Lo impreso y lo digital en el panorama editorial boliviano (*)
Por: Marcelo Paz Soldán
“¿Tiene el libro diferentes futuros o, más bien, en el futuro habrá diferentes tipos de libros? La convivencia entre el libro en papel y el electrónico creo que ya no se le escapa a nadie”.
Valentín Pérez Venzalá
En su Oda al libro Pablo Neruda señalaba: Libro de poesía/de mañana,/otra vez/vuelve/a tener nieve o musgo/en tus páginas. Lo que Neruda no se imaginaría, supongo, es que con los años los libros podrían convertirse en digitales. ¿Hubiera hecho Neruda una Oda al libro digital al saber que, probablemente, los libros no vuelvan a tener nunca más musgo entre sus páginas? ¿Se hubiera imaginado él que ahora podemos leer casi cualquiera de sus poemas dondequiera que nos encontremos con una computadora y una conexión de internet?
El enfoque de mi presentación trata temas que conciernen a los retos que tienen los editores en el futuro, y a la situación del libro en Bolivia. Es muy pretencioso creer que el futuro del libro depende de los editores, pero ciertamente la vida de ambos está estrechamente ligada. Libro, autor, editor, librero, aunque este último bien fácilmente puede convertirse en internet, en esa inmensa red en la que prácticamente se puede encontrar de todo.
En estos días no podemos pensar en el libro impreso como única opción, sino que este tiene nuevas alternativas de lectura. Los libros digitales pueden ser leídos en un monitor sin necesidad de tenerlos físicamente, entre las manos. La nostalgia da paso a una realidad de la que ya no podemos escapar. Es así que pretendo hablar de los libros impresos –que raro eso de incluir una palabra para aclarar si se trata de un libro impreso o digital, pero ahora no queda más opciones– y los digitales. E incluir, en la medida de lo posible, algunas reflexiones para el mundo de los libros en Bolivia sin dejar de mirar lo que sucede en otros mercados de lectores/editores.
Las editoriales en Bolivia publican libros impresos, los cuales pueden tener una segunda, tercera, cuarta edición, etc. Publican, tanto ficción como no-ficción, a los autores más importantes y a los mejores.
Por otro lado, existen ediciones de autor que revisten particular importancia en el panorama editorial en Bolivia; estás son solventadas por los mismos autores, al no encontrar editoriales que los auspicien. Estas ediciones, por lo general, tienen escaza difusión y se las comercializa en el mismo mercado donde han sido realizadas. Los autores dejan sus libros en las librerías locales y sufren un periplo para poder cobrar sus derechos de autor. A veces no cuentan con correctores de texto, diseñadores, canales de distribución a nivel nacional (menos internacional) ni participan en ferias locales con un stand, pero, como dije, pueden incluso estar publicando más que las mismas editoriales.
Estos autores pueden estar especializados en temáticas muy específicas como Matemáticas para niños o Filosofía de la edad media y sus libros pueden ser comercializados en un grupo muy reducido donde tienen un mercado asegurado, por ejemplo, en un colegio en particular en cierto nivel específico. En algunos casos se pueden tratar de libros de buena calidad, pero no tienen difusión nacional ni mucho menos impacto que no es lo que sucede con editoriales grandes, tal el caso de Santillana y La hoguera, que hacen textos escolares de difusión nacional y, por tanto, de alto impacto.
En el caso de los autores de ficción la realidad, sin ser la misma, es muy parecida. Muchos poetas tienen sus propias ediciones que tienen baja difusión y, claro, bajo tiraje. Algo así como sucedió con El escalpelo de Jaime Saenz de 1955 que es su primer libro de poesía publicada por el mismo. Esto lleva a reflexiones adicionales como: ¿Qué estarán haciendo con sus obras aquellos escritores que tienen mucho talento pero no encuentran los espacios para publicar? Es probable que nos estemos dando el lujo de perder escritores muy talentosos ya que no existen los medios para publicarlos, pero no ahondaré más en esto.
Para las editoriales establecidas, sin embargo, el camino está lleno de dificultades: elevados costos de impresión, alta comisión de las librerías quienes, muchas de ellas, ni siquiera quieren pagar, reducido mercado (una edición de 1.000 ejemplares, en promedio, puede tomar en venderse en el mejor de los casos al menos cuatro años), pocos lectores, excesivos impuestos, piratería hasta tal punto de convertirse en el mercado regular, contrabando, un estado que no incentiva la lectura, en fin, un camino de piedras en el que hay que caminar descalzo.
Cuando Nuevo Milenio presentó su primer libro, Las máscaras de la nada, en 1996 en plena avenida Camacho de la ciudad de La Paz, en medio de un caos y bloqueos que caracterizaban a la urbe paceña, el presentador de turno, Carlos Mesa, decía que este tipo de emprendimientos tenían la vida contada, que por lo general no duraban más que pocos años. Llamaba al hecho, si mal no recuerdo, como una aventura Quijotesca, de esas en las que había que pelear con imaginarios molinos de viento convertidos en monstruos. A pesar de ello, muchas editoriales en el país han crecido y otras han aparecido, tal es el caso de El País de Santa Cruz o Gente Común y El Cuervo de La Paz.
En algunos casos, hay que admitirlo, las editoriales no buscan promover la lectura. Se cree, tal vez de manera ingenua, que los libros irán encontrando sus lectores. ¿No es eso lo que sucede con la literatura? ¿O es al revés? No importa. Sería algo así como una variación a Descartes que decía: “Pienso, luego existo”. Algunos dirían algo así como: “Publico, luego leen”.
El aspecto comercial de la lectura varía de editorial en editorial. Algunos no hacen libros para obtener dinero sino para que éstos perduren en el tiempo y sean un legado a la sociedad. Tal y como escribió Tibor Scitovsky en su libro The Joyless Economy (1977), muchos de los placeres de esta vida ni se compran ni se venden. Entre ellos, afirmó, están la satisfacción con el trabajo, la amistad, los placeres de la meditación personal, la lectura y otras formas de esparcimiento no comercial. Estaba en lo cierto.
Existe en Bolivia un canal de venta de libros y si bien este aún cobra importantes comisiones, cerca al veinticinco por ciento, cada vez es más regular en sus pagos. Sin embargo, esto está relacionado con la capacidad que deben tener los editores de proponer nuevas opciones bibliográficas año a año. El apetito del dragón crece y crece. Es cierto que un libro puede perdurar en el tiempo y no perder para nada su vigencia, como La caja mecánica de Miguel Ángel Gálvez, pero el mercado lector exige novedades de manera permanente.
Lo que no ha cambiado en Bolivia es que aún es sumamente caro hacer un libro y, aclaro, sobre todo, imprimirlo. Esto se debe en alguna medida a que se importa la maquinaria, los papeles, tintas, etc.
“Yo creo en la superioridad del libro de papel sobre el e-book – hay una estética y una sustancialidad propia del primero sobre el segundo. De crearse una máquina que permita a bajo coste imprimir un libro en el domicilio, habrá una multiplicación inmensa de libros. El problema es la comercialización del libro de papel, punto en lo que el e-book lo suplanta”.
Francisco Limpo Queiroz
A pesar de ello, las editoriales en Bolivia se han vuelto más competitivas internamente y cada uno ha decidido su propia línea editorial. Algunos apuestan por ciertos autores y otros al texto en sí, pero, paralelamente, se dedican a otras actividades, digamos, más lucrativas, como los libros de textos escolares. Otros a publicar todo tipo de libros por lo que su oferta es inmensa. Otros apuestan por la impresión, pero lo cierto es que se puede decir que en los últimos quince años el mundo de los libros en Bolivia se ha complejizado y extendido.
Las ferias de los libros han jugado su rol. La Paz tiene su feria del libro hace catorce años. Santa Cruz hace diez y Cochabamba va por la cuarta edición. Las tres ciudades, tanto en lo que se refiere a producción de libros, consumo/lectura, presencia de autores, concentran gran parte del quehacer literario boliviano. Las editoriales que tienen su sede en una u otra ciudad, apuestan por su feria regional presentando novedades literarias, autores, colecciones. En fin, ya un autor, en algunas ocasiones, puede ser considerado una fuerte presencia mediática. Los medios de comunicación han hecho lo suyo. En épocas feriales los medios como la prensa, televisión y radio se ocupan de los autores y de lo que producen por lo tanto es una buena oportunidad para las editoriales para dar a conocer su oferta bibliográfica.
Pero el panorama del libro impreso se ha visto interrumpido por el internet, lo que algunos de nosotros consideramos como la nueva biblioteca de Alejandría. Editoriales digitales como https://ecdotica.com y blogs de autores están dando al panorama editorial en Bolivia una nueva cara o, tal vez, opción. Esto se ve ampliamente superada por el uso que le dan a internet los estudiantes donde pueden descargar casi todo sin tener más costo que el acceso mismo a la web. Los café internet cerca de las universidades están abarrotados de estudiantes que exploran sus páginas en busca de lo encomendado. Sin embargo, como todo instrumento, en algunos casos, pierde su fin sin es que no se lo usa de manera adecuada. En el caso de ecdótica, por ejemplo, ha llegado a tener cerca a 700 lectores por día. Las barreras caen, se destruyen mitos. Los autores tienen sus libros en internet, blogs, están charlando con sus lectores en twitter, facebook, etc.
“Desde mi perspectiva, el libro electrónico pronto sustituirá al físico. Los nuevos lectores de libros electrónicos irán evolucionando hasta convertirse en elementos de alta portabilidad -te lo podrás llevar a cualquier sitio-, independencia energética (fotoceldas), alto contenido, organización y facilidad de búsqueda indexada además del enorme espacio y dinero ahorrado -son más económicos-. No menos importante es el impacto ambiental en tanto y en cuanto al enorme ahorro de papel”.
Elias Kandalaft
Las ediciones digitales tienen una serie de ventajas, como no poseer costos de impresión, por lo pronto no pagan impuestos, llegan a lectores de todo el mundo apenas se suben las notas/libros. Se ha democratizado la lectura. Todos pueden publicar, aunque la calidad de los textos es tremendamente variable. El que no quiere leer no lo hace simplemente porque no le da la gana. Se va quedando sin la excusa de que los libros son muy caros. La red de libros en Bolivia pone a disposición de los lectores una mayor cantidad de textos los que son almacenados en distintos servidores, por lo tanto su acervo crece día a día.
Blog de autores como el de Giovanna Rivero, Blog de ciencia ficción y fantasía en Bolivia (http://cffbolivia.blogspot.com/) Se puede descargar libros como Juan de la Rosa de Nataniel Aguirre https://ecdotica.com/biblioteca/Juan-de-la-Rosa.pdf o Felipe Delgado de Jaime Saenz http://www.scribd.com/doc/19003425/Jaime-Saenz-Felipe-Delgado o Los Deshabitados de Marcelo Quiroga Santa Cruz http://books.google.ca/books?id=4d8-mGVJX5sC&lpg=PP1&ots=M2cwL2-5z1&dq={1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}22Los{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}20deshabitados{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}20Marcelo{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}20Quiroga{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}20Santa{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}20Cruz{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}22&pg=PP1#v=onepage&q=&f=false. Y así una infinidad de libros.
Pero los libros impresos no compiten con los digitales ya que los lectores quieren de ambos es, simplemente, leerlos sin importar su soporte. Como lo señala Josefina Delgado en El Bosque de los Libros “No se lee para descubrir verdades. La literatura, la poesía no pretenden disponer de ninguna verdad. Sin embargo, pueden ayudarnos a entender. Frente a la realidad, disipar sombras, revelar sueños, ofrecer algunas respuestas posibles a los misterios repetidos de la humanidad”. Por su parte, los aparatos de lectura digital están interrumpiendo cada vez con más fuerza en el mercado de libros como el Kindle de Amazon, el Reader de Sony o el ipad de Apple.
“Lejos de ser excluyentes, los diferentes tipos de soportes (los que existen en la actualidad y alguno otros de los que ni siquiera podemos hacernos idea que se inventen en el futuro), son complementarios.”
Pilar Iglesias Torre
En el caso español, se creará la Distribuidora digital de libros, liderada por Santillana, Planeta y Mondadori e incluyendo otras ocho editoriales, la cual lanzará a finales de mayo en la Feria del Libro de Madrid 2.000 títulos, por lo que se convertirá en una de las mayores plataformas de distribución de libros electrónicos en español. Calculan que el precio de estos libros será menor en un 30{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} a los de papel; esto se debe básicamente a la presión de los autores que cobrarán por sus derechos de autor. En el caso de los derechos de autor, estos estarán en 20{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59}, un 10{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} por encima de las ediciones impresas. Esto abrirá un nuevo mercado para consumidores en formato digital. Las editoriales en Bolivia aún no tenemos lanzamientos simultáneos en papel y en formato digital, pero no creo que esto tarde en suceder ya que actualmente se cuenta con las plataformas electrónicas y las tiendas virtuales. Sin embargo, el mayor problema que existe es el bajo uso de tarjetas de crédito y la confianza en los sitios electrónicos barreras que esperamos pronto sean destruidas.
No debemos confundir este mercado con el de Google Editions que promueve la descarga gratuita de libros y que acaba de llegar a un acuerdo con el Ministerio de Culturas Italiano para escanear un millón de libros de las bibliotecas de Roma y Florencia.
Habrá que distinguirlas, ya que el sitio de Mondadori, Planeta y Santillana (y las otras ocho) es un sitio concreto; Google Editions puede accederse desde distintas locaciones. Asimismo, en el primer caso se tiene contemplada la incorporación de las librerías en el negocio de los libros digitales.
Lo importante será saber si una edición digital se lanza al mismo tiempo que la edición impresa y la importancia del libro. ¿Tendremos pronto el lanzamiento de lo nuevo de Vargas Llosa en formato digital a la vez que el impreso? Libros, autores, tecnología, difusión, comercio electrónico han y seguirán complejizando el mundo de los libros. Ya no se trata simplemente de comprar ediciones impresas y esperar su disponibilidad en el mercado. En el caso de los lectores bolivianos esto simplemente puede presentarse como una ventaja, ya que podrán comprarse El Asedio de Arturo Pérez Reverte apenas esté disponible en formato digital y no esperar que llegue la edición impresa, lo que por cierto toma su tiempo, sumado a los elevados precios del libro importado. El Premio Planeta de Novela que se lanza en noviembre tendrá una versión impresa y digital de manera simultánea.
Ambos medios son importantes dependiendo la costumbre o la preferencia del lector. Uno no reemplaza al otro, más bien deberían ser considerados como complementarios. La ventaja imbatible de una publicación digital es el acceso (relativamente) fácil y la amplia distribución. Como diría Oscar Wilde en El crítico artista (1891) “Cualquiera puede hacer historia. Sólo un gran hombre puede escribirla. No hay ningún tipo de acción, ninguna forma de emoción, que no podamos compartir con animales de rango inferior. Es sólo por el lenguaje por lo que nos elevamos por encima de ellos, o por encima de nuestros semejantes; por el lenguaje, que es el padre, el hijo, del pensamiento”. Podemos creer que a Wilde no le hubiera importado el medio con el que difundimos el lenguaje.
El mercado de libros impresos en Bolivia sigue creciendo y ya se pueden encontrar muchos libros en formato digital. Ahora es cuestión de tiempo para que empecemos a comprar libros en formato digital y que estos estén disponibles para los lectores en todo el mundo.
(*) Ponencia leída en el Tercer Foro de Fomento del Libro, la Lectura y las Bibliotecas que se realizó en la ciudad de Santa Cruz del 24 al 26 de marzo con el auspicio del Centro Simón I. Patiño – Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Fuente: Ecdótica