Jorge Volpi recibe el Donoso y escapa al exotismo literario latinoamericano
En declaraciones a la agencia EFE, Volpi se mostró muy halagado por un galardón que le otorgó ayer la Universidad chilena de Talca, que es “muy raro que se le dé a escritores relativamente jóvenes” como él, señaló. Además se felicitó por escaparle al mercado que insta a los autores de la región a retratar un costumbrismo for export. “Nuestra intención era escapar de la obligación del escritor latinoamericano de ser exótico. A años de distancia creo que ese objetivo se ha cumplido”, dijo Volpi desde México al diario chileno La Tercera.
El jurado, en tanto, decidió distinguir al autor mexicano con este premio nacido en 2001, al considerarlo “una de las figuras señeras y más representativas de la literatura actual en lengua española”, tanto por sus novelas como por sus ensayos.
Precisamente estos géneros los cultiva Volpi indistintamente, y es un convencido de que ambos pueden mezclarse.
El autor, que dirige en México la cadena de televisión pública Canal 22, señaló que desde que comenzó a escribir, para él “siempre ha sido tan importante el ensayo como la novela”, algo que queda patente en sus obras, como es el caso de una trilogía del siglo XX.
Esa serie, formada por las novelas En busca de Klingsor (1999), El fin de la locura (2003) y No será la tierra (2006), “tiene mucho de ensayo” al tiempo que en algunos de sus escritos en este último género abundan los guiños narrativos.
El autor mexicano lamenta que con bastante frecuencia en los talleres literarios se trate de “evitar que una novela tenga divagaciones ensayísticas” y agregó que para él combinar ambos géneros es “una obsesión personal”.
“Podría decir de alguna manera que me siento y me gusta más la ficción, pero el ensayo me parece un género tan importante para mí como la narrativa”, agregó.
Próximamente el escritor mexicano presentará en la Feria del Libro de Bogotá su última obra, el ensayo El insomnio de Bolívar, que le valió el Premio Debate-Casa de América en junio pasado.
Esa obra, una reflexión de un panorama político, social y cultural de América Latina a principios del siglo XXI, plantea la necesidad de que la región haga frente a una serie de desafíos que tienen que ver con la democracia.
A propósito de Honduras, país que está inmerso en una crisis política derivada del golpe de Estado del 28 de junio y que centra en las últimas semanas la preocupación política, dijo que el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya repite los peores momentos de la historia política latinoamericana reciente.
“Honduras finalmente no había subvertido totalmente el régimen legal. Había maneras legales de tratar de impedir que el presidente Zelaya optara por la reelección. En vez de esto se optó por el más antiguo y oprobioso ejemplo de fuerza militar”, indicó.
Para el escritor, el futuro de la región pasa definitivamente por hacer frente a dos problemas: “la falta de institucionalidad” y “un desencanto con la democracia”, una problemática que, a su juicio, se manifiesta “en todos los países de una manera o de otra”.
Fuente: Revista Ñ