Maximiliano Barrientos: ‘Violencia: revelación que nos devuelve al cuerpo’
Por: Naira C. De la Zerda
Dos hermanos escapan de El General, un exmilitar con tendencias caníbales en medio de una sociedad boliviana desintegrada, violenta y caótica. Esta es la imagen inicial de la nueva novela del escritor cruceño Maximiliano Barrientos —En el cuerpo una voz—, que se presentó en La Paz el 20 de octubre en la Cinemateca Boliviana.
— ¿Cuál fue el proceso de escritura de En el cuerpo una voz?
Quería una novela en la que la épica desplazara a lo doméstico. Quería escribir un libro en el que pasaran cosas y en el que la acción reemplazara a la contemplación. Me agotó la narrativa en la que el lenguaje es el protagonista, en la que la confesión ocupa el lugar de la tensión narrativa. Quería épica, no narcisismo. Con esa idea en mente, empezaron a surgir algunas imágenes concretas que utilicé para arrancar la historia: los hermanos huyendo por la periferia de la ciudad, los esbirros caníbales y la tamborita.
Después la novela sucede en distintos tiempos y cada bloque trabaja con un género diferente. A medida que fui construyendo la estructura, la narrativa fue coqueteando con el thriller, el terror, la narrativa de testimonio y la narración lírica. Eso es algo que no había hecho con mis anteriores dos novelas. Creo que a diferencia del cuento, este género se presta con más facilidad para esa experimentación. Hay una diferencia de tono, y se podría decir que cada bloque interviene al anterior.
— ¿Cómo surgió la idea de un escenario distópico?
No fue planificada. La historia que quería contar solo podía darse en un escenario de ese tipo e imagina esa posibilidad histórica por la que atravesó Bolivia en los últimos años; responde a la pregunta de qué hubiera pasado si el conflicto se hubiera desbocado. Insisto en una cosa: las referencias a esta debacle solo sirven para darle carne al universo de los personajes. Es ficción, no sociología.
— ¿Cómo fue la construcción del personaje de El General?
El General encarna, creo, una paradoja: por un lado el carisma del mal y por otro el ser solo un instrumento. Es cierto que la historia latinoamericana está plagada de caudillos, y en cierta forma la novela coquetea con ese género narrativo, pero no está basado en ninguno en específico. La fascinación por la barbarie, por el gasto puro de la barbarie, está sintetizada en este personaje.
— ¿Qué lugar tiene la violencia en esta novela?
En La desaparición del paisaje y en varios cuentos de Una casa en llamas la violencia es una presencia constante, ya sea que se presente como amenaza o como una realidad. En este último libro revela al cuerpo, destruye las construcciones metafísicas y nos impone esa realidad primordial, de la que hacemos todo por escapar. La novela no hace un elogio de la violencia, pero tampoco hace una crítica. La trabaja en algunos casos como un contexto, cuando está normalizada, pero también como eso que dije al principio: como una revelación que nos devuelve al cuerpo. Es el instrumento de una revelación.
Fuente: Tendencias