La nueva gramática
Por: Mauricio Rodríguez Medrano
La gramática española que rigió en el mundo hispano hasta el 2009, databa de 1931. En 1973 hubo un intento de renovación que quedó trunco. Pero la lengua española, al igual que la vida, cambia y sigue su curso, como aquel río de Heráclito.
Vicente, mi abuelo, me contó, mientras tomábamos helados de canela, que le enseñaron el uso correcto de las palabras hincado en dos pepas de durazno y recitando que primero se debía escribir el artículo, luego el sustantivo, el adjetivo, el verbo y algún complemento.
Después de iniciarse un proyecto hace 11 años, el 10 de diciembre del 2009 se presentó la Nueva Gramática de la Lengua Española (NGLE), donde se presta una mayor atención a español de nuestro continente, a aquella América que cambió la gramática en los escritos de Cortázar, Carlos Fuentes, Cabrera Infante, García Márquez.
“¿Y para qué sirve?”, me preguntó el vendedor de la esquina, que tiene una de las últimas tiendas de barrio, las que alguna vez describió Jaime Sáenz, aquella que tiene un olor a kerosene, y arroz endulzado de colores. “Yo hablo como debo hablar y escribo como hablo”. Recordé a Borges, cuando en una entrevista, en blanco y negro, dijo que la escritura debía acercarse al lenguaje oral.
La NGLE rescató el lenguaje oral de los hablantes de los países de América. Los encargados analizaron la sintaxis de estas lenguas y, ahora, en este estudio de cuatro mil páginas, se admiten usos que para la antigua gramática eran errores imperdonables. Tal vez, la literatura a ello le llama libertad.
“Yo sin saber las reglas sé escribir”, me dijo una amiga de la Carrera de Literatura de la UMSA. Ella llegó a quinto año con el orgullo de no conocer las reglas de escritura (la antigua gramática, tampoco la nueva). ¿Cuán necesario es conocer la gramática para escribir? Si a Newton jamás le hubiera caído una manzana, y descubrir que es la acción de la gravedad, ¿hubiesen existido los hermanos Wright que desafiaron esa ley?
Al igual, Cortázar conocía las reglas de la lengua española para desafiarlas en su Rayuela. Creo que para un escritor, o un crítico-literato es necesario conocer estas reglas y no vanagloriarse de no haberlas conocido y saber escribir.
Apenas en los periódicos salieron dos notas sobre las NGLE, y no fueron redactadas por estudiosos de la literatura o por filólogos, o por el ahora casi extinto Instituto de Estudios Bolivianos. ¿Tendrá alguna importancia NGLE para los que escriben, para aquellos que crean un mundo con reglas propias, sólo y a través de las palabras? No lo sé, por lo pronto, leo el primer tomo (versión pirata en Internet) de la gramática y me maravillo con ese mundo que ahora es más flexible: el de las palabras.
Fuente: Ecdótica y Real Academia Española