Las novelas bolivianas del canon en oferta
Por: Mauricio Rodríguez Medrano
Sólo dos novelas bolivianas de las diez que fueron elegidas para conformar el canon no pueden encontrarse en los puestos de libros usados y piratas. Las demás pueden ser compradas desde los Bs.5. “Pero muy poca gente las adquiere”, dice Carlos Aguirre, librero del pasaje de la Casa de la Cultura.
“Desde que me obligaron en colegio a leer Raza de Bronce [Alcides Arguedas] no volví a agarrar un libro”, comenta Carla Aramayo, ama de casa. “Y no es porque el libro fuera malo, los académicos deben saberlo, sino porque era aburrido. Perdí las ganas de leer”.
¿Antes de tener un canon académico no sería mejor fomentar la lectura? “De la lista, hay casi todas, menos El otro gallo [Jorge Suárez] y Tirinea [Jesús Urzagasti]”, dice Rogelio Mamani, librero del pasaje Núñez del Prado. “Toda la colección te la puedes llevar en Bs. 20. Muy poca gente las compra. Los más vendidos son los de Cuauhtemoc Sánchez. Ésas te las doy más caras”.
Una obra literaria no se la mide por si es o no aburrida, de ello estamos seguros, pero para que exista una revolución cultural, ¿acaso no hace falta primero hacer gustar el arte? Caso contrario, Cuauhtemoc Sánchez seguirá en el podio de los más vendidos: un país culto es un país que progresa, tal vez por ello en la colonia se prohibió la literatura a los indios por más de 200 años.
“Sé que La fuerza de Sheccid [Cuauhtemoc Sánchez] no es Literatura”, dice Carolina Castro, profesora Literatura del colegio Villamil. “Es una obra fácil y maniquea. Pero mis estudiantes la leen en menos de dos días. Con esa obra pude hacer que gusten de la lectura. Después les di algunos cuentos de Cortázar y tuve mucho éxito. Ahora sí quieren leer Literatura. ¿Y si primero les daba Juan de la Rosa [Nataniel Aguirre]? Hubiese sucedido lo que a mis promociones de hace 10 años: dejar de leer.
En 1968, Moisés Melo realizó una revolución cultural en Colombia: fundó la Editorial Oveja Negra. Ésta no se ocupó de publicar obra canónicas colombianas, sino de hacer conocer las novelas, cuentos y poemas de la literatura universal, a precio de 2 centavos de dólar. Creó lectores y también escritores. La Literatura se democratizó.
Al principio, los literatos hicieron críticas porque muchas “no eran obras canónicas o colombianas, eran antipatrióticas”. 42 años después, en Colombia existe una Laura Restrepo, un Jorge Franco, que en diversas entrevista dijeron: “No escribiría si no me hubiese llegado a gustar la lectura: Oveja Negra me ayudó”.
Y quedan más preguntas: ¿En qué beneficiarán las nuevas ediciones de las 10 mejores novelas de Bolivia, que oscilarán entre Bs. 30 y 40? Además se publicará sólo 1000 ejemplares, y únicamente dos de ellas se repartirán gratis a los colegios del país (una novela por colegio).
¿En qué beneficiarán al boliviano que puede conseguir esas mismas obras (usadas o piratas) desde los Bs. 5? ¿Será un negocio para las editoriales encargadas? ¿En qué aportan al país los literatos y académicos con respecto a la Literatura? ¿Cómo se puede fomentar la lectura? Sólo me quedan dudas y un libro que compré en oferta.
Fuente: Ecdótica