La novela negra, según Gonzalo Lema
— ¿Cómo ves la novela negra y cómo ves en Bolivia?
El género negro o policial se crea con Edgar Allan Poe en Estados Unidos. Los continuadores crean un género que se caracteriza, desde mi punto de vista, por la ubicación del narrador respecto a la novela de género universal, donde el narrador está normalmente arriba y es omnisciente; el género policial tiene un narrador que está abajo más bien, en la cloaca, en la mugre de la sociedad. Él no sabe mucho y va avanzando con el investigador y hay casos en los que terminada la novela tampoco averigua tanto. Entonces la posición del narrador no es la misma que en la novela de género universal.
En las literatura de Europa y Estados Unidos se encuentra un estante que se llama “novela policial”. En nuestra tradición, en Bolivia y Latinoamérica, no existe el género. Cuando Leonardo Padura escribe sobre su detective Mario Conde, sus novelas van a competir con Cabrera Infante, Lezama Lima, con la narrativa cubana en general de igual a igual, no hay un estante que diga “novela negra cubana”. Lo mismo sucede con nosotros porque estamos en la misma tradición, no hay novela negra boliviana como género, como estante.
Lo policial es toda una prosa, un lenguaje, una visión, una poesía distintas a la del género universal. Quien se sale de aquello, se ha escapado del género policial. Al mismo tiempo, reitero, aún encuadrados como yo con Santiago Blanco, el género no existe en Bolivia ni en Latinoamérica, aunque sí ya en España es probable advertir tal vez porque es una literatura de más larga data. Algunas novelas muy bien logradas de todas formas se zafan del género y se van a la literatura universal.
Desde ese punto de vista, lo mío, sin habérmelo propuesto, es como cierto, es decir, no escribo una novela que termina teniendo misterio, sino que es una novela que de principio a fin está pensada como policial y su lenguaje es policial, sus personajes son todos sospechosos de entrada y van a aportar, aclarando o escondiendo algo sobre el misterio que se intenta develar.
— Entonces, ¿los esfuerzos de los escritores sobre este género son más hacia los personajes que hacia la narrativa general de la novela?
Claro, o ni siquiera personajes policiales pero algo ha generado en “Altiplano express”. El problema es que un contador se ha quedado con la mina del señor aprovechando que el dueño ya mayor se enamora de una jovencita en La Paz. Se enamora, descuida; el contador se queda, se apropia de las minas, el otro muere de pena con un paro cardiaco y va la venganza tejida por la viuda que primero entrega a su hija en matrimonio y terminan matándolo al ñato, aunque sin que la hija sepa exactamente qué fue lo que sucedió, participan otros personajes, en fin. Pero mientras tanto, es un tren que va desde La Paz a Arica y se van resolviendo o más bien narrando las historias de los pasajeros. Es muy bonita, está muy bien escrita pero, claro, hay un misterio de por medio, hay un propósito de por medio que es liquidarlo al tipo.
El planteamiento de una novela policial es normalmente distinto, no es una casualidad, esta novela “Altiplano express” terminaría siendo de corte policial porque al final de la novela se develan algunas intenciones, pero en cambio en la novela policial o en el cuento tú estás ante hechos dados, crímenes dados de todo orden y hay que investigar, no hay otro tema, pueden haber amores, rencillas alrededor, pero el tema principal es que se debe investigar un crimen o varios ya dados ahí. La prosa, la manera cómo se narra lo policial es de todas formas muy distinta a la prosa de género universal; esta otra es más ruda, sorpresiva, porque son de divertimento. Las otras novelas tienden a enseñarte, si lees “King” de Kipling te enseña qué es la India y sus religiones; en cambio la novela policial va a divertirte, a molestarte. Entonces, como te decía a un principio, cuando te sales de esos parámetros, es como una fuga y te vas directamente a la novela de género universal.
— ¿Se podría decir que la narrativa llega a ser un poco más popular?
Sí, porque, de ahí viene el nombre, eran novelas que primero se escribían en folletines y luego unas revistas baratísimas que tenían un fondo negro, por eso se le dice novela negra y eran publicaciones destinadas a ser olvidadas en el tren o en la playa, no tenían que coleccionar. Cuando se eleva a categoría de arte, se eleva con Raymond Chandler que obliga a mirar atrás, donde empezó esta vaina, allá con Edgar Allan Poe.
Estaba pensado el género para divertir a la gente, pero imagino que hay pretensiones para elevarse a categoría más inmortal, no morir cuando acaba la distracción. Hay autores que son maravillosos.
Fuente: Lecturas