07/08/2013 por Marcelo Paz Soldan
Paseando por librerías paceñas o crónica de un entuerto sin desfacer

Paseando por librerías paceñas o crónica de un entuerto sin desfacer

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Paseando por librerías paceñas o crónica de un entuerto sin desfacer
Por: Martín Zelaya Sánchez

Tres certezas, una sorpresa y algunas conclusiones se sacan al visitar las pocas librerías de La Paz, y así lo confirman cinco escritores y literatos, a quienes invitamos a hacer este ejercicio con el afán de recomendar algunos títulos para aquellos que busquen engrosar sus anaqueles.
Empiezo con la sorpresa: no puedo creer que una obra monumental como es El hombre sin atributos, de Robert Musil, siga expuesta en un privilegiado lugar de un estante central, intacto como hace al menos dos años en que la vi, también incrédulo, por primera vez.
Considerada por la crítica como una de las obras narrativas más ambiciosas del XX -algunos la comparan con el Ulises, de Joyce, y lamentan que no haya logrado la difusión mediática de ésta- es un extenso relato novelado y ensayístico que, con el pretexto de la descomposición del imperio austro-húngaro, analiza magistralmente la crisis espiritual de la época.
Y digo sorpresa -y en este punto confieso que no leí más que una antología de fragmentos en la web- porque recuerdo que en un par de viajes a Buenos Aires comprobé que aún allí es difícil de encontrar la única edición en español reciente y vigente. La de Seix Barral en dos tomos que en la librería paceña en cuestión bordea los 1.000 bolivianos.
“Sufrí mucho para encontrar los libros. Como la oferta en librerías paceñas es tan pobre y con la gran chance que dan ahora Kindle, iPad y todo el acceso a libros virtuales, casi ya no visito librerías… Y encima de todo, los puestos de libros usados del Lanza y de la Feria 16 de Julio atraviesan una crisis muy fuerte”, comenta el escritor Christian Vera, entrando ya a la primera certeza: desactualización.
En la mayoría de las librerías, pero sobre todo en una muy tradicional y conocida, se pueden encontrar clásicos desde Homero hasta Dostoievski, pasando por Quevedo en una variedad de ediciones –la mayoría de bolsillo y de dudosa valía-; o casi toda la producción de imprescindibles como Borges, García Márquez, Saramago y Cortázar, por citar algo. Y no mucho más.
“En el mejor de los casos, encuentro un local repleto de libros pero abastecido con el criterio del Hipermaxi. En gran medida nuestras librerías son la constatación de nuestras carencias”, sostiene Antonio Vera, profesor de literatura.
Y es que si bien hay cantidad y cierta variedad (a lo arriba citado hay que agregar que no faltan referentes como Osvaldo Soriano, Susan Sontang, Milan Kundera, Philiph Roth, Cioran, etcétera) la falta de novedades de peso es alarmante.
Ejemplos: críticos de España, Argentina, México y Colombia se deshacen en elogios, desde hace ya un par de años, en la obra del rumano Mircea Cartarescu, sobre todo en la que dicen es una verdadera obra maestra de fines del siglo XXI, reimpresa recién el año pasado en español: Nostalgia. Ni qué decir que en La Paz cuando mucho uno aprende a duras penas a pronunciar su nombre.
Y qué decir de Soy tu hombre, la vida de Leonard Cohen, de Sylvie Simmons (Lumen), que según una nota de Clarín (ya del año pasado) “es una extraordinaria biografía de uno de los mayores cantautores y poetas vivos”. Ni mus.
Certeza dos: muletillas. Como hace diez, siete o tres años, en las librerías paceñas hay abundantes ejemplares de títulos de un puñado de autores: muy buenos, en algunos casos, ni tanto, en otros que, inexplicablemente, gozan al parecer de la incondicionalidad de los lectores de estos lares.
Nunca faltan libros de Italo Calvino, Paul Auster, Antonio Tabucchi, Javier Marías, Juan José Saer y Eduardo Galeano’ entre alguno más. ¿Hay una fijación de los paceños por estos autores? ¿Algún entusiasta importador trajo abundantes cantidades de estas obras y no las puede acomodar hasta hoy? De esta lista, de lejos, los dos mejores son los dos italianos.
Dos casos raros en este acápite. Hasta hace poco eran infaltables casi todos los títulos del buen Bukowski, pero ahora casi ya no quedan. ¿Éxito total hasta que se agotan’ o cansancio y desinterés? En reemplazo, el nuevo boom para los bibliófilos paceños, y ya hace algún tiempo, al parecer es Murakami.
Y certeza tres -la más breve-: lejos de consolidarse la lectura en soportes digitales -de que crece, crece- lo que se dispara entre los pocos pero selectos lectores empedernidos es el pedido de libros por la web: más fácil, más directo y menos proclive a decepciones que no son pocas en las de todas maneras queridas y aguerridas librerías de La Paz.
Ah, las conclusiones, son las recomendaciones que nuestros invitados dan en las notas de apoyo: sólo como adelanto el ya clásico Atrevámonos a ser bolivianos, una de Urzagasti, algo de Nietzsche, un par de ensayos, el genial Casas… y es que tampoco hay mucho de donde escoger.

Fuente: Pagina Siete