03/29/2010 por Marcelo Paz Soldan
La esencia de las cosas

La esencia de las cosas


La esencia de las cosas
Por: Mauricio Rodríguez Medrano

Melquíades ya lo dijo en esos cien años de soledad: “Todas las cosas tienen su ánima, sólo hay que saber despertarlas”. Tal vez esa sea la labor del escritor, pero también del filósofo, que en la época actual (sin generalizar) desentrañan el pensamiento filosófico analizando escritos literarios o viendo películas. En todo caso, me suscribo a la segunda vía sobre las relaciones entre literatura y filosofía que plantéale filósofo Alain Badiou: la filosofía se alimenta de la literatura a través de estudios filosóficos sobre ella.
Muy bien Platón con el mito de la caverna (casi escribo taberna) intentaba explicar que el verdadero conocimiento estaba fuera de nosotros, en un mundo de ideas al que se aspiraba llegar. El escritor a través de las palabras también aspira a ello (sin generalizar). Borges quería, en este sentido, a los griegos y desarrolló su literatura basándose en ciertos conceptos filosóficos. Borges fue escritor y filósofo: Escritor cuando debía intentar alcanzar esa esencia, de la que hablaba Platón (esa esencia que es representada como un mundo brillante e inalcanzable, el mundo de la ideas), a través de ficcionalizar historias en sus escritos. Fue filósofo al leer a filósofos y luego analizar los escritos de Stevenson, Poe, Kafka. Borges podía, sin ningún problema pasar a esos dos ámbitos.
El alemán Cisek, viniendo directamente de la filosofía (licencia poética que me permito), analiza un film, en concreto Matrix, en base a los escritos filosóficos de Descartes y el problema de lo real. ¿Qué es real? ¿Existe alma o mente? El film, en ese mundo que construye, se bifurca en dos planos, la de la realidad y la de apariencia; ese conjunto de cosas que son pulsiones eléctricas en nuestro cerebro; y son rostros, recuerdos, sensaciones que llamamos realidad y que bien no podría serlo.
El poeta y el filósofo (no todos) buscan la esencia de las cosas. El poeta a través de la palabra, desmenuzándola, golpeándola, buscando su verdad. El filósofo busca en los escritos literarios argumentos para validar uno u otro pensamiento filosófico. Busca, en la palabra que escribió el escritor, en ese arte, la esencia de las cosas.
Fuente: Ecdótica