy especial dentro de la familia, es tan afectuosa, pero, a la vez, menos severa que la madre.
– Sin embargo, sus tíos no poseen esas mismas virtudes…
– Así es, mis tíos representan, de alguna forma, a esos personajes populares paceños. En esta ciudad me he encontrado con tantos Pelópidas y Huevastianes que decidí incluirlos en la columna. Hay personas cuyas características merecen a veces ser resaltadas de una manera jocosa, pero que a la vez sea crítica.
– Usted se ha encargado de ello no solo en su columna, sino también a través de los libros que ha publicado. Uno de los más conocidos es el Diccionario del Cholo Ilustrado. ¿Cómo nace la idea de este libro?
– La idea era revalorizar el término cholo. Algunos me dicen racista o clasista por hablar de cholos o cholas, pero es todo lo contrario. Los que critican se olvidan de que se trata de una forma de referirse al mestizo, como hacen en México y Perú, países que han adoptado su mestizaje con dignidad. Lamentablemente, acá todavía se usa la palabra cholo como sinónimo de insulto.
– ¿A qué cree usted que se debe?
– Debido a que siempre hemos sido muy extremistas. O nos la pasamos latigueando y pisoteando a campesinos e indígenas, como en otras épocas, o queremos retroceder a los tiempos de los incas y poner por delante todo lo que sea indígena; coronando a nuestro presidente en Tiwanaku, gastando plata en cosas innecesarias y obligados a declararnos descendientes de algunas de las tantas etnias o naciones originarias de nuestro territorio.
– ¿Cuál es su visión del país para este 2012?
– Es muy pesimista. A veces pienso que con tantas marchas y contramarchas vamos camino al suicidio. Yo creo que no somos un pueblo enfermo, como dijo Arguedas, sino un pueblo de suicidas. El problema es que muchos no se dan cuenta de que se están suicidando porque están bailando, como en una fiesta.
Nunca había visto tanta división en el país, en todo sentido. Ahora, una misma gente marcha exigiendo algo y a la vez pidiendo lo contrario. Nos bloqueamos todos los días, a pesar de que los caminos son las arterias del progreso, porque nos hemos convencido de que la única forma de conseguir las cosas es de esa manera, sin importar la libertad de tránsito ni los derechos de nadie.
– A pesar del avance tecnológico, usted siempre se mantuvo fiel a su máquina de escribir…
– Sí, cuando llegó la modernidad me pescó en la vejez, con falta de visión y de otras cosas. Tanto la computación como las drogas me llegaron tarde (risas).
Para bajar el Diccionario del cholo ilustrado pulse aquí (Su sátira ingeniosa, inventa o revela una suerte de risueñas acepciones al impresionante catálogo de dicciones que consigna este curioso diccionario cholo, que constituye verdadero tratado de una caricaturezca semántica de bolivianismos – Armando Soriano Badani)
Fuente: El Deber