Marea blanca, de Emilio Martínez
Por: Marcelo Ostria Trigo
Año 2010. Europa está inundada de cocaína y un agente del M16 emprende una investigación en América Latina. Será el inicio de una aventura por ciudades como Londrés, Bogotá, Santa Cruz de la Sierra y Viena, donde se irá develando la trama de una coalición de narcoestados acaudillados por un dictador venezolano.
Emilio Martínez es un escritor brillante y versátil. Recorre con la comodidad de los maestros de la palabra distintos caminos. Su rica variedad de géneros y temas –novelas, cuentos, teatro, notas periodísticas, ensayos e investigaciones– se mezcla con el teatro y con su poesía. En el último tiempo nos acostumbró a sus libros en los que relata, interpreta y juzga hechos del presente, que ya han entrado en la dramática historia de Bolivia. Revela mucho en El Ciudadano X, Lo que Unasur no dijo y La masacre del hotel Las Américas y describe la violencia, la intolerancia y el poder incontrolado.
Pero Emilio Martínez no habría de quedarse en estos testimonios. Ahora, hurgando en la realidad, inventa un futuro indeseable y deja subyacente la advertencia de lo que hay que evitar. La novela de Emilio Marea blanca (Editorial El País, Santa Cruz de la Sierra, 2009) es el equivalente de la ‘distopía’ 1984, de George Orwell.
Emilio nos transporta a un mundo que, en 2010, sería dominado por la locura a la que puede llegar el totalitarismo en su conexión con el narcotráfico. Martínez sobrepone los escenarios, ordena piezas y personajes, sitúa la trama en lugares distantes unos de otros: se suceden metrópolis, con su submundo de violencia, llega a la selva de la coca y recala en Viena, la capital de la música. Va y vuelve por los distintos caminos del narcotráfico que destruye almas y cuerpos. Es la nueva demencia que se teje en otra distopía, tan lejana al relato de los sueños utópicos de un mundo menos atribulado.
“La trama de esta novela se desarrolla en el año 2010: Europa está inundada de cocaína y un agente del MI6, el británico-boliviano Próspero, emprende una investigación en América Latina. Será el inicio de una aventura por escenarios disímiles como Londres, Bogotá, Santa Cruz de la Sierra, Chapare y Viena, donde se irá desvelando la trama de una coalición de ‘narcoestados’ acaudillados por un famoso dictador venezolano. Dice que cualquier semejanza con la realidad queda en manos del lector”.
En Marea blanca no tienen cabida las alusiones veladas. Hay explícitas referencias como vaticinios terribles: Próspero, al llegar a Santa Cruz, “sabía que había que andar con cuidado, ‘Emo Vorales’ se había quitado la máscara democrática tras su reelección en diciembre de 2009…”. Encuentra a su contacto X y de él recibe una información sobre la ‘Gran Patria Bolivariana’. Y le relatan los planes de Chávez –por su nombre– para matar a ‘Emo Vorales’ y convertirlo en ‘mártir para impulsar la despenalización de la coca… y tomar el control total del territorio boliviano…’”.
La novela de Martínez es ficción. Pero, ¿es pura invención? ¿Es sólo un relato fantástico que lleva a una catástrofe sin remedio? ¿Es una historia que se nutre del peligroso presente proyectado pavorosamente al futuro? Sí, inventa el porvenir con dos alternativas: aceptar, vencidos, el dominio de la marea blanca o reaccionar a tiempo y escapar de un sino que lleva a la desesperanza, a la violencia y a la muerte. ¿O será, como lo advirtió Virgil Gherghiu –La hora veinticinco– y, entonces, ni el retorno del Mesías podrá salvarnos?
Fuente: El Deber