Máximo Pacheco. Vida, agonía y muerte de Eleutera Aymas
Entrevista a Máximo Pacheco
Por: Adhemar Manjón
En un rancho incendiado en los confines del altiplano Eleuteria Aymas está agonizando, postrada en cama recuerda su vida, su infancia, cuando escapó buscando un nuevo hogar, cuando conoció a quien sería su marido -un pendenciero y alcohólico como pocos- y cuando se quedó sola, a cargo de un hijo -que no era su hijo- y al que espera en el lecho de muerte. Los dos entierros de Eleuteria Aymas es el título que lleva esta obra, una nueva edición de la novela que en 2004 se publicó bajo el título de Huesos y cenizas, y que ve la luz gracias a la editorial paceña Mama Huaco. Máximo Pacheco (Sucre, 1961) es el autor de este retrato de los habitantes de la comunidad campesinaTaruma Pampas, con situaciones tanto descarnadas como hilarantes que tejen una trama que no decae en sus casi 300 páginas. Para los que no habían tenido oportunidad de leer este texto, finalista del Premio Nacional de Novela en 2004, esta es la oportunidad.
Dividida en cuatro capítulos, Los dos entierros… aborda primero la situación de Eleuteria y luego la de su hijo no-hijo, dando un giro hacia lo policial que se resuelve de gran manera. Todo bajo la atenta mirada de don Aysino Aymas, un personaje desgraciado y a la vez entrañable.
Pacheco, guionista, poeta y novelista (ganador del Nacional de Novela en 2010 por lanochecomounala), accedió a responder algunas preguntas:
– Los dos entierros de Eleuteria Aymas, nace a partir de la novela Huesos y cenizas, del 2000. ¿Cómo surge la idea de publicar y reescribir este texto? ¿Qué creías que le faltaba o le sobraba al primer texto?
Los dos entierros….es una reedición de Huesos y cenizas. No se trata de una reescritura. El texto está tal cual se publicó en el 2004; aunque con algunas modificaciones de forma (normalización de la escritura en quechua por ejemplo). La idea de reeditarla surgió de un amigo, Pablo Barriga, que se ocupó de la transcripción, de las labores editoriales y de hacerle correcciones de estilo, además de que le puso un glosario. También me sugirió el cambio de nombre. Su trabajo fue arduo porque tuvo que transcribir todo el texto. Ni yo ni nadie tenía un archivo digital de la novela.
– La historia de la postración de Eleuteria esperando la muerte recuerda un poco a la matriarca de Mientras agonizo, de Faulkner; y si seguimos con este escritor, vos, al igual que él, crean un pueblo imaginario donde sus personajes existen, en este caso vos los ubicás en el árido y frío Taruma Pampas. Si esto que te comento es cierto, ¿Qué tan importante es la obra de Faulkner para vos o qué otro autor fue influyente al momento de escribir esta novela?
No he leído Mientras agonizo; pero me gustaría leerla, ya que encuentras semejanzas entre esa obra y Los dos entierros…El nombre de Taruma Pampas es imaginario; pero sólo el nombre, el lugar existe en la realidad, como supongo que también en el caso del Yoknapatawpha de Faulkner. La Eleuteria tenía otro nombre, pero también existió y todos los que aparecen en la obra.
– ¿De dónde surgen las historias de Los dos entierros de Eleuteria Aymas? ¿Están basadas en hechos reales?
Sí, de hechos reales ficcionalizados por cierto. Son cosas que viví, amigos que tuve…y que ya murieron.
– Uno de los aspectos que destaca en esta novela, y también en tus otras obras es el humor, surge como latigazos o como gags muy eficientes ¿Es importante para vos esto al momento de escribir, pensás en eso o va surgiendo mientras los escribís?
Yo escribo novelas (o escribía novelas) en cortos momentos de efervescencia literaria, casi como una manía imparable. Lo que sale en esos momentos salió. No corrijo casi nada y el humor sale también cuando debe salir… no sé, debe ser mi forma de ver el mundo…
– ¿Cómo fue publicar en la editorial de Alison Spedding? ¿Te hizo algunas sugerencias para la reedición de esta novela?
No. A ella acabo de conocerla hace unos días. Nunca nos habíamos visto. Me trajo un ejemplar del libro hace poco cuando estuvo en Sucre. El que hizo que se publique en Mama Huaco fue Pablo Barriga. Yo no había pensado nunca en reeditar Huesos y cenizas.
– Algo que pude notar en esta novela, así como también en otra novela tuya, lanochecomounala, es que el cuerpo y sus funciones, digámoslo así, describís sus fluidos, sus olores, todo lo que produce ¿Qué te interesa de esto?
No sé. Nada en particular supongo. Somos un 70{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} agua y el resto materia orgánica, por tanto somos putrescibles y secretamos humores y excrecencias y somos también eso. No veo por qué ocultarlo o disimularlo en una relación que trate de mujeres y hombres que de hecho tienen cuerpos que comen y defecan.
– Sos de los pocos escritores que no tiene redes sociales, en tiempos donde todos necesitan estar ahí para, de algún modo, existir y promocionar su obra ¿Qué opinás de estas plataformas?
Yo existo nomás sin estar en las redes sociales virtuales. Tengo redes sociales reales, amigos, relaciones… en cuanto al mundo de los escritores… no me interesa mucho. Me interesaba un poco antes; pero ahora me interesa cada vez menos. En cuanto a las plataformas virtuales, no podría opinar nada porque las desconozco, no sé nada.
– ¿Cómo ves la literatura boliviana actual? ¿Cómo ha ido evolucionando la literatura de Sucre y cómo ves lo que se produce en el país? ¿Algún libro que hayas leído recientemente de un autor boliviano y te hubiera gustado?
Últimamente estoy un poco alejado de la literatura. Leo lo poco que llega a mis manos. De la producción sucrense, he leído los cuentos de Fabricio Callapa, la novela Beat; pero no mucho más y me han parecido muy buenas obras. En general, creo que la literatura boliviana va bien. Hay muchos jóvenes escribiendo y creo que eso es bueno. En mis tiempos juveniles éramos pocos los que escribíamos.
Fuente: hayvidaenmarte.wordpress.com