En el reino del cóndor de Hermann Schroth. Conociendo a uno de los pioneros de la aviación boliviana.
Por: Marcelo Paz Soldán y Adriana Abrego
Hermann Schroth inició sus servicios en el LAB en 1927. Apasionado por la aviación, a la que dedicó su vida, fue designado con la importante tarea de organizar el transporte aéreo en Bolivia, el cual se convertiría, probablemente, en uno de los mayores retos que tendría que enfrentar. Sus aventuras y anécdotas quedan plasmadas en este libro, que permite al lector acompañarlo en sus viajes.
Antes de su llegada a Bolivia, el piloto alemán se une a la Junkers en 1925. Esto da paso a que emprenda la primera travesía sobre el mar mediterráneo, la cual llevó a cabo exitosamente en 1926, junto con muchos otros vuelos en el continente africano antes de regresar a Dessau (Alemania).
Como pionero del tráfico aéreo en Bolivia, Schroth constantemente tuvo que volar por territorios desconocidos o poco habitados, quedando siempre fascinado por la diversa topografía que presentaba Bolivia. Desde cumbres nevadas y aires fríos en el occidente, pasando por templados valles verdes hasta húmedos y calurosos pueblos casi perdidos en medio de las selvas orientales.
Las narraciones de Schroth van, entonces, siempre acompañadas de observadores comentarios acerca de los paisajes y localidades que conoció gracias a sus travesías. De igual forma, en el libro están presentes descripciones de los habitantes que recibían al piloto y sus acompañantes en los diversos destinos, así como los que fueron en su auxilio después de peligrosos aterrizajes de emergencia.
Cabe mencionar que el autor hace notar que los estándares europeos, que son familiares para él, no pueden aplicarse a la realidad que encuentra en Bolivia. Aplica esta recomendación al hacer sus observaciones sobre temas culturales, históricos e incluso sobre la diversidad del paisaje.
Schroth inició sus vuelos en Bolivia con un Junkers F-13. Ese fue el modelo de avión que lo acompañó en sus travesías de un extremo a otro del país, llegando a lugares que eran, de otra forma, solo accesibles a través de peligrosos y largos viajes por precarios caminos terrestres.
Como bien se resalta en varios capítulos, el trabajo que el personal de aviación realizaba para establecer el tráfico aéreo en Bolivia era impresionante. Las condiciones eran precarias, con constantes batallas contra el clima, el peligro y la falta de recursos. El propio Schroth comenta cómo varios de los aterrizajes de emergencia que tuvo que realizar podrían haber sido evitados de contar con la tecnología adecuada.
Entre tales mejoras, resaltaba la necesidad de contar con un sistema de comunicación de radio e instrumentos para evitar la navegación a ciegas. No obstante, dichas carencias no fueron impedimento para los viajes que debían realizarse. Entre ellos, cabe resaltar el viaje realizado a Lima, y el formar parte del primer vuelo de correos entre Bolivia y Europa.
Eventualmente, llega a Bolivia el primer trimotor Ju-52/3m, diseñado según especificaciones bolivianas sobre el modelo monomotor existente, más adecuado para vuelos en condiciones extremas. De hecho, dos aviones de este modelo fueron donados por Simón I. Patiño y utilizados exhaustivamente durante la Guerra del Chaco. Schroth es también uno de los pilotos pioneros en la exploración del Chaco, además de haber asistido con el transporte de soldados, heridos y municiones durante el conflicto.
Ya sea el tener que lidiar con nubes de langostas en el Chaco o evitar un potencial tiroteo entre dos candidatos políticos en pleno vuelo, el piloto alemán presenta a los lectores un retrato de la Bolivia de los años 27 a 41 (el tiempo que trabajó con el LAB) a través de sus anécdotas y observaciones.
El lector conocerá las aventuras de Hermann Schroth, en sus propias palabras; siendo una oportunidad para descubrir, también, parte de la historia de Bolivia.
Fuente: Editorial Nuevo Milenio