06/23/2010 por Marcelo Paz Soldan
Novelas perdidas (parte 2)

Novelas perdidas (parte 2)


Novelas perdidas (parte 2)
Por: Mauricio Rodríguez Medrano

Un amigo que escribe cuentos de terror me dijo que lo tenía. Al principio no se lo creí, pero la curiosidad pudo más. Fui en busca de esa novela hacia la radio Wayna Tambo, en la ciudad de El Alto. Tuve que ir caminando porque no tenía dinero. Subí por unas gradas que parecía no tener final. Todo por encontrar El loco, de Arturo Borda.
Hay que empezar por casa y de la literatura boliviana no se habla mucho. Existen varias novelas que fueron publicadas sólo una vez y luego se perdieron entre libreros y recuerdos y, a veces, sólo quedó el nombre. Felipe Delgado, de Jaime Saenz, hasta hace dos años era una novela imposible de encontrar. Sólo había una edición que costaba 460 Bs. (apenas quedaban dos libros de esa edición, en un kiosco de libros usados del pasaje Núñez del Prado). Recién salió una nueva edición que cuesta a 100 Bs.
Llegué a la radio. Mi amigo me llevó hacia la pequeña biblioteca que posee Wayna Tambo, pequeña pero con libros que son difíciles de encontrar en la ciudad de La Paz: La presa, de Kenzaburo Oé, uno de los dos tomos de Cuentos completos, de Julio Cortázar (la editorial Santillana sólo hace llegar pocas ediciones para la feria del libro que se terminan pronto). En una de las paredes estaba colgado el cuadro de un niño llorando, de Bragolín. “Es de mala suerte”, dijo mi amigo. “Pero no me importa”. En el suelo estaban regados varios periódicos. La pequeña biblioteca también es una hemeroteca de suplementos de cultura.
La tumba infecunda, de René Bascopé es una edición agotada que no se la puede encontrar en ningún lugar. Después de la dictadura, en 1979 se fueron publicando novelas que hablaban sobre la marginalidad y hubo una renovación en la escritura. René Bascopé escribió una de esas novelas que, junto a Felipe Delgado, fueron parte de esa generación. Se dice que Arturo Borda inició esa forma de escritura y todo está en El loco.
En uno de los estantes estaba los tres tomos de El loco. “Te lo presto”, dijo mi amigo. Levanté el primer tomo. Empecé a hojearlo. Eran fotocopias empastadas. Se dice que El loco es una novela que es ensayo, es cuento, es poema, es descripción, es la ciudad de La Paz, se dice que muy pocas personas leyeron esa novela y que sólo la conocen de oídas (algo similar sucede con el Quijote y el Ulises que son novelas de las cuales se puede hablar pero muy pocas personas las leyeron: como afirma Harold Bloom “Literatura universal es aquella que se conoce de oídas aunque poca gente la leyera, todos conocen Hamlet, pero pocos mortales hojearon esas páginas”).
En la reunión para determinar las 10 mejores novelas de Bolivia se eligió también a El loco, para ser editada de nuevo. Por problemas entre las editoriales que se harían cargo de las nuevas ediciones este proyecto quedó trunco. Se tiene la lista de las 10 novelas más 5 incluidas como sugerencias. 5 novelas ya fueron reeditadas por cuenta propia de las editoriales (El run run de la calavera, versión completa, de Ramón Rocha, Matías el apóstol suplente, de Julio de la Vega, Juan de la Rosa, de Nataniel Aguirre, El otro Gallo, de Jorge Suárez que también era una novela extinta o cuento largo como dice algún literato). Nada más.
Muchas novelas bolivianas no fueron reeditadas y se quedaron en el olvido. Otras fueron olvidadas porque los críticos no se ocuparon de ellas. Otras son como El Santo Grial, un mito. El loco tiene ese halo mítico. Lo volví a poner en el estante. “Todavía no estoy listo”, le dije a mi amigo. No era una respuesta oscurantista para mantener en lo sagrado a esa novela (como deseo, como amor platónico), sino era una respuesta de alguien que debía ir al baño porque antes de subir a El Alto había tomado mucha agua. Al volver, los tres tomos habían desaparecido. “Te ganaron”, dijo mi amigo. “Deberás seguir esperando”.
Fuente: Ecdótica